Segunda-feira, 28.02.11

Instalação de street-art em Bienal de Arte Contemporânea ou fotografia?

 

O que poderia ser?

 

Instalação como afresco urbano de "street-art" em Bienal Contemporânea Internacional de Artes Plásticas - Placa de brita e asfalto com colagem de luva de borracha e pintura branca sintética de alta resistência abrasiva, em grande formato, colocada verticalmente no espaço expositivo - autoria do artista plástico Alexandre Schlee Gomes

 

ou seria

 

Fotografia do natural - pelo fotógrafo Alexandre Schlee Gomes

 


 

publicado por ardotempo às 20:02 | Comentar | Adicionar

O ataque contra os ciclistas de Porto Alegre

 
O Serial Killer de Porto Alegre
 
O terrível serial killer de Porto Alegre, o atropelador em massa de ciclistas, o valente do volante do automóvel Golf negro de rodas velozes, chama-se Ricardo José Neis. O “maverick” livre, macho, veloz e imperativo que ninguém bloqueia. O malvado que odeia bicicletas. O baby boomer hedonista que não suporta esperar, com seu potente veículo, atrás de algumas frágeis e lentas bicicletas.
 
Ele é alto funcionário do Banco Central do Brasil, está blindado com seus advogados e alega legítima autodefesa pois sentiu-se ameaçado ao ver tantas bicicletas à sua frente, todos de costas para ele, seguindo na mesma direção em que ele trafegava num automóvel reluzente, desafiadoramente com muito menos velocidade do que ele era capaz de imprimir ao seu novo e potente carro. Insuportável situação aquela que o impedia de ir em alta velocidade, como sempre estivera disposto a fazer, nas suas ruas, nas suas estradas. O seu ir e vir é mais importante, naturalmente, do que o ir e vir de milhares de outras pessoas na mesma cidade. 
 
Se fossem tanques de guerra, ônibus, carros, cavalos ou até mesmo sólidas motos, ele aguardaria um pouco ou até desviaria pela rua lateral. Mas bicicletas e meros ciclistas... NÃO, aquilo era definitivamente insuportável. O serial killer odeia ciclistas, como odeia os pedestres e não estancaria frente a capivaras silvestres ou galinhas...
 
O alto funcionário do Banco Central não hesitou e acelerou gloriosamente, coração e instinto destemidos, como num vídeogame e os atropelou a todos, pelas costas, jovens, adolescentes, mulheres, crianças, cães. Nada seria obstáculo à sua confirmada valentia no trânsito. Um sucesso nas telas.
 
Sente-se ainda chocado pela visão apocalíptica e assustadora de tantos ciclistas obliterando o seu caminho e o seu natural ritmo imperativo; a ele, o piloto audaz do Golf negro, a quem ninguém ousaria desafiar.
 
Portanto, naquele seu gesto higiênico e industrial, ele expressara a sua mais profunda repulsa a todos e em especial à lentidão anacrônica das malditas bicicletas que ele tanto odiava.
 
Ele, o “maverick”, o funcionário do monumento ao dinheiro, passou por cima de todos, esmagando prazerosamente as bicicletas, convencido que está inocente desde o primeiro instante e com as razões de sua própria escolha, um mártir dos tempos de dinâmica velocidade e uma espécie de Muamar Kadhafi do trânsito de Porto Alegre, a quem todos devem aprender a respeitar e temer.
 
 
publicado por ardotempo às 16:22 | Comentar | Adicionar

Honra e respeito

Salinger y los nuevos tiempos
 
Enrique Vila-Matas 
        
Vivimos de espaldas a la memoria del mundo, como si temiéramos ser vistos como anticuados por recordar algo del pasado. Y hay una constante inmersión autista de lo mediático en un efímero presente que borra todo lo demás. Se habla, por ejemplo, de la crisis de la prensa escrita como si fuera un tema de nuestros días, de "rabiosa actualidad". Pero esa crisis es muy antigua. 
 
Leyendo J.D. Salinger. Una vida oculta, la excelente biografía de Kenneth Slawenski (Galaxia Gutenberg), me he acordado de una crisis que fue realmente clave y que tuvo lugar a principios de la década de 1960. 
 
¿Cómo explicarnos que muchos periodistas de hoy parezcan desconocerla? En eso sucede lo mismo que con las constantes polémicas que nos parecen tan de actualidad, pero que en el fondo repiten discusiones que ya tuvieron lugar en otros días y que se habían ya hasta apagado de tanto repetirse.
 
Me he encontrado con la crisis de prensa de los años 60 en el libro de Slawenski. Desde siempre me interesó averiguar las causas más probables del abandono, por parte de Salinger, de la vida pública. Y he encontrado una posible clave de su deserción en ciertos episodios de una 'guerra de la prensa neoyorquina' que tuvo lugar a principios de la década de 1960. En esos días, la mayoría de los estadounidenses se informaban de los acontecimientos y de las corrientes de opinión a través de diarios y revistas. Los informativos de televisión estaban aún en pañales. Sin embargo, el asesinato de Kennedy iba a demostrar en 1963 el poder del medio para atraer una audiencia masiva: al final de la década, la influencia de la prensa se vería eclipsada por el periodismo televisivo. 
 
Nos cuenta Slawenski que el cambio del deseo del público de noticias impresas a favor de las televisadas se produjo de forma irregular. En lugares como Nueva York, donde el número de diarios era extraordinario, la transición fue violenta. Cuatro periódicos, entre ellos New York Times, competían por un público lector siempre menguante y libraban una guerra continua por la difusión.
 
Ciertas reglas del juego se quebraron. El Herald Tribune intentó dinamitar el prestigio de The New Yorker, el suplemento dominical de NYT y atacaron a William Shawn, el director, un hombre siempre en la sombra y tan famoso por su deseo de privacidad como su amigo y colaborador J.D. Salinger. Para el autor de El guardián entre el centeno, The New Yorker formaba parte de su propia familia y Shawn era algo más que un amigo. El Herald Tribune había fichado a periodistas brillantes, como Tom Wolfe, quien, nada más ingresar en la redacción, decidió lanzarse directamente a la yugular de Shawn, y no sólo escribió dos hirientes parodias sobre el estilo de dirección y hábitos personales de éste, sino que lo asedió por teléfono solicitándole una entrevista.
 
Particularmente injurioso fue Pequeñas momias. La verdadera historia del soberano del país de los muertos vivientes de la calle Cuarenta y tres, el artículo de Wolfe contra Shawn y la redacción de su suplemento. Muchos famosos escribieron cartas en defensa de Shawn y se escandalizaron de que la reputación del Herald Tribune hubiera ido a parar a las cloacas. Pero ninguna carta acaparó más atención que la de J.D. Salinger, que conocía ya muy bien en esos días lo que era ser manipulado y descalificado por la prensa. Salinger habló de honor y respeto. Sonó extraño. Eran dos palabras anticuadas
 
Pero es que honor y respeto eran cualidades esenciales para él, estaban grabadas en su personalidad: eran sólidos atributos por los que el escritor medía su vida y las de los que le rodeaban. Escribe Slawenski: "No sólo se exigía a sí mismo rectitud y gentileza, sino que también las esperaba de los demás, y siempre mostraba sorpresa y aflicción cuando lo trataban de forma ruda o decepcionante (...) Incluso la carta más mordaz y desdeñosa de Salinger se ceñía a una cortesía de la que nunca se le habría ocurrido desprenderse. Lo que más le dolía era la insensibilidad de los demás: la falta de percepción en una crítica, la promesa rota de un amigo, la mentira de un niño"
 
Todo indica que ni Shawn ni su amigo Salinger captaron el concepto que estaba detrás de la maniobra del Herald Tribune. No se trataba en absoluto de respeto ni honor (¡cosas tan anticuadas!), sino de difusión, publicidad y dinero, precisamente todo lo que más desdeñaba J.D. Salinger. Los tiempos estaban cambiando. Empezaba una época en la que los brillantes demoledores de iconos, como Wolfe (hoy en día, pagado con su propia medicina, demolido también él), iban a sentirse cómodos y triunfarían, mientras que Salinger - también él un icono - no se identificaría con las deshonestas nuevas formas de un mundo en el que honor y respeto no iban a ser ya más respetados.
 
 
Todo eso debió de alertar a Salinger, que decidió esconderse aún más, alejarse ya sin paliativos de lo que podríamos llamar la "frenética profesión". ¿Frenética? No tiene por qué serlo si el éxito en ella depende de la opinión que uno tenga sobre sí mismo. "Piensa bien de ti, y habrás ganado. Pierde tu autoestima, y estás perdido", dice el hombre sensato. Pero por esa misma razón se trata una profesión delirante, porque va desarrollándose en ella un complejo de persecución cuando uno comprende que es la pura verdad que la gente que no habla bien de ti te está matando.
 
Era mejor apartarse, y así lo vio Salinger. En la era de la difusión, publicidad y dinero, no había - no hay - sitio para el honor, el respeto, la gentileza, la sensibilidad hacia los otros. Cuando pienso en esto, me acuerdo del viejo loco que vi ayer en la calle. Parecía que pidiera limosna, pero cuando pasé por su lado le oí decir: "Pero al fin y al cabo, ¿en qué consiste tanta felicidad?". En difusión, publicidad y dinero, pensé. Pero en ese momento vi que la felicidad a la que se refería era la suya.
 
