Quinta-feira, 31.03.11

Confeitos de amendoim para o plantador de amendoins

A pequena estudante e o presidente

 

Yoani Sánchez

 

 


 

Fue el primer presidente norteamericano contra el que grité una consigna. Ya no recuerdo con precisión las palabras de aquel insulto, pues han pasado casi treinta años. Sin embargo, guardo la sensación de mis puños crispados, de mi uniforme rojo y blanco sacudido con cada alarido que le lanzaba a Jimmy Carter, quien –según mi maestra de preescolar– iba a destruirnos la isla, las palmas, los pupitres del aula, la alegría.

 

Y tres décadas después estoy aquí, en La Habana, conversando con él y junto a otros rostros conocidos de nuestra incipiente sociedad civil. En poco me parezco ahora a aquella pionerita hundida en la histeria de los slogans políticos y este hombre con el que hablo no me encaja en el papel del gobernante que fue blanco de mis insultos.

 

Ahora es un mediador, un hombre que no parece interesado en borrar a Cuba del mapa, como una vez me aseguraron en la escuela primaria. Así que la niña que debió ser el “hombre nuevo” y el ex comandante de las fuerzas armadas de Estados Unidos se han encontrado en un momento de sus vidas en que ninguno de los dos tiene la misma posición de antaño; en que el camino de ambos ha tomado la dirección del diálogo, aunque un día hubiéramos podido matarnos, enfrentados en algún campo de batalla. Lo veo hablar y me pregunto si él sabrá que a mí me formaron para odiarlo ¿Estará al tanto de que fue el malo de mis cuentos infantiles, el rostro de las grotescas caricaturas de los periódicos oficiales, el hombre al que la propaganda gubernamental culpaba de todos nuestros males?

 

Claro que lo sabe y aún así me extiende su mano, me dirige la palabra, me lanza una pregunta. Aún así, el que fue “el enemigo” me regala sus frases amables. Fuera del hotel Santa Isabel donde nos hemos reunido, en algún colegio de la zona, otra niña repite sus consignas, aprieta las manos, vocifera, centra su mente en el rostro de un hombre al que dice aborrecer. Afortunadamente, ella también olvidará los vocablos que grita en este minuto, borrará de su mente los lemas cargados de resentimiento que hoy le hacen corear.

 

P.D: A continuación pongo el mensaje, acompañado de un presente, que entregamos al señor Jimmy Carter en nombre de varios bloggers y otros cubanos: La Habana 30 de marzo de 2011

 

 

 

 

 

Señor Jimmy Carter:

 

En nombre de varios bloggers alternativos y de otras personas de la sociedad civil cubana, queremos entregarle este presente. Se trata de una muestra pequeña de los alimentos que trabajadores por cuenta propia logran hacer a partir del maní, palabra con la que en Cuba nombramos al cacahuete, ese fruto seco que usted conoce tan bien. A lo largo de medio siglo, el maní ha sido uno de los pocos productos que ha escapado del control planificador de nuestro estado. Incluso en los días más duros del llamado período especial una de las pocas cosas que podía comprarse en mercado libre producido por personas independientes eran estos cucuruchos y confituras que hoy aquí le entregamos.

 

Hubo momentos en que tuvo que pasar prácticamente a la clandestinidad y el tradicional pregón de “maní, el manisero llegó…” se convirtió en una frase susurrada en los oídos de los clientes. Este transgresor alimento popular, al alcance de todos los bolsillos, se ha erigido en emblema de la resistencia ciudadana ante las pretensiones totalitarias, en un reducto de creatividad e ingenio ante el centralismo y el control. He aquí el maní, un vencedor de las dificultades, un porfiado desobediente transformado ahora en símbolo de unión, en punto de confluencia entre su pueblo y el nuestro.

 

Yoani Sánchez - Publicado no blog Generación Y

 

(N.E.: Cada vez mais Yoani Sánchez converte-se numa voz política confiável, democrática e defensora de liberdades individuais e humanas, a partir de seu blog Generación Y. Seu blog estrito, descritivo, denunciador e não-panfletário tornou-se também seu único escudo de defesa, uma defesa virtual e frágil mas que conta com milhões de testemunhas que permitem a ela a continuidade de sua corajosa e periclitante posição de resistência. Uma voz política para um futuro de entendimentos e de justiça social)

publicado por ardotempo às 19:57 | Comentar | Adicionar

Admiráveis vozes singulares

La literatura española en el mundo

 

Alberto Manguel

 

 

 

 

 

 

Con la excepción de algunos poetas de la primera mitad del siglo veinte, la buena literatura española dejó de escribirse a finales del Siglo de Oro", nos informó un profesor de literatura cuando teníamos trece o catorce años. Salvo ciertos lectores empedernidos, esta opinión prevaleció en Argentina durante toda mi adolescencia.

