Sexta-feira, 25.03.11

Deuses e monstros

Alguns gloriosos bastardos

 

Carlos Boyero

 

Algunos espíritus con tendencia a la dispersión, incapaces de dotar de orden sentimental y profesional su convulsa existencia, solo encontraban sentido a su vida en la certidumbre de que sabían encontrar en su casa el libro, el disco, la película que necesita cada estado de ánimo.

 

Aunque cualquier acto cotidiano bordeara el desastre, aunque a veces necesitaran esfuerzos épicos para levantarse de la cama, estaban seguros de que encontrarían amparo y fuerzas recurriendo a páginas impresas que estaban en el inamovible sitio al que las habías destinado en su guarida. Pero puede ocurrir que hacer obras mínimas en el devastado refugio, que el celo de la eterna asistenta por encontrar una armonía en medio del aparente caos, las funestas cosas de la vida que parecen superficiales derrumben con una chorrada ese equilibrio tan duramente conseguido. En ese momento solo queda tu memoria para recuperar lo que amas. Pero tu memoria, que era prodigiosa a niveles líricos y prácticos, que te reafirmaba en lo que amabas, a pesar del desánimo, exaltando las cosas normales o supuestamente prodigiosas que habías disfrutado, se torna como algo borroso, expresa balbuceos o desesperación cuando te falla, cuando no puedes identificar con un nombre lo que tienes tan diáfano en tu cerebro y en tu sensibilidad. Hay una respuesta inmediata en los nuevos y pragmáticos tiempos para todo aquello que la esclerosis de tu memoria intelectual y sentimental es incapaz de asociar con un nombre concreto.

 

Las enciclopedias y los diccionarios de la nueva era no exigen mancharte con tinta. El temblor ante ello de los incapaces de entender el progreso debe de ser parecido al que sintieron los retrógrados del siglo XV cuando apareció la imprenta de Gutenberg. Ahora, toda la sabiduría del mundo está concentrada en una tecla milagrosa que recupera asépticamente (como antes) todas aquellas cosas a las que tu memoria es incapaz de poner nombre.

 

El nuevo almacén de la sabiduría del mundo me cuentan que se llama Google, Wikipedia. Y los que vendrán. Y yo qué sé. Y un tal Mark Zuckerberg (sí, ese chaval asqueroso en la descripción que hacen de él en La red social) que es el legítimo rey del mundo, que ha cambiado para bien los tiempos, que ha propiciado gracias a Facebook la rebelión contra las dictaduras ancestrales de los más castigados y olvidados del planeta. Y me ocurre que sin poder encontrar en mi desordenada biblioteca (desde hace tiempo los libros que compro los regalo o los tiro, ya no tienen sitio en mi casa, pero con ese gesto tan práctico como desesperado también sabes que se está acercando la muerte) las páginas subrayadas con una pluma o un bolígrafo y las frases que te conmovieron ya no puedes recuperarlas en su exactitud, en su plenitud.

 

Hay autores clásicos y maravillosos de los que no se ha grabado en tu subconsciente ni una línea. Shakespeare es una excepción. Tienen mucha más potencia y lirismo sus dudas, interrogantes, afirmaciones o negaciones que sus argumentos.

 

En épocas desoladas y sin el menor deseo de consultar su exactitud en Internet hay expresiones de novelas y poemas que resuenan en tu deprimida cabeza. Pero es posible que las hayas deformado, que el autor no escribiera literalmente eso, lo que imaginas. Pero así es como lo interpreta tu ánimo. Por ejemplo, siempre atribuyo a Claudio Rodríguez, sin un cambio de coma o de palabra, lo de: "Si tú la luz te la has llevado toda, cómo voy a esperar ya nada del alba". También: "Ahora, que estamos en derrota, pero nunca en doma". Y son así en tu memoria. Y te ayudan, te consuelan, derraman bálsamo sobre las heridas. Y por supuesto, te la suda la transcripción fidedigna de las palabras del autor que refleja el ordenador.

 

A propósito de Céline, de ese fulano probablemente abyecto, chivato, paranoico, colaboracionista de nazis, cazador de judíos, al que debido a ello las instituciones de su país se niegan a conmemorar su deslumbrante escritura y la anarquía de su espíritu literario, siempre asocio la cita inicial de Viaje al fin de la noche, novela que devoré hace demasiados años, con "viajar es útil. Hace trabajar a la imaginación. Aunque todo conduzca al final de la noche". Pero a lo mejor me lo he inventado yo.