Enrique Vila-Matas - Publicado em El País
Imagem: Pintura de Edward Hopper
publicado por ardotempo às 03:07 | Comentar | Adicionar
Domingo, 27.02.11

Prudência

Em direção à Argélia

 

 

 

 

Pierre Yves Refalo - Atenção com os camelos - Fotografia  (Deserto do Saara - Marrocos) 1982

publicado por ardotempo às 18:04 | Comentar | Adicionar

Gal Opido - Retrato

retrato-na-abertura-da-mostra

 

 

 

 

 

Giacomo Favretto - Retrato de Gal Opido - Fotografia - Museu Afro-Brasil (São Paulo SP Brasil), 2011

publicado por ardotempo às 15:17 | Comentar | Adicionar

As verdades do sofrimento

Una lección sobre el arte de la ficción
 
Alberto Manguel
        
 
Quizás hay ciertas formas narrativas que corresponden al espíritu de una época: la novela epistolar al siglo XVII, la saga balzaciana al XIX, la ficción que requiere la complicidad del lector, al XX. Si es así, sugiero que una de las formas elegidas por los escritores del siglo XXI para dar voz a nuestra época es la novela fragmentaria en la que, bajo la forma de cuentos individuales, los mismos personajes juegan, de fragmento en fragmento, roles mayores o menores. En los últimos años, La novia de Odessa de Edgardo Cozarinsky, Fama de Daniel Kehlmann y ahora Amor y obstáculos de Aleksandar Hemon son espléndidos ejemplos de este género.
 
Amor y obstáculos es la historia, en ocho cuentos, de un joven bosnio cuyo nombre va cambiando según los apodos que le dan los distintos personajes con los que se encuentra (Trabuquillo, Dirigent, Comando), sea en Kinshasa, en Sarajevo, en Hamilton, en Chicago. De historia en historia, van apareciendo sus rasgos: es un adolescente perdido en la noche africana; es un joven que escribe poesía y cuentos; es un muchachito que escucha a Led Zeppelin y lee a Rimbaud; es un vendedor ambulante de revistas norteamericanas que anhela un paraíso de mediocridad; es un inmigrante más de la comunidad exyugoslava en exilio, viviendo entre estafadores y mafiosos; es una nueva estrella literaria que llega a publicar en The New Yorker; es un estudiante de inglés en Chicago, cuyos padres están en Sarajevo y, en ciertos otros momentos, en Zaire y en Canadá; es un literato que se encuentra con escritores mayores y famosos, tanto bosnios como norteamericanos; es un jovencito inocente y también un hombre de mediana edad carcomido por la experiencia.
 
El proteico bosnio es como una suerte de testigo crítico de nuestro tiempo.
 
En el fondo de todos estos relatos está siempre la guerra, o el recuerdo de la guerra, evocada de cierta manera como un arquetipo literario, a través de anécdotas al parecer triviales, y por lo tanto más espantosas, o por medio de testimonios tergiversados, reconstruidos como ficción o como sueño. La guerra (de la ex-Yugoslavia o de Vietnam, por darle dos de sus nombres más recientes) aparece en la obra de Aleksandar Hemon como horriblemente presente y a la vez intemporal, como una encarnación de Troya, la guerra que es el trasfondo de todas nuestras vidas, tanto en Sarajevo destruida y rehabilitada como en América indiferente y codiciosa. Hay en la escritura de Hemon una furia apenas disimulada contra la imbecilidad y la fuerza bruta de todas nuestras sociedades, un sarcasmo a flor de piel que oculta una majestuosa indignación, similar a aquella que en la Edad Media se llamaba cólera justa.
 
Lo más extraordinario de este libro extraordinario es la habilidad y precisión con la que todo esto se enlaza, y que la prolija traducción de Damià Alou deja entrever. Hay una disimulada virtuosidad en la manera en la que Hemon teje y desteje su biografía ficticia con elementos (nos asegura la solapa) que corresponden a los de la vida del autor y otros muchos que pueden ser o no parte de su propio recorrido. El último cuento o capítulo, 'Las nobles verdades del sufrimiento', glorifica y denigra el valor de la experiencia vivida. 
 
El joven bosnio, que ya se ha hecho estadounidense, vuelve a su Sarajevo natal a visitar a sus padres y es invitado por la Embajada de Estados Unidos a festejar a un escritor norteamericano, Richard Macalister, que acaba de ganar el Premio Pulitzer. Por amor propio, por envidia, por generosidad, el joven se presta a ser el lazarillo de Macalister en Sarajevo, y hasta lo invita a comer en casa de su familia. Ante la estupefacción del joven, Macalister acepta. La comida resulta, para el joven, una pesadilla: la familia se comporta con incultura y brutalidad, el padre apabullando a Macalister con preguntas personales y obligándolo a tomar vino (Macalister es abstemio porque sufre de alcoholismo), la madre llenando su plato de comida grasosa (Macalister es vegetariano). 
 
Tiempo después, el joven lee la nueva novela de Macalister, que trata de un veterano de la guerra de Vietnam, y descubre azorado que aquella comida se ha transformado en la escena clave del libro. Pero todo ha sido deformado: ahora se trata de un soldado que visita a la familia de un compañero muerto; la hospitalidad de la madre adquiere un tono nefasto, el interrogatorio del padre (que en la realidad giraba en torno a la carrera literaria del joven) es ahora sobre la guerra, y el valor y coraje del hijo muerto. Todo ha sido utilizado para la alquimia de la narración, incluso detalles atrozmente íntimos, para describir no una banal visita turística sino la vida y la muerte de personas y civilizaciones. De pronto, con una última vuelta de tuerca, Hemon transforma un ejercicio de autobiografía literaria en una lección sobre el arte de la ficción, sobre la verdad de la mentira literaria, sobre la constante injusticia de toda guerra, sobre la constante injusticia (y redención) de la condición humana.
 
 
 
Alberto Manguel - Publicado em El País
tags: , ,
publicado por ardotempo às 14:56 | Comentar | Adicionar

A paciência tem limites?

O povo desorganizado
 
Ferreira Gullar
 
O fim da ditadura de Hosni Mubarak, no Egito, pode suscitar indagações acerca das consequências que podem advir dela, mas num ponto todas as opiniões parecem coincidir: foi o povo desorganizado que pôs abaixo o regime autoritário que durara 30 anos.
 
No Egito havia - e ainda há - numerosos partidos e organizações sociais que, de uma maneira ou de outra, vinham atuando na vida do país. Mas não partiu de nenhuma delas a mobilização popular que, concentrada na praça Tahrir, durante 18 dias, obrigou o ditador, obsessivamente apegado ao poder, a abrir mão dele. A fagulha que incendiou a nação egípcia foi o suicídio de um jovem, em resposta ao abuso da repressão policial.
 
Esse gesto desesperado despertou a revolta inicialmente de algumas dezenas de jovens, depois de centenas, de milhares e finalmente de milhões de cidadãos. Ignorando o poder repressivo do regime, foram para a rua, ocuparam a praça e receberam o apoio do povo egípcio. O povo desorganizado se mobilizou e através da internet passou a coordenar suas ações e seus objetivos. 
 
Parece um milagre? Pode parecer, mas não é. A razão disso é que o povo é, de fato, o detentor do poder, esteja ele organizado ou não.
 
Essa rebelião popular espontânea leva-me a refletir sobre o que chamo de "povo desorganizado". 
 
O que é, então, o povo organizado? Certamente aquelas parcelas da população que atuariam nos sindicatos e em outras entidades profissionais, estudantis e culturais. O objetivo de tais organizações, ao serem criadas, é defender os interesses das categorias e classes sociais que representam. A verdade, porém, é que isso nem sempre acontece e pode até mesmo ocorrer que tais organizações passem a se valer de sua suposta representatividade para atuar contra os interesses que deveriam defender.
 
Isso pode acontecer de várias maneiras, especialmente nos regimes autoritários. Por exemplo, no Brasil, quando os militares tomaram o poder, prenderam as lideranças sindicais e as substituíram por agentes do regime. A partir de então, essas entidades, que deveriam representar o povo organizado, agiam em sentido oposto, isto é, impedindo toda e qualquer manifestação contrária ao governo. Por isso que a primeira grande manifestação popular contrária à ditadura - a passeata dos Cem Mil - nasceu da mobilização espontânea de intelectuais e artistas que, em face da repressão policial, se concentraram num teatro e dali apelaram para a solidariedade da população, que aderiu a eles.
 
Mas essa noção da potencialidade política do povo desorganizado deveria ser acionada também no estado democrático, quando as entidades, que deveriam lutar pelos direitos da população, são cooptadas pelos que exercem o poder.
 
No Brasil, temos um péssimo exemplo: o de Getúlio Vargas, que, ao criar o imposto sindical, anulou a combatividade dos sindicatos de trabalhadores. Foi uma medida maquiavélica. Enquanto em outros países os sindicatos nascem da conscientização dos trabalhadores, que neles se organizam e os mantêm com sua contribuição mensal, os nossos, sustentados pelo imposto que é cobrado de todos os assalariados e controlado pelo governo, dispensam a participação efetiva dos assalariados.
 
Noutras palavras, são entidades-fantasmas, que não nasceram da necessidade dos empregados de se organizarem em entidades que defendam seus direitos. Por isso mesmo, poucos são os trabalhadores que delas participam, enquanto os oportunistas, com o apoio de minorais organizadas, passam a dirigi-las, impondo-se como lideranças fajutas.
 
Através delas, vinculam-se a partidos políticos, elegem-se deputados, tornam-se ministros e passam a atuar na vida política. Como a maioria dos trabalhadores ignora tudo ou quase tudo do que estou dizendo aqui, esses impostores passam por ser líderes de verdade e servem de "pelegos" para manter os trabalhadores submissos aos jogos de interesses.
 