 

Borges había decretado que ninguna novela española, después del Quijote, valía el esfuerzo de ser leída (cuando alguien le dijo que Galdós era, en su opinión, mejor novelista que Eça de Queiroz, Borges le contestó "mi sincero pésame"). A pesar de tal desolado juicio, los lectores de mi generación descubrimos que la literatura española sí existía.

 

Aprendimos de memoria a Lorca, Cernuda, Aleixandre, Blas de Otero y Miguel Hernández; leímos (sin respetarlos lo suficiente) a Ortega y Gasset y Américo Castro; devoramos a los novelistas (que nos parecían extraordinariamente osados), de Goytisolo a Juan Benet, de Carmen Laforet a Mercé Rodoreda. Es cierto, sin embargo, que la literatura española influyó poco en los escritores de mi época, volcados sobre todo a la poesía y filosofía francesa, y a la novela americana e italiana.

 

Y luego vino el llamado Boom de la literatura latinoamericana, con el cual toda la literatura de la Península, a los ojos del lector de lengua castellana, dejó de existir. En parte como consecuencia de la mentada globalización, en parte por el nuevo aire que empezó a respirarse después de la muerte de Franco, en el nuevo milenio buen número de autores españoles empezaron a cobrar popularidad del otro lado del Atlántico. Hoy Javier Marías, Javier Cercas, Manuel Rivas, Antonio Muñoz Molina, Bernardo Atxaga son habituales best sellers; cuando le dije a mi hermana que conocía a Rosa Montero, se apareció con una pila de veinte novelas para hacerle firmar, diciéndome que para todas sus amigas, era una "diva absoluta".

 

En el mundo anglosajón, la situación es distinta. Si bien ciertos autores (Cercas, por ejemplo) son bien reseñados y bastante bien vendidos, y unos pocos otros pertenecen a esa nacionalidad sin fronteras que otorga el estatus de best seller (como el ubicuo Carlos Ruiz Zafón), la mayor parte de los editores anglosajones no parecen interesarse por la literatura de España. Es cierto que, desde siempre, el lector inglés no ha sentido mayor afinidad con los escritores de la península Ibérica. Ya Robinson Crusoe, rescatando algunos libros del naufragio, deja atrás los volúmenes "escritos por plumas papistas".

 

Sólo Don Quijote entra en el canon universal del lector inglés: ni Calderón ni Quevedo ni Góngora son admitidos. De la poesía española de este último siglo, no se conoce nada, salvo a Lorca. La revista inglesa Granta incluyó a algunos españoles en su lista de "los mejores narradores jóvenes en español", pero ninguno se ha convertido en estrella del firmamento literario británico. Algún crítico curioso en The Times Literary Supplement ha citado alguna vez a Ortega, pero de los otros pensadores españoles no se sabe nada. Cuando mencioné a Fernando Savater y a María Zambrano en una nota para The Washington Post, el editor (premio Pulitzer de crítica literaria) me preguntó quiénes eran.

 

En Alemania (donde sí conocen a Calderón, que es parte del repertorio nacional) hay un esfuerzo por publicar y hacer conocer a los autores españoles. En los países escandinavos, sólo un puñado de autores de novelas más o menos policiales son leídos (Vázquez Montalbán, Pérez-Reverte). En Italia, si bien parece haber un mayor interés que en el Norte por la literatura española, ésta (me confiesa una editora de Roma) no se vende. Pequeñas editoriales italianas sacan traducciones de poetas y ensayistas, y las grandes publican a los novelistas de mayor fama, pero esto no quiere decir que ni unos ni otros sean leídos: en Italia parece haber más editores que lectores.

 

Por razones históricas, económicas, a veces literarias y otras menos definibles, una cierta literatura alcanza a veces a interesar, en su conjunto, a lectores de otras lenguas. En algunos casos, adquiere en el extranjero una identidad uniforme: desde España, hablamos de literatura japonesa, por ejemplo, o mexicana, y sabemos a qué nos referimos. El caso de la literatura española no es tan simple. Javier Cercas o Almudena Grandes son leídos en Corea y en Finlandia, pero no de la misma manera. Quizás la literatura española se ha convertido, en estas últimas décadas, en algo tan complejo y diverso, que ha perdido su carácter nacional y se ha convertido en una multiplicidad universal de admirables voces singulares.

 

Alberto Manguel - Publicado em El País

publicado por ardotempo às 15:23 | Comentar | Adicionar

Editor: ardotempo / AA

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