 

Siguiendo con los chicos malos que describieron maravillosamente los desastres de su vida, la tortura permanente de su corazón, la imposibilidad de cambiar su destino, siempre tengo en mi cabeza a los atormentados y contumaces borrachos Malcolm Lowry, Scott Fitzgerald, William Faulkner y Raymond Chandler. Me da la gana imaginar que ellos escribieron cosas como: "Si le gusta este jardín que es suyo, evite que sus hijos lo destruyan", "me conozco a mí mismo, gritó, pero eso es todo", "cuando bebo, ocurren cosas", "entre la pena y la nada, elijo la pena" y "todo era triste, solitario y final".

 

 

 

Los anteriores hablaron incomparablemente de sus ángeles y sus demonios elaborando ficciones. En el caso de Lowry, ese tembloroso habitante del volcán, el mejor retratista de las subidas y bajadas, lucidez extrema y delirios, autocompasión y desgarro, evocación y culpa, alegría y desolación, que marcan el universo interior de un alcohólico, no hay duda de que esa confesión es en primera persona, de que el Cónsul se llama Lowry, de que Yvonne salvó de las llamas esa novela escalofriante. Y ninguno de estos escritores tan profundos y doloridos, que jamás pudieron ponerse de acuerdo con la vida, violaron la ley, se limitaron a sobrevivir como pudieron, algunos bastante tiempo. Hay otros que la transgredieron, pisaron las cárceles, alcanzaron reconocimiento, fama y honor contando sus tragedias.

 

El extraordinario James Ellroy solo lo hizo en su feroz autobiografía Mis rincones oscuros, pero el delincuente voyeur, el volcánico huérfano de la asesinada puta La Dalia Negra late en todo lo que escribe. Jean Genet reivindicó el oficio de ladrón y el sadomasoquismo con poéticos chaperos. El yonqui William Burroughs le voló la cabeza a su señora y construyó parábolas frías, alucinadas e hipermodernas sobre el opresor sistema. El borracho Bukowski se hizo rico narrando con gracia ocasional pero insoportablemente repetitiva sus proletarias, existencialistas y sórdidas penas. Edward Bunker suena a auténtico, a verificable dureza relatando una vida que casi siempre ha estado entre rejas. Es el que mejor me cae entre los delincuentes salvados por la escritura.

 

Genet, Burroughs y Bukowski son flores del mal, de acuerdo, pero solo por un día, una moda glorificada por los modernos de cualquier época. Ni la menor nostalgia por revisitar en mi maltrecha biblioteca Diario del ladrón, El almuerzo desnudo y Escritos de un viejo indecente. Haber compartido adicciones no implica reconocer como arte la experiencia escrita de tanto colgado profesional. O mediático, como dicen ahora.

 

Carlos Boyero - Publicado em Babelia / El País

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publicado por ardotempo às 12:54 | Comentar | Adicionar

Jabuti (...chico, devolve o prêmio...)

Abertas as inscrições do Prêmio Jabuti, com novas regras

 

No último dia 22/03 a Câmara Brasileira do Livro apresentou o novo regulamento do Prêmio Jabuti, que agora tem 29 categorias. Em 2011 foram desmembradas quatro categorias: Arquitetura e Urbanismo; Artes; Comunicação; Ciências Exatas; Tecnologia e Informática; Ciências Naturais; Ciências da Saúde; Educação; Psicologia e Psicanálise, e foram criadas três novas: Turismo e Hotelaria; Gastronomia e Ilustração.

 

Com as mudanças no regulamento, apenas o primeiro lugar de cada categoria será laureado com o troféu Jabuti e o prêmio em dinheiro de 3 mil reais.

 

Também a partir desta edição, somente os livros vencedores - primeiro lugar - em cada categoria vão concorrer ao Livro do Ano Ficção e Livro do Ano Não-ficção, para evitar a polêmica ocorrida no ano passado com a premiação do vencedor principal atribuída a um livro classificado em segundo lugar, e que receberão 30 mil reais cada. As inscrições ao Prêmio Jabuti começaram no dia 23/03 e terminam em 31/05/ 2011.