Agora, mesmo esses falsos líderes apresentaram-se como defensores de um aumento do salário mínimo maior que o oferecido pelo governo, num jogo de cartas marcadas, demagógico, cujo resultado estava previsto.
 
E assim as coisas irão até que, um dia, o povo desorganizado perca a paciência e acabe com essas lideranças de araque e esses sindicatos de mentira.
 
Ferreira Gullar - Publicado na Folha de São Paulo / UOL
tags:
publicado por ardotempo às 14:22 | Comentar | Adicionar

Construtor de guitarras

Hacedor de guitarras
 
Antonio Muñoz Molina        
 
En París, en el otoño de 1912, Pablo Picasso hizo una guitarra. No la dibujó, no la talló en madera o la modeló en cera o en barro, no hizo ni un cuadro ni una escultura ni un boceto. Hizo una guitarra, completa, aunque también inútil, una guitarra con sus cuerdas, su mástil, su caja de resonancia con un agujero en el centro, sus clavijas, un objeto tridimensional que a continuación colgó de un clavo en una pared, y le pegó debajo un trozo de cartón doblado como si fuera un soporte, o el filo de una mesa de café. La guitarra la hizo con lo primero que encontró a mano en el gran desorden del taller, que según testimonios contemporáneos tenía mucho de chamarilería o de almacén de trapero, de desván en el que apilados contra las paredes o clavados en ellas con tachuelas estaban algunos de los cuadros que iban a trastornar el arte del siglo XX, aunque por entonces muy pocas personas los habían visto. Hizo la guitarra recortando con unas tijeras de sastre anchas láminas de papel de envolver y trozos de cartón. Las seis cuerdas y los trastes eran hilo basto de atar paquetes. El hueco en el centro de la caja era un tubo de cartón que visto de cerca podría haber pertenecido a un rollo de papel higiénico. La cejuela -acabo de consultar el nombre en una enciclopedia: la pieza horizontal debajo de las clavijas- era un trozo pequeño de cartón doblado por la mitad.
 
 Recortaba, pegaba, apartando de cualquier manera dibujos y hojas de periódico para hacer espacio sobre la mesa. Los grandes ojos románicos los tendría guiñados para evitar el humo del cigarrillo que le colgaba de la boca. El pelo le caería sobre la frente: el flequillo de gnomo y de hombre moderno que aún tiene en las fotos de aquel año y del año siguiente. La expresión de Picasso en esas fotos es a la vez de enajenación y de burla: todo el día, todos los días, yendo a los cafés o encerrándose en el estudio, la mirada, la imaginación y las manos, ocupadas siempre en algo, en observar o en hacer, en observar y en hacer al mismo tiempo, los dedos distraídos doblando un trozo de cartón sobre el mármol de la mesa del café en el que hay una botella, una jarra, el periódico del día, una pipa, o buscando en el bolsillo de la chaqueta un cuaderno en el que anotar cosas o dibujar bocetos, mientras al fondo del café la orquestina toca piezas sentimentales y repetidas, valses, polcas, canciones de moda.
 
No hay una sola forma que no atraiga la atención clínica de esa mirada, que no despierte en las manos el instinto de hacer, en las yemas de los dedos la apetencia de una pluma o de un lápiz de carboncillo para ponerse a dibujar allí mismo, sobre el mármol del velador. Cada objeto es una epifanía, una forma admirablemente cerrada sobre sí misma, perfecta, sólida, no gastada por el uso, no borrada por su cotidianidad. La botella, la pipa, la caja pomposa del contrabajo, las volutas como de capiteles clásicos en las que acaban los mástiles, ese hueco de negrura en el centro sobre el que resaltan las paralelas de las cuerdas. 
 
El espectáculo de lo diario ya había subyugado a Degas, a Toulouse-Lautrec, al monástico Cézanne. Cézanne había enseñado a mirar los objetos puestos sobre una mesa no como ficciones de la luz sino como volúmenes macizos y arquetipos platónicos: la esfera de una manzana, el cilindro de la botella, el ángulo de una mesa, la curva de un mantel dotado de una consistencia caliza. Toulouse-Lautrec se había deleitado con la música de las orquestinas y de los bailes de suburbio. Degas había dibujado bocetos portentosos de contrabajistas vistos de espaldas, de violinistas que establecen con su postura perspectivas imposibles. 
 
Picasso, en ese otoño de 1912, fue mucho más allá; no sólo dibujó o pintó lo que veía con esa destreza suprema de un joven talento adiestrado desde niño en las mejores disciplinas artesanales del oficio, exaltado por su descubrimiento de la modernidad en Barcelona y París: en vez de representar las cosas en el espacio plano de la pintura las hizo tangibles, tan presentes como si estuvieran todavía sobre la mesa del café. 
 
En vez de pintar al músico fatigado de tocar siempre lo mismo recortaría y pegaría encima del lienzo o de una pieza de cartón un trozo de la partitura misma. En vez de copiar como en un bodegón la botella de licor y a su lado el periódico recortaría la silueta de una botella en una hoja tupida de tipografía, con titulares y noticias terribles o triviales. En la mesa caótica del estudio la obra se va haciendo no con los materiales nobles de la tradición -los pinceles, los botes de color- sino con los residuos mismos de la vida de todos los días, lo más barato, lo que igual cae al suelo y es pisado o barrido o se queda meses acumulando polvo, periódicos, papel de embalar, cajas de cartón, chinchetas, puñados de arena, trozos de madera, hilo bramante, muestras de papel pintado con florecillas y adornos de comedor de medio pelo. Una botella de feroz anís del Mono y una guitarra -en esa época instrumento de músicos ciegos y gente marginal- invocan en París el desgarro de las tabernas españolas. 
 
Durante meses, en el otoño y el invierno de 1912, en la primavera de 1913, en el verano de ese año, Picasso inventa, dibuja, recorta formas de guitarras como un pianista maníaco que nunca se fatiga de explorar variaciones posibles de una melodía muy sencilla. El taller, el cuaderno, son lugares de metamorfosis: el hueco redondo de la guitarra es una luna llena o el péndulo de un reloj o la cara redonda de un monigote con mostachos engomados. Su perfil es el de una cara y el de una oreja. Las cuerdas se pueden convertir en cordones de zapato. Las acanaladuras de la madera están hechas recortando papel barato de imitación madera o bien simulando ese mismo papel con un cuidado de falsificación absurda. La botella acaba siendo una clavija o el hueco de una cerradura. 
 
La frágil guitarra de papel y cartón y cuerda de envolver se transforma en otra idéntica pero mucho más perdurable hecha de láminas de metal y de cuerdas de alambre. El papel de periódico de los collages muy pronto se vuelve amarillo: el metal y el alambre se oxidan al cabo del tiempo. La obra de arte no es un objeto intangible y sagrado: la modifica la intemperie de la vida real, la muerde la luz, está expuesta a los azares de mudanzas y pérdidas.
 
Tendemos a ver el cubismo con la reverencia y la solemnidad de lo que se ha vuelto sagrado: estos días, en el MOMA, uno de los muchos méritos de esta exposición de guitarras de papel y guitarras de hojalata y collages pegados con engrudo hace ya casi un siglo es devolvernos la carcajada de celebración y desafío, el descarado humorismo que está en el origen del arte moderno, la gran broma en serio de Picasso.
 
Antonio Muñoz Molina - Publicado em Babelia / El País
tags: ,
publicado por ardotempo às 13:57 | Comentar | Adicionar

Bicicletas assassinadas

 
Atropelamento múltiplo de ciclistas em Porto Alegre
 
Na noite de sexta-feira dia 25 de fevereiro, no bairro Cidade Baixa em Porto Alegre, um automóvel Golf preto, novo, atropelou e derrubou cerca de 200 ciclistas do grupo Massa Crítica, ferindo com gravidade 15 ciclistas, removidos com urgência ao Hospital de Pronto Socorro, destruindo totalmente 20 bicicletas e danificando dezenas de outras. Na sequência, em alta velocidade, fugiu do local do crime, abandonando dezenas de feridos graves no asfalto da avenida. A Polícia de Porto Alegre mostrou-se incapaz de identificar e prender o agressor, apesar de ter localizado o carro danificado na madrugada de sábado no bairro Partenon, abandonado e com a placas de licença removidas.  A Polícia já sabe que o carro pertence a um morador do Centro de Porto Alegre, que tem a idade de 47 anos, porém não consegue informar sua identificação, localizá-lo fisicamente e tampouco esclarecer o motivo que o levou a "a participar do acidente".
 
Aparentemente o proprietário, talvez o motorista, chama-se Ricardo José Neif, 47 anos, e seria morador no centro de Porto Alegre.
 
 
Carta aberta de repúdio ao Delegado Gilberto Almeida Montenegro e à Polícia Civil do RS
 
Em primeiro lugar, Sr. Delegado de Polícia Gilberto Montenegro, nós os ciclistas não cometemos erro nenhum, estávamos utilizando as vias públicas de Porto Alegre com meios de transporte autorizados e legais, o que inclusive deveriam ser incentivados para que não ocorram congestionamentos e poluição ambiental.
 
O “erro” que o Sr, afirma, muito menos foi um ”erro grave”, pois legalmente não se necessita pedir autorização para nenhuma entidade para pedalar bicicletas em conjunto, repito, em vias públicas de Porto Alegre ou em qualquer cidade brasileira. Além disso, a EPTC sabia dos eventos da Massa Crítica.
 
Outro equivoco do Sr. – ninguém impediu o direito de ir e vir de ninguém – estávamos andando nas vias como meios de transporte legítimos, bicicletas, conhece o Sr. uma bicicleta, sabe o que é? Um veiculo aceito e autorizado ao trânsito urbano pelo Código Nacional de Trânsito?
 
Não era uma manifestação e sim um deslocamento para uma festividade, com muitas pessoas utilizando o mesmo meio de transporte. Eram 200 carros, Sr. Delegado? Não, eram singelas bicicletas, pois se todos fossemos de carro ficariamos congestionados na via pública. Isso sim seria um transtorno para muitos.
 
Os automóveis frequentemente são os que obstruem a minha passagem de bicicleta pelas vias, pois normalmente ando mais rápido que um carro para ir da perimetral até a Olavo Bilac, pela José do Patrocínio.
 
Sr. Delegado, responda-me uma coisa somente: porque nos dias de futebol várias ruas são legalmente fechadas e o fluxo de carros é totalmente impedido para que torcedores, apenas torcedores pedestres, passem? Estas manifestações são consideradas mais “legítimas” pela polícia? Elas podem impedir o direito de ir e vir de todos os outros que nada têm a ver com futebol, e que às vezes muitas vezes, por questões urgentes, até de saúde e de risco de vida, necessitariam passar por aquelas vias bloqueadas?
 
Com mais 100 ciclistas derrubados, 20 bicicletas, eu disse 20 bicicletas totalmente destruídas, além das dezenas de feridos graves e um carro bastante avariado, como o Sr acha que “ainda não é possível afirmar que o motorista teve alguma intenção de matar”?  As testemunhas, e são várias, e o Sr. já deve tê-las ouvido como delegado de polícia que é, disseram que o carro acelerou deliberadamente, com intensidade e não parou mesmo com pessoas sobre o capô e bicicletas amontoadas embaixo do carro. E o Sr. afirma publicamente que não foi com intenção de matar? Em nome do que e de quem o Sr. defende esse agressor que não conhecemos?
 
Por favor, só posso interpretar esta declaração como tendenciosa, defendendo, protegendo e ocultando o criminoso. Ainda por cima está esperando ouvir o motorista para que ele confirme ou não que teve a intenção de matar ou ferir alguém? Ora, me desculpe, isso não é polícia investigativa, Sr. Delegado Gilberto Almeida Montenegro. Por acaso, vocês já conhecem o motorista? Ele é policial? É alguém de nome importante na cidade ou filho desse alguém considerado importante? A polícia está ganhando tempo e acobertando alguma coisa? Esperando o tempo passar para evitar o flagrante ou extinguir os resíduos do álcool ou das drogas?
 
Se o proprietário do carro não deu queixa nenhuma, não informou roubo do veículo, não foi para sua casa, não atende ao telefone e abandonou o carro num bairro popular, distante da sua residência no centro ou em algum bairro sofisticado da cidade, logo depois da tentativa de assassinato coletivo, retirando ardilosamente as placas do carro, o que significa isso? Quem poderia estar dirigindo o carro, anonimamente?
 
A perícia tirou ao menos, impressões digitais no carro, no volante, no espaço do carro em que estavam as placas que foram removidas? Ou nem isso fizeram?
 
Com tudo isso que eu argumentei, qualquer pessoa de mínima inteligência ligaria todos fatos, informando imediatamente a população quem é o culpado, quem dirigia o carro naquele momento de intensa agressão. Espero que a Polícia Civil tenha o mínimo respeito à população, que merece ser informada.
 
Sr. Delegado Gilberto Montenegro, espero que o Sr. também peça desculpas publicamente por suas declarações infelizes, pois o Sr. criminalizou um movimento de ciclistas em paz, lutando apenas por dignidade e respeito no trânsito, ao tentar justificar e amenizar o procedimento do agressivo atropelador.
 
Continuaremos com muito mais bicicletas nas ruas, pois é nosso direito, é o nosso meio de transporte, sem poluição, sem alarido, sem agressão ao meio ambiente e aos outros cidadãos.
 
Mais amor, menos motor!
 
Guilherme Schröder
publicado por ardotempo às 13:29 | Comentar | Ler Comentários (1) | Adicionar

Morre o escritor Moacyr Scliar

Literatura brasileira perde Moacyr Scliar
 
Com Moacyr Scliar, morto à 1h deste domingo por falência múltipla de órgãos devido às consequências de um acidente vascular cerebral (AVC), acontecia o contrário. Poucos escritores terão gostado tanto de escrever — e terão demonstrado tanta facilidade em fazer isso.
 
Aos 73 anos, Moacyr Jaime Scliar havia construído uma obra sólida, com mais de um livro publicado para cada ano de vida, em uma ampla gama de gêneros: contos, romances, literatura infanto-juvenil, ensaios. Além disso, era colunista frequente de uma dezena de publicações, de jornais diários como Zero Hora e Folha de S. Paulo a revistas técnicas. Escrevia em qualquer lugar a qualquer hora, auxiliado pela tecnologia – jamais viajava sem seu laptop. Tal dedicação à palavra e ao ofício que exercia com evidente prazer transformaram Scliar em um dos autores mais respeitados do Brasil.
 
 
 
Scliar morreu no Hospital de Clínicas de Porto Alegre, onde estava internado desde 11 de janeiro. O escritor havia sido admitido no hospital para a retirada de pólipos (formações benignas) no intestino. A cirurgia, simples, havia transcorrido sem complicações. Scliar já se recuperava quando sofreu um AVC – obstrução de uma artéria que irriga o cérebro – de extrema gravidade.
 
Scliar nasceu em 1937, no bairro judaico do Bom Fim, em Porto Alegre, filho de José e Sara Scliar – a mãe, professora primária, seria a grande responsável pela paixão do escritor pelas letras: foi ela quem o alfabetizou. Formado médico sanitarista pela UFRGS, ingressou na profissão em 1962. Casado com Judith, professora, e pai do fotógrafo Roberto, Scliar havia também passado pela experiência de professor visitante em universidades estrangeiras e tinha obras traduzidas em uma dezena de idiomas, entre elas o russo e o hebraico. 
 
O trabalho como médico de saúde pública seria crucial na vida e na obra de Scliar – seu primeiro livro, publicado em 1962, foi uma coletânea de contos inspirados pela prática médica, Histórias de Médico em Formação, volume que mais tarde Scliar excluiria de sua bibliografia oficial por considerá-lo a obra prematura de um autor que ainda não estava pronto.
 
Nos seus livros seguintes, Scliar jamais se permitiria outra publicação prematura. Do mesmo modo como escrevia com velocidade e prazer, Scliar também revisava obsessivamente o próprio texto, a ponto de às vezes reescrever uma obra do zero por ter encontrado um ponto de vista narrativo mais adequado.
 
Se o escritor não tiver prazer escrevendo, o leitor também não terá.” — comentou em uma entrevista concedida quando completou 70 anos, em 2007.
 
Publicado no jornal Zero Hora
publicado por ardotempo às 13:18 | Comentar | Ler Comentários (1) | Adicionar
Sábado, 26.02.11

Fissura

Por onde a luz penetra
 
Mariana Ianelli 
 
 
Já faz quase seis anos, milhares de peregrinos atravessavam uma ponte sobre o rio Tigre a caminho da mesquita de Kadhimiya, em Bagdá, quando o boato de um homem-bomba entre os fiéis, com equivalente efeito explosivo, provocou a morte de quase mil pessoas, a maioria mulheres e crianças.
 
Foi também como um boato que a transmissão radiofônica da Guerra dos Mundos, de H.G.Wells, detonou uma histeria coletiva nos EUA em 1938. Os marcianos acabavam de aportar no Estado de Nova Jersey a bordo de um meteoro. A guerra começava. Orson Welles, autor da ideia da leitura do livro na rádio, simplesmente enriqueceu o urânio da ficção transformando-a numa verdadeira bomba jornalística. É uma radiância que escapa por esse intervalo de sombra entre o fantástico da literatura e a suposta objetividade da notícia. 
 
Nesse lugar de sombra também Edgar Allan Poe se colocou para escrever e publicar em uma revista, em 1842, O Mistério de Maria Roget, uma investigação do assassinato fictício de uma moça parisiense, cujas misteriosas circunstâncias remontavam às de um crime real, de uma garota chamada Maria Cecília Rogers, assassinada em Nova York. A solução do caso, só encontrada na época da publicação do artigo, confirmava o desfecho da investigação de Poe. Para Dostoievski, bastou a notícia de uma costureirinha ter se atirado do sexto andar de um prédio, agarrada a um ícone da Virgem, para que surgisse dois meses depois a novela A Dócil. Fazendo o caminho inverso, o escritor e jornalista argentino Rodolfo Walsh se serviu dos reposteiros da ficção para narrar no conto Essa Mulher a cena tenebrosa da sua entrevista, em 1961, com Carlos Eugenio de Moori Koening, responsável pela operação de sequestro do corpo embalsamado de Eva Perón. Dezesseis anos depois, salta da ficção a realidade: um comando militar persegue e mata o escritor em plena rua, em Buenos Aires, e seu corpo entra para o rol dos desaparecidos.
 
Como dizia o poeta, há uma fissura, um rasgo, um vão em cada coisa, e é por aí que a luz penetra, nesse lago de enguias onde os fatos, por si só, pouco explicam, nesse lugar da intuição sem propósito definido, na fábula de um homem que, fugindo da morte, vai ao seu encontro, no abraço à imagem da Virgem em queda livre.

 

Mariana Ianelli - Publicado em Vida Breve
publicado por ardotempo às 08:59 | Comentar | Adicionar

O chef da fotografia

 

Un photographe génial

 

J’ai rencontré Mauro Holanda, à Porto Alegre il y a quelques mois et découvert la qualité et la force d’un créateur accomplissant une œuvre fraternelle.

 

Ces corps suspendus dans une éternité courte de décomposition et de stupeur, perdus au milieu de rien, encore rassemblés dans leur unité d’écorce ou déjà démembrés ; ces corps dérobés au temps de la liberté du vol et de l’air du matin, Mauro Holanda leur donne une réalité et les sanctuarise dans la magie de l’art. Habitué aux photos de presse accompagnant les recettes et les secrets des bons plats, il en a vu des milliers posés, accrochés, dépenaillés et dépouillés pour la commodité du travail en cuisine et la préparation des découpes et des cuissons.

 

Dans ce chantier de chairs et de plumes où d’autres passent sans voir, comme dans l’espace routinier des désordres du travail, il saisit soudain l’expression tragique du vif rehaussé dans l’objectivité de la mort, figure nouvelle dans le souvenir à jamais perpétué de la chair frémissante, de ses affolements et de ses plaisirs. Posés là sans pose ni leurre, ces corps mutiques nous font signe et nous disent notre destin.

 

François Barré

 

A capa da respeitadissima revista de ensaios acadêmicos da University of California sobre gastronomia e cultura, GASTRONOMICA Volume 11 número de agosto de 2011 será de autoria do fotógrafo Mauro Holanda, sobre o qual escreveu especialmente o crítico de arte, professor de fotografia e curador de museus (foi Diretor do Centro Nacional de Arte Contemporânea Georges Pompidou - Beaubourg, Paris França) François Barré. A revista GASTRONOMICA somente publica capas originais de artistas consagrados internacionalmente, como já o fez anteriormente com obras de Luis Buñuel, Paula Rego e Andy Warhol.

 

GASTRONOMICA- University of California Press


 

publicado por ardotempo às 00:24 | Comentar | Adicionar
Sexta-feira, 25.02.11

"Só Ele sabe minha hora"

O futebol que ninguém vê

 

 

 

 

O universo do futebol tem mistérios e detalhes sutis que poucos conhecem e quase ninguém vê.

 

© Brasil - Camisa Brasileira - Livro de Fotografias de Gilberto Perin

Texto de Aldyr Garcia Schlee

Projeto Camisa Brasileira PRONAC nº 10 4301

Imagem de © Gilberto Perin - Edições ARdoTEmpo

 

 

publicado por ardotempo às 12:07 | Comentar | Ler Comentários (1) | Adicionar
Quinta-feira, 24.02.11

O escultor retirado

 
Franz Xaver Messerschmidt, o escultor atormentado do século XVIII
 
Recluido en una cabaña cercana a Wiesenstein, su pueblo natal de Austria, y viviendo de la leche de una vaca y de la carne de unos corderos que le cuidaba el hijo de un vecino, el escultor Franz Xaver Messerschmidt comenzó en 1775 a esculpir la primera de sus misteriosas cabezas. En efecto, y aunque no lo parezca si se contemplan con detenimiento estas imágenes, hablamos del siglo XVIII, y no del XX o del XXI.
 
Hechas en bronce, en plomo, en mármol o en alabastro, plagadas de modernidad y de rasgos expresionistas e hiperrealistas que nadie podía siquiera imaginar en aquella época, este artista torturado por fantasmas que solo él veía llevó a cabo durante toda su vida una serie de bustos -muchos de ellos autorretratos- que se ríen, lloran, gesticulan grotescamente, cierran los ojos o abren la boca como si hubieran enloquecido. Se dice que hasta su muerte realizó 60 de ellas. Jamás vendió ninguna. Le acompañaron siempre a lo largo de su vida errabunda. Nadie ha sabido muy bien interpretarlas, qué quiso decir o gritar Messerschmidt con ellas. Ahora, el Museo del Louvre expone, hasta el 25 de abril, una treintena para estupefacción del público de París.
 
Nació en 1736 en Austria.Siempre fue escultor. Estudió en Viena y tras un viaje de formación en Venecia se instaló definitivamente en la capital austriaca. Su primera obra famosa fue un canónico retrato en bronce de la emperatriz Marie-Thérèse de Hungría. Vivía de los encargos de los burgueses de la época y de su puesto de profesor auxiliar de la escuela de Bellas Artes, en la que él mismo había estudiado.
 
Pero todo se torció. Los encargos comenzaron a escasear y en 1774, con 38 años, lo rechazaron para el puesto de profesor titular de la Academia de Bellas Artes. El tribunal alegó "problemas cerebrales". Y añadió: "A veces parece perder la razón".
 
Franz Xaver Messerschmidt tal vez padecía esquizofrenia. Se da también por cierto que le influyeron mucho las teorías heterodoxas y particulares sobre el magnetismo animal del médico Franz Anton Mesmer.
 
Arruinado, vejado, acosado por sus obsesiones, Messerschmidt lo vendió todo y volvió a su pueblo natal en busca de refugio en una cabaña construida en las afueras. Friedrich Nicolai, filósofo, editor e historiador austriaco, que le visitó en su casa en 1781, dos años antes de morir, describió a un hombre extraño que se pellizcaba frente al espejo y gesticulaba estrambóticamente con el fin de forzar el rostro y de llegar a componer una incomprensible teoría de las proporciones que, según él, gobernaba el mundo. El artista buscaba afanosamente 64 gestos primordiales. Los que, pacientemente, fue modelando en sus esculturas primorosas y alucinadas, según el filósofo. Nada creyente en fantasmas atormentados, Friedrich Nicolai atribuyó parte de la locura de Franz Xaver Messerschmidt a su castidad extrema y extremadamente militante. Cuando le preguntó por qué ocultaba siempre el labio inferior en sus esculturas, el artista le contestó: "Porque ningún animal de la naturaleza lo enseña".
 
 
A finales del siglo XIX, la colección se diseminó en una subasta en Viena. No era extraño: hasta los años veinte las extrañas cabezas de este escultor austriaco no comenzaron a atraer a los estudiosos y a los artistas, que veían en ellas una auténtica premonición de su propio expresionismo. Ahora constituyen un objeto de deseo por parte de cualquier museo o coleccionista, aunque se siga sabiendo tan poco como antes de su enigmático autor...
 
 
Antonio Jiménez Barca - Publicado em El País
publicado por ardotempo às 20:37 | Comentar | Adicionar

Mediáticos, galácticos e recatados

 
O lado bom
 
Pedro Gonzaga
 
 
nunca entendi a necessidade
que muitos poetas – assim ditos
têm de gritar seus versos
como maus atores que tentam
convencer o auditório vazio
da grandeza de um texto
em que já não podem crer
 
nunca entendi a pressa
que muitos poetas – assim ditos
têm em lançar seus versos
compostos de trocadilhos
que melhor estariam
para vender salsicha
ou carros usados
no suplemento dominical
 
se for pelo sexo
mais fácil entregar-se ao comércio
se for pelo prestígio
por favor,
não me façam rir
drummond e bandeira
que de fato eram grandes
publicavam do próprio bolso
 
talvez eu esteja errado
e poesia não se faça à sotto voce
talvez a solução passe
por uma boa assessoria de imprensa
por uma foto retocada com ecos
de baudelaire e byron
conseguidos a custo
com a luz certa
e um fotógrafo de moda
que saiba valorizar
nosso lado bom
 

 

 

 
© Pedro Gonzaga
publicado por ardotempo às 20:04 | Comentar | Adicionar

Desenho

Tinta china e aquarela

 

 

 

 

Desenho a tinta china, pena caligráfica, aguadas e aquarela - Desenho - 2011

tags: ,
publicado por ardotempo às 17:04 | Comentar | Adicionar
Quarta-feira, 23.02.11

Encantada

A casa

 

 

 

Na Encantada, a casa de Santos Dumont, somente se inicia a subida ou a descida de escadas com o pé direito.

publicado por ardotempo às 12:00 | Comentar | Adicionar
Terça-feira, 22.02.11

Aniversário do Blog

TRÊS ANOS

 

Hoje o blog completa três anos de atividades - um ou outro dia não se colocou um artigo, um texto ou uma imagem de obra de arte. Essas ausências foram raras e estão no calendário do blog. Aqui estão colocados 2.250 posts, incluindo-se este - o contador de visitas foi instalado mais de um ano depois de seu início, portanto foram mais de 250.000 visitantes e leitores do blog no período dos três anos. Agradeço profundamente a presença constante (ou ocasional) de todos e espero que o blog tenha sido divertido e tenha revelado algo de novo em algum de seus posts, em algum momento. Agradeço também igualmente as colaborações de artistas, fotógrafos, poetas, escritores e de tantos que apoiaram o blog durante todo esse tempo. Agradeço aos amigos e leitores portugueses que estabeleceram este vínculo e fortaleceram com palavras e atitudes este contato cotidiano. Deste blog nasceram amizades, exposições, edições de livros, uma editora de livros em papel, recuperações preciosas e muitas ideias.

 

Muito obrigado a todos. A vida continua. O blog continua no seu dia após dia, recatadamente, sem alaridos.

 

 

 

tags:
publicado por ardotempo às 11:42 | Comentar | Ler Comentários (6) | Adicionar
Segunda-feira, 21.02.11

Baleias

Suicídio coletivo de baleias

 

 

 

"Algo está errado com a água, algo está errado na atmosfera, algo está errado no ar"

tags:
publicado por ardotempo às 12:09 | Comentar | Adicionar

Segredos

Os segredos da Vitoria são de pedra

 

 

 

 

 

Fotografia

publicado por ardotempo às 07:28 | Comentar | Adicionar

Beleza pura

Marroquinos

 

 

 

 

Pierre Yves Refalo - Tapetes do Marrocos - Fotografia (Marrocos), 1982

publicado por ardotempo às 07:22 | Comentar | Adicionar

A conveniência dos arranjos

Realpolitik


Luis Fernando Verissimo


Realpolitik é um termo alemão que significa política realista, pragmatismo, o sacrifício de ideais puros por objetivos práticos e o uso de meios espúrios para fins supostamente nobres. Resumindo: “realpolitik” é o nome que se dá ao processo pelo qual você vota no PT e elege o PMDB.


O chanceler Otto von Bismarck, que dominou a política alemã durante boa parte do século 19, era adepto da “realpolitik” mas o melhor exemplo que deu, sem querer, da sua tática nada teve a ver com questões de Estado. Está no livro do Edmund Wilson Para a Estação Finlândia. Bismarck disse ao socialista Ferdinand Lassalle que se ele pretendia ter sucesso na política deveria 1) adquirir uma propriedade rural e 2) casar com uma mulher feia. A propriedade rural lhe daria uma respeitabilidade senhorial que o ajudaria mesmo na sua pregação socialista e a mulher feia, presumivelmente, não o manteria em casa, liberando-o para a vida pública. Uma receita pouco romântica, mas realista e prática.


O caso mais notório de “realpolitik” em ação foi o pacto de não agressão entre a Alemanha nazista e a União Soviética de Stalin, em 1939. O pacto durou pouco – acabou quando a Alemanha invadiu a Rússia –, mas foi o bastante para desencantar comunistas no mundo inteiro. As recentes revelações de correspondência diplomática secreta mostram como a “realpolitik” ainda rege as relações internacionais. Não há exemplo atual maior do sacrifício de ideais pela conveniência, ou de hipocrisia, do que os 30 anos de amizade dos Estados Unidos com o Egito de Mubarak, que não era menos ditador antes de começarem os distúrbios.


Claro, não vamos comparar as alianças políticas feitas pelo PT para poder governar nem com Hitler nem com Stalin nem com qualquer outra calhordice histórica – mas a realpolitikinha exemplificada pela receita matrimonial do Bismarck eu acho que cabe. O PT abandonou seus ideais românticos e casou com uma mulher feia que obviamente não ama, mas que o ajudará na sua carreira.


Em tempo: não sei se Lassalle seguiu o conselho de Bismarck. O Google acaba de me informar que ele morreu num duelo causado por ciúme. Vê com quem você está se metendo, PT!

 

 

 

Luis Fernando Verissimo

tags:
publicado por ardotempo às 07:08 | Comentar | Adicionar
Domingo, 20.02.11

O retrato

(Trecho de Don Frutos)

 

Herrmann Rudolph von Drotte (ou Wendroth) esteve desaparecido durante os três dias seguintes a sua visita de apresentação a Rivera. Só alguns meses depois, quando frequentadores honestos exigiram que se cobrissem de cal as paredes com seus ofensivos desenhos, num lupanar da rua dos Prazeres, soube-se que ali ele permanecera esses três dias, desenhando aquelas indecências e bebendo sem parar, até ser arrojado porta afora.


Rudolph andava procurando por uma tal de Sophia, que conhecera no Rio Grande e atrás da qual chegara ao bordel, onde logo ofereceu seus préstimos artísticos em troca de bebida e carinho, tendo retratado a carvão as mulheres da casa e desenhado pelas paredes as coisas mais surpreendentemente obscenas que só a cabeça de um degenerado se animaria a imaginar (e cuja descrição as imposições da decência fazem-nos calar e esquecer). Se durante os três dias bebeu e bebeu e bebeu tudo o que havia, em troca de sua arte, por conta da rufiona e das marafonas retratadas, não chegou, ao que se saiba, a capacitar-se para desfrutar do carinho de nenhuma delas, tal seu continuado estado de ebriedade.


O alemão recebera convite do dr. Hart para prestar-lhe serviços de desenho e pintura no acompanhamento médico da saúde de Rivera, começando pelo retrato do próprio General, fiel ao estado em que o homem se encontrava. Seria uma nobre e relevante tarefa a ser cumprida artisticamente no respeito e em nome da ciência, havia lhe dito o doutor, ao anunciar-lhe que, tão logo fora apresentado a Don Frutos, já estava incorporado à escolta, a suas ordens e sob sua proteção. Rudolph, entretanto, não ficou alojado exatamente como os demais soldados da guarda de Rivera – nas tarimbas sobrepostas do armazém ao lado –, pois teve permissão para instalar-se no galpão de mantimentos. Além disso, na condição aparente de novo ajudante recém admitido, recebeu ordem de só sair e entrar pelo portão dos fundos; mas com liberdade de fazê-lo quando bem quisesse ou fosse necessário ao cumprimento de seu ofício e de suas obrigações, desde que portando o salvo-conduto assinado pelo General.


O retrato de Don Frutos foi pintado sobre um quadro de madeira feito à feição por um mestre carroceiro, na medida e esquadro, com duas tábuas bem aplainadas e melhor encaixadas entre si, tratadas com pasta de linhaça e alvaiade.


Quando menos se esperava, a feitura desse retrato colocou Rudolph diante de Rivera, com palheta, tintas e pincéis; e ante a necessidade de ambos tomarem alguma bebida – porque o pintor confessou que precisava de ânimo para enfrentar a empreitada de pôr no quadro o General; e o General advertiu que já não tinha ânimo para mais nada, muito menos para fazer pose de sair num quadro (de fato, o que pretendia Rivera, admitindo enfim que o retratassem, era uma oportunidade para ludibriar o dr. Hart e beber alguma coisa escondido – fazendo com o artista um pacto de silêncio, ao oferecer-lhe cerveja; e o que Rudolph queria, combinado com o dr. Hart, era ludibriar Rivera, ao retratá-lo por algum tempo – ganhando-lhe na cerveja a confiança, para depois poder dedicar-se livremente a pintar o que o médico mais pretendia).


Enquanto tratava de passar para o quadro a figura do General, Rudolph esteve por três tardes, três dias seguidos, bebendo com Rivera. E, por mais que se tenha cuidado da vestimenta e de melhorar o aspecto de Don Frutos, por mais que Don Frutos quisesse que a pintura retratasse fielmente sua figura decrépita, a capacidade e a habilidade do mestre pintor no trato com as tintas era tal que o resultado – como diria, ao constatá-lo, o dr. Hart – não ficou aquém do que pretendia o retratista e nem além do que esperava o retratado, tal a conformidade e a proporção obtidas entre o original e a cópia.

 

 

Trecho do romance DON FRUTOS - de Aldyr Garcia Schlee

Imagem: Retrato do General Fructuoso Rivera - Óleo sobre madeira, por Herrmann Rudolph Wendroth - 1853

publicado por ardotempo às 19:49 | Comentar | Adicionar

Ô sôflu e luz ta pompa inova orbita

 

Aqui: um outrora agora


Ferreira Gullar


É sábado à tarde, cerca das 16 horas. Estou parado na esquina da avenida Rio Branco com a Araújo Porto-Alegre. Às minhas costas, o Museu Nacional de Belas Artes; à frente, à esquerda, a Biblioteca Nacional e, à direita, do outro lado da avenida, o Teatro Municipal.


Diante do teatro está a praça Deodoro, ladeada pelo prédio da Câmara Municipal e pelo bar Amarelinho e os edifícios da antiga Cinelândia. Fora o cine Odeon, os demais fecharam, como o Astória e um outro, o Vitória, que ficava lá atrás, na rua Senador Dantas.


Mas importa é que estou, ali, de pé, às quatro da tarde deste mês de fevereiro de 2011. E o que vejo diante de mim é exatamente igual ao que via em 1954. Passaram-se 57 anos e estou ainda aqui vendo os mesmos prédios, a mesma praça. E o passado inevitavelmente invade o presente e me arrasta com ele.Estou, agora, num sábado de 1953 e cruzo a praça em direção à Biblioteca Nacional. Vim a pé da rua Carlos Sampaio, onde morava, próximo à praça da Cruz Vermelha. Sábado era um dia vazio. Nos dias comuns da semana, estava na Redação da "Revista do IAPC", ali perto, na rua Alcino Guanabara, onde passavam amigos que iam ali assinar o ponto, como Lúcio Cardoso ou Breno Acyoli. Lúcio era bom de papo e gostava de um chope; Breno, pirado, mastigava a ponta de um charuto no canto da boca. Além deles, apareciam ali Oliveira Bastos, Décio Victório e Carlinhos de Oliveira, todos entregues à aventura literária.


Mas, no sábado, ninguém aparecia e tampouco vinham, no final da tarde, para o encontro no Vermelhinho, que ficava em frente à ABI. Pior que o sábado só o domingo e dia feriado, quando nem a Biblioteca Nacional abria.

 

 

 

 

A BN era meu refúgio, meu amparo, minha salvação. Metia-me nela, buscava um livro, uma revista literária e entregava-me aos mais inesperados delírios. Nas revistas francesas, descobri Lautréamont, Antonin Artaud, André Breton, Paul Éluard, René Char. Ou eram seus poemas ou os ensaios sobre eles.


Mas, ao fim da tarde, quando saía de lá e daquele mundo feérico, encontrava-me de novo sozinho e desamparado em plena Cinelândia. Pessoas cruzavam a praça em direção aos pontos de ônibus, que os levariam não sei para onde. Flamengo, Botafogo, Copacabana? Só eu não tinha para onde ir, a não ser para o meu quarto, que dividia com dois desconhecidos e que só apareciam lá para dormir.


Antes perambular pelas ruas do que me deitar naquela cama estreita e ficar olhando, pela janela, a noite cair.


O que me salvava era a poesia, se ocorresse em determinado instante, se me surgisse um verso inesperado. Aí sim, entregava-me àquela viagem, esquecia o quarto, o mundo, a solidão. Pouco me importava, então, se anoitecia ou amanhecia.


Sucede que poema é coisa rara. No meu caso, sempre foi. Quem me dera escrever um poema por dia, alçar voo acima do vazio dos sábados, dos domingos e feriados! Sempre fui cismado com esses dias porque, além de me sentir sozinho, a poesia também preferia ir à praia a me visitar. Já nos dias normais, como disse, metia-me na BN, agarrava-me a uma "Nouvelle Revue Française" e valia-me dos poemas alheios.


Mas houve uma exceção. Foi numa Sexta-Feira da Paixão quando, ao me dar conta de que era dia feriado e por isso o Vermelhinho estava deserto e a Cinelândia também, encaminhei-me sem rumo para a rua do Catete e fui parar no Parque Guinle, entregue ao delírio de um poema louco, cuja erupção teve início exatamente quando cruzava a rua Santo Amaro: "Ô sôflu e luz ta pompa inova orbita". Naquele momento, em que violentava meu instrumento de expressão, vivia a ilusão de ter chegado ao inalcançável: fazer que a língua nascesse ao mesmo tempo que o poema. Só no dia seguinte, na Redação da "Revista do IAPC", ao passá-lo a limpo, dei-me conta de que ninguém o compreenderia e que, de fato, havia destruído minha linguagem de poeta... É nisso que dá fazer poema em dia santo.


Essa ocorrência, se não me engano, data de março de 1953. Depois daquele dia, muitas outras vezes me encontrei entre esses mesmos prédios -o teatro, o museu, a biblioteca, a câmara municipal- num sábado ou num domingo, sem ter o que fazer da vida. Exatamente como agora, nesta tarde de 2011.


Ferreira Gullar - Publicado na Folha de São Paulo / UOL

tags:
publicado por ardotempo às 13:49 | Comentar | Adicionar
Sábado, 19.02.11

Os escritores

 

Os livros e a imaginação do leitor

 

 

O romance O SONHO DO CELTA, de Mario Vargas Llosa não se sustenta em grandeza literária. É previsível em seu desfecho conhecido inicialmente (Borges e Garcia Marquez, foram mestres em contar antes e ainda assim nos enfeitiçar no enredo da sequencia, mas neste livro de Llosa isso não acontece); é burocrática a história da execução na forca do protagonista Roger Casemet, líder político pela emancipação da Irlanda, como consta na História e na wikipedia. Aliás, a estruturado livro está resumida toda ali, numa só página wikipedia.( Aliás, aprende-se mais sobre Roger Casement nesta página da wikipedia).

 

 

Poder-se-ia contrapor valor pela beleza da escrita, pelo deslumbramento literário de uma ideia interessante - contar a vida de um herói libertário nos tempos áureos e cruéis da exploração dos seres humanos das colônias, no Congo do Rei Leopoldo da Bélgica e na Amazônia peruana ao tempo do esplendor da riqueza da borracha e do extermínio das tribos indígenas amazônicas de Putumayo. Mas isso não acontece, o texto corre frouxo, sem convicções, sem surpresas e sem fervor. Apela um pouco ao sensacionalismo e à pieguice a partir de um certo instante.

 

A história do diplomata que se tornou Sir britânico, pelos dois livros-relatos de denúncias sobre as situações no Congo e na Amazônia e que posteriormente, foi considerado traidor pela Inglaterra por aliar-se ao inimigo, a Alemanha, durante a 1ª Guerra Mundial para tentar favorecer a dissidência da Irlanda. Foi sentenciado e enforcado por este motivo, da mesma forma que a Inglaterra moveu-se a atacar a Argentina pela razão (que se atribui na sua postura imperial) de domínio britânico sobre as Ilhas Malvinas. A justificativa da força e da pancada é a mesma. É da História o tempo para o julgamento sobre as injusticas cometidas no patíbulo e na guerra. Cabe aos escritores o universo da fantasia e da literatura.

 

Roger Casement foi um herói bastante corajoso nas denúncias contra a empresa exploradora do Rei Leopoldo no Congo Belga e contra a empresa anglo-peruana no caso da borracha amazônica. Não o foi mais ou menos por ser gay, simplesmente o foi por ser digno e um ser humano ético, de grandeza e coerência pessoal.

 

Casement foi executado em 1916 por ter sido considerado traidor à Inglaterra, pelo Rei e seus ministros, no caso da insurreição armada da Irlanda, pelo contrabando de armas, pelo acordo militar secreto com os generais alemães e não pelo fato de ser homossexual, independemente se os seus diários eram autênticos ou teriam sido forjados pela Scotland Yard, para escandalizar a sociedade e constranger os ministros do Império quanto à comutação da pena capital. O escândalo só entra nessa parte por conta do sensacionalismo dos tablóides e dos arabescos de Vargas Llosa.

 

O que importa é se o livro está bem construído, bem escrito e fascinante no seu ritmo e na sua invenção literária. Isso não acontece em nenhum instante, o texto não pega e não nos encanta. Não tem densidade e tampouco expõe os nervos e a carne dilacerada. Vai indo mansamente para o seu desfecho, sem surpresas e sem sombras, como se navegasse num grande rio tranquilo e sem os sobressaltos das quedas d’água. É estranha a posição pessoal do escritor, que acredita que os Diários Negros, com os breves apontamentos considerados chulos e pornográficos, tenham sido de fato escritos por Casement, porém sendo apenas fruto de sua imaginação, ainda que desejados na sua essência, mas fictícios, jamais realizados na verdade de sua vida concreta e tangível.

 

Muito melhor é ler e reler DON FRUTOS, de Aldyr Garcia Schlee, este sim um livro infinitamente superior, de literatura magnífica e surpreendente, que nos golpeia a cada instante, nos impacta e nos arrasta a cenários e ações que nos tira o fôlego, que nos transtorna, nos aflige, nos faz rir e desejar continuar lendo até o final. Há escritores e escritores, há livros e outros livros. Cabe a nós a escolha dessas viagens e dessa felicidade.

 

Alfredo Aquino

publicado por ardotempo às 23:10 | Comentar | Adicionar

No deserto não existe o tempo

Sem combustível

 

 

 

 

 

Pierre Yves Refalo - No meio da luz plena do deserto, o posto de serviço sem combustível há mais de dez anos, sem a informação atualizada no mapa - Fotografia - (Deserto do Saara - Marrocos), 1982

publicado por ardotempo às 22:56 | Comentar | Adicionar

Os ditadores não suam

Vargas Llosa, Prêmio Nobel


Carlos Fuentes


Un análisis de la obra del escritor peruano a través de La fiesta del Chivo, retrato el horror de la opresión de Trujillo en República Dominicana. "Es novela, novedad, y también nivola, nube y niebla unamunianas gracias a una presencia que comunica los hechos".


En el otoño de 1967, coincidí en Londres con Mario Vargas Llosa. Ambos habíamos leído, recientemente, y con admiración, la colección de retratos de la guerra de secesión norteamericana Patriotic Gore, por Edmund Wilson. Sentados en un pub de Hampstead, se nos ocurrió que no estaría mal un libro comparable sobre la América Latina: una galería imaginaria de retratos. En ese instante, varios espectros entraron al pub londinense reclamando el derecho a encarnar. Eran los dictadores latinoamericanos.


Vargas Llosa y yo invitamos a una docena de autores latinoamericanos. Cada uno debería escribir una novela breve -no más de cincuenta páginas por dictador- sobre su tirano nacional favorito. El volumen colectivo habría de llamarse Los padres de las patrias. Nuestro editor francés, Claude Gallimard, se convirtió en el padrino del proyecto. Por desgracia, a la postre resultó imposible coordinar los múltiples tiempos y las variadas voluntades de los escritores que, si mi memoria es tan buena como la de El Supremo de Augusto Roa Bastos, incluían, además de Vargas Llosa y yo mismo, al propio Roa, el argentino Julio Cortázar, el venezolano Miguel Otero Silva, el colombiano Gabriel García Márquez, el cubano Alejo Carpentier, el dominicano Juan Bosch, a los chilenos José Donoso y Jorge Edwards (Donoso prometió ocuparse de un dictador boliviano; su mujer, María Pilar, nació en ese penthouse de las Américas).

 

Al fracasar el proyecto, tres de los escritores mencionados decidieron seguir adelante y concluir sus propias novelas: Carpentier (El recurso del método), García Márquez (El otoño del patriarca) y Roa Bastos (Yo el Supremo).


Vargas Llosa, a partir de entonces, ha publicado una serie de grandes novelas que culminan, las más recientes, con La fiesta del Chivo (2000) y El sueño del celta (2010). Destaco Conversación en La Catedral (1969) y La guerra del fin del mundo (1981) para concentrarme en La fiesta del Chivo, toda vez que rememora el propósito de aquella vieja conversación en un pub londinense y culmina la preocupación literaria con el tirano genérico en García Márquez y en Carpentier. En El otoño del patriarca (1975), los modelos son Franco y Salazar primordialmente, aunque no quedan fuera resabios de dictadores latinoamericanos del pasado, del presente y del futuro. En El recurso del método (1974) el modelo es el hombre fuerte Venezolano Antonio Guzmán Blanco, un contradictorio personaje que confiscó los bienes de la Iglesia, creó el sistema de educación primaria y apoyó la educación superior... pero también gobernó con mano dura, no frenó a la corrupción y padeció de una vanidad tan ancha como el río Orinoco. Carpentier enfoca un rasgo semicómico de Guzmán Blanco: sus periódicas retiradas del poder para gozar de la vida en Francia y decorar, nostálgicamente, su piso parisino como una selva tropical, con cacatúas y todo. Aunque el poder le importaba más que París: apenas estallaba una rebelión en Venezuela, Guzmán Blanco regresaba -lenta pero seguramente, en barco- a retomar el poder y acentuar la tiranía.


Roa Bastos, en contraste, escoge a un tirano individual - el doctor Francia - y Vargas Llosa a otro más contemporáneo, Rafael Leónidas Trujillo, el sátrapa dominicano. Sólo que Roa Bastos puede hallar elementos de redención en la figura de Francia y Vargas Llosa no los admite en la de Trujillo. Si Francia es explicable a la luz de la inestabilidad post-independiente del siglo XIX, Trujillo no es explicable, ni admisible, en pleno siglo XX: Es una sangrienta anacronía.


Iniciado por Valle-Inclán en Tirano Banderas (1926) el tema del abuso del poder, el autoritarismo despótico y la distancia entre la ley y la práctica, se continúa, con los Ardavines de Gallegos, el don Mónico de Azuela, el Pedro Páramo de Rulfo, el Caudillo de Guzmán y ya citados, los dictadores de Roa Bastos, García Márquez y Carpentier. La diferencia en Vargas Llosa es que no apela a un seudónimo literario o a una figura simbólica, sino que nos refiere a un dictador concreto, personalizado, con nombre, apellido y fechas certificables de nacimiento y muerte: Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria Nueva, Restaurador de la Independencia Financiera y Primer Periodista de la Nación, aunque los dominicanos, para no meterse en aprietos, lo llamaron "Mr. Jones" o "Mr. Jackson".


Esta salubre denominación - las cosas por su nombre - no significa que Vargas Llosa se limite a un ejercicio periodístico acerca de los treinta años de la dictadura trujillista. Los datos están ahí, biográficos, exactos, lúgubres, pero el marco novelesco los reduce (o eleva) a testimonios de una realidad atroz, en tanto que la misma realidad es cercada (y revelada) por la imaginación narrativa, que se propone, a su vez, como parte de una realidad más ancha, que incluye a la realidad de la invención literaria.


De esta manera, conocemos al detalle el horror de la opresión trujillista. A los enemigos "los echamos a los tiburones, vivos como usted mandó". Las prisiones son hoyos de tortura en los que la sevicia del tirano es ampliada por la sevicia y los rencores de cada torturador. Los enemigos del régimen son fusilados por doce bandidos que a su vez serán fusilados para que no queden testigos. Racimos de hombres desnudos son vejados, torturados, asesinados... Trujillo cuenta con una corte de aduladores, asesinos y subordinados. Johnny Abbes, a quien se le puede atribuir todo lo malo: "Para que un gobierno dure treinta años, hace falta un Johnny Abbes que mete las manos en la mierda". Ladrón de cadáveres ayer, asesino de sospechosos hoy, maricón, casado con una "horrible y aguerrida mexicana", Lupita, "que andaba con pistola en la cartera". "Soy el perro de usted", le dice a Trujillo.


Henry Chirinos, llamado "el constitucionalista beodo", "la inmundicia viviente", come atragantado, dueño de una "insolente fealdad", autor de poemas, acrósticos y oraciones fúnebres. Es el-hombre-que-nunca-suda: no necesita ventilador. Sus labios son del color de la ceniza; sus palabras exhalan vaho.


Y está, al cabo, Agustín Cabral, "experto en imperdonables": trampas, triquiñuelas, intrincadas traiciones. Le atribuye a Trujillo que "los dominicanos descubrimos las maravillas de la puntualidad". Es el padre de Urania. Y está, más allá del bien y del mal, Joaquín Balaguer, que sabe lo conveniente y no se entera de lo inconveniente. Sabe callar. Es más jesuita que los jesuitas: actúa como si creyera...


Trujillo veja a sus colaboradores. Se especializa en humillar a quienes, cultos, universitarios, le sirven. Atiza la lucha de facciones trujillistas, neutralizando a sus colaboradores. ¿Ha leído a Maquiavelo? Como Hernán Cortés en la Conquista de México, ni falta que le hace. Su instinto lo conduce a ejercer un principado vengativo, sangriento, que sin embargo, como lo dijo El Príncipe, sangra a su vez por varios costados. Como todos los tiranos patrimonialistas Trujillo es el benefactor, no sólo de la Patria, sino de su familia. Su madre "la excelsa matrona", "madre del perínclito varón que nos gobierna" y la Prestante Dama, mujer de Trujillo, una vieja "gorda y pendeja", mujercita de "medio pelo y dudoso vivir, apodada La Españolita".


¡Ah! Y faltan los hijos del dictador, Radhamés y Ramfis, así nombrados, en honor de la Aída de Verdi. Radhamés es "brutito" y Ramfis el niño mimado, nombrado coronel a los siete años, elevado a general a los diez, enviado a la Academia militar de Fort Leavenworth, donde no recibe el trato que se merece ("general Trujillo") y regresa a la patria a ser festejado como héroe: nombrado Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

 

Crece rodeado de "dos o tres amigos que lo festejan, adulan, sirven y medran a su costa". Hace regalos a las actrices que seduce - Kim Novak, Zsa Zsa Gabor - equivalentes a la ayuda militar de los EE UU a la República Dominicana. Y el propio benefactor, Padre de la Patria Nueva, ¿qué hace?, ¿qué no hace? Nunca suda. Disimula. Controla sus corajes. Se blanquea la tez mulata. Tiene centenares de uniformes, casas grandes y casas chicas multiplicadas. Le gusta "hacer chillar a las hembritas". Confía en que su régimen será eterno, ¿o no lo ha bendecido el propio Cardenal Primado de Nueva York, Francis Spellman? ¿No cuenta con el apoyo norteamericano? Luego de servir como mandadero, entra a la Guardia Nacional durante la ocupación norteamericana y es elevado a Coronel, protegido por el Mayor Watson: "¡Trujillo piensa como un marine!". Golpe de Estado mediante, llega al poder desde 1930 y ya no lo suelta. Asesina impunemente a siete mil trabajadores haitianos en 1937 y a decenas de miles de ciudadanos dominicanos hasta el fin de la Dictadura. Sin él, la República Dominicana sería "país horda, tribu, caricatura". ¡Qué pena, para un gobernante tan superior, tener una familia, "el error de mi vida", la calamidad incomparable, "sin otro horizonte que el trago, las penas y tirar"! Es a pesar, no gracias a ellos -la horda, la tribu- que el régimen se sabe eterno. "¿Quién iba a pensar que un día la Tierra podría dejar de girar alrededor del Sol?".

 

 

 

 

Esta "fe" le permite al dictador sobrellevar sus propias miserias personales. La próstata infectada. La incontinencia. Mearse en los pantalones. No controlar el esfínter. No poder "hacer chillar a una hembrita".


Y no poder evitar, tampoco, la muerte.


La muerte del tirano: la anticipan los valientes, impacientes, mal preparados opositores que preparan la celada final para asesinar a Trujillo. Y lo consiguen de manera desorganizada, bravos, dispuestos, ellos mismos, a morir en el intento. Del país de "pijoteros, vampiros y pendejos" despreciado por el dictador, surgen los locos justicieros que lo matan y lo mandan a un lecho de hielo, como si el frío pudiera resucitarlo. Ha perseguido a los curas, ha perdido el respaldo de Washington, ha dejado un vacío que llena el hombrecito Balaguer y la transitoria posición de Ramfis como jefe del ejército. Todo es apresurado, todo es pasajero. Lo entendió desde siempre la Prestante Dama "la terrible, la vengadora" y la astuta dama, que fue acumulando millones de dólares en los bancos suizos, últimos beneficiarios de la rapiña trujillista. La Dama nunca reveló los millones de las cuentas suizas. Murió en la pobreza, en Panamá, y llevaron a enterrarla en un taxi.


La novela de Vargas Llosa no es periodismo: no revela nada que no se haya publicado sobre la tiranía trujillista. Tampoco es historia: demasiados dominicanos sufrieron o se aprovecharon de las tres décadas de Trujillo como para esfumarlas en el pasado.


Es novela, novedad, y también nivola, nube y niebla unamunianas gracias a una presencia que comunica los hechos, la distancia, los humaniza, los vuelve novedosos y novelables. La presencia es la de Urania, hija del senador Agustín Cabral, el "cerebrito" del régimen y ahora un vegetal humano, despojado de voluntad, a quien su hija abandonó, protegida por las monjas, para salvarse del destino de Rosalía Perdomo, de tantas otras muchachas violadas por Trujillo, por los Trujillos, por las bandas de los Ardavines, los Pedro Páramo, los hijos de patriarcas y los descendientes del tirano Banderas: las legiones del poder sin ley de la América Latina.


Urania Cabral se salva. Se va a Nueva York a llevar una vida propia, como profesionista independiente, lejos de la fatalidad de la fuerza bruta. Regresa a reconocer a su padre inválido. Regresa a contar esta novela a su tía Adelina, a sus primas Lucinda y Manolita, es decir, a todos nosotros, los lectores de una novela de Mario Vargas Llosa que no sólo cuenta lo que ya sabíamos sino lo que no sabíamos: el efecto de esta historia en el alma de una mujer, Urania, que escapa de la historia para poder contar la historia, desