Olhar para as imagens
Las postales de Federico Garcia Lorca
Fietta Jarque
Hoy se envían mensajes, fotos. La experiencia de cualquier acontecimiento en la distancia - durante un viaje, o simplemente en otro sitio ajeno al del destinatario - se comparte en el instante. El antepasado de ese fenómeno empezó en los primeros años del siglo XX con las tarjetas postales. Era costumbre enviarlas a familiares y amigos durante un viaje, a veces hasta diariamente. Se consideraba importante elegir la imagen adecuada a cada persona y elegir bien las palabras en cada caso. Los textos eran necesariamente breves, como en Twitter. La exposición Geografía Postal, en Aranjuez, muestra la colección de postales acumulada por las familias García Lorca y Giner de los Ríos, con especial incidencia en las enviadas y recibidas por Federico.
La selección de las postales incluidas en esta exposición ha sido realizada nada menos que por el fotógrafo británico Martin Parr, miembro de la prestigiosa agencia Magnum. Un observador atento de la cotidianeidad y lo considerado ordinario en sus facetas más chirriantes. En el texto introductorio señala que lo que sigue siendo fascinante en las postales antiguas son las imágenes, más que los textos del dorso. "Un volcán en erupción o un esbozo art decó de un hotel modernista de Nueva York, entre otras, definen el siglo XX", escribe. En el catálogo de la exposición, editado por This Side Up, despliega esas imágenes y los textos de solo algunas de ellas.
Escogemos una de Luis Buñuel para Federico García Lorca, el 18 de junio de 1926 desde Chateauroux (Francia): "Queridísimo Federico: Dos letras sólo. El film es poco interesante (comercial, para el gran público) pero mucho para aprender el oficio. Lo terminaremos para otoño. Y... pienso comenzar el mío a principios del próximo año. Ahora (contéstame sinceramente por carta) atiende: ¿Quieres hacerme uno o dos escenarios para ponerlos al écran de mi debut? Ya sabes que esto da mucho dinero y yo sé que tú intentas ganarlo sea como sea". Pocas frases, pero suficientes para retratar una relación. En su introducción, Parr comenta que hay tarjetas de Federico "que ilustran el diálogo descarado y revelador entre éste y Dalí". Desenvuelve el caramelo de la curiosidad, pero el libro nos deja sin el dulce porque esos textos no se reproducen en la publicación.
Hay un elemento más de interés y es la introducción del lúcido escritor Enrique Vila-Matas, tiulada Archivo del inconsciente. En él describe el origen de su personal Archivo de la huella, conformado por más de un millar imágenes, que va colocando - siguiendo la estela de Aby Warburg y su Atlas Mnemosine - sobre paneles negros. Las postales de este libro están en su colección, dice, por el lado de las imágenes, no el de las palabras, porque para él lo importante es "mirar, mirar antes que nada las imágenes y hacerlo con los ojos del que no sabe nada y sólo cuenta con su archivo mental".
Fietta Jarque - Publicado em Blog de Babelia - Papeles Perdidos / El País