 

Poderão concorrer apenas obras inéditas, editadas no Brasil entre 1º de janeiro a 31 de dezembro de 2010. A participação é aberta a editores, escritores, autores independentes, tradutores, ilustradores, produtores gráficos e designers. No ano passado, a premiação alcançou recorde de inscritos (2.867) entre todas as edições do concurso. Mais informações, regulamento e inscrições estão disponíveis no site do Prêmio Jabuti.

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publicado por ardotempo às 12:15 | Comentar | Adicionar

Limerique

Sobre o limerique

 

Cleonice Bourscheid

 

Limerick é um poema de cinco versos.

Tem sua origem na Irlanda, mais precisamente na cidade de Limerick, que lhe emprestou o nome.

Sua estrutura é formada por dois versos maiores seguidos de dois menores e um do tamanho dos primeiros.

Geralmente se utilizam 7 sílabas nos versos maiores e 5 nos menores.

Ou as maiores podem ter 10 a 12 sílabas e as menores, 7 a 8.

Os versos maiores rimam entre si, o mesmo acontecendo com os menores.

O tema é amplo, mas o estilo original do Limerick é a crítica, a ironia, a galhofa.

 

O primeiro verso tradicionalmente introduz uma pessoa e um lugar,

o lugar aparecendo no final do primeiro verso estabelecendo uma rima para o segundo e o quinto.

Nos limericks originais, o último verso era essencialmente uma repetição do primeiro,

embora hoje em dia não seja mais usual.

 

A referência mais antiga encontrada é um poema de São Tomás de Aquino (1225-1274),

que se encaixa no padrão métrico.

 

Sit vitiorum meorum evacuatio

Concupiscentae et libidinis exterminatio,

Caritatis et patientiae,

Humilitatis et obedientiae,

Omniumque virtutum augmentatio.

 

Tradução:

 

Que meus vícios sejam esvaziados

O desejo e a luxúria banidos

Caridade e paciência

Humildade e obediência

E todas as virtudes aumentadas.

 

Let my viciousness be emptied,

Desire and lust banished,

Charity and patience,

Humility and obedience,

And all the virtues increased.

 

Esta forma foi popularizada por Edward Lear (1812-1888) no seu Book of Nonsense.

Era muito respeitado como artista e chegou a dar aulas de desenho para a rainha Vitória.

 

There was an Old Man with a nose,

Who said, "If you choose to suppose,

That my nose is too long, 

You are certainly wrong!"

That remarkable Man with a nose.

 

Um certo velhote narigudo

Xingava: Não diga, seu posudo,

Que meu nariz é comprido

Você é doido varrido

E coçava o nariz com dedo e tudo.

 

A avezinha caiu na panela

Vovó cozinhou com canela

Na hora do almoço

Foi aquele alvoroço

Vovô tropeçou na panela.

 

Romilda a velha birrenta

Toma café com pimenta

O velho curioso pergunta:

Isto alimenta?

Que lhe importa? retruca a birrenta. 


 

Cleonice Bourscheid

publicado por ardotempo às 02:27 | Comentar | Adicionar

Visita aos quintais e carnavais

Gossips, gossips

 

 

 

 

Depois de deixar nosso país, o Air Force One aterrisou além-Andes, no Chile. Lá, como aqui, os irmãos do norte foram recepcionados pelas mais altas autoridades, incluindo a ex-presidente Michelle Bachelet. Ao se aproximar de sua velha conhecida, Obama, malandrinho dos morros do Alabama, não se furtou a um chiste e lascou:

 

- E aê? Senta aqui no Colo Colo do pai véio!

 

Os risos foram gerais. O cara sabe quebrar o gelo.

 

Mais tarde, a família do Tio Sam foi levada a conhecer o local onde, no ano passado, foi realizado o histórico resgate dos mineiros. Michelle Obama, como boa mãe que é, mostrou-se muito preocupada durante a visita. Quando suas filhas brincavam de pegar, correndo na volta, tratou de alertá-las:

 

- Olha aí, não vão me cair na porra desse buraco!

 

Adios, Bolívia!

 

Ao se despedir do Brasil, a patroa do "homem mais poderoso do mundo" não se fez de rogada. Como não ganhou de presente uma camiseta do Flamengo, meteu no corpinho sarado um vestido com as cores do Veranópolis Esporte Clube - o pentacolor da terra da longevidade.

Grande sacada!

 

Publicado no blog  Bipolar Flexível

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publicado por ardotempo às 02:19 | Comentar | Adicionar

Editor: ardotempo / AA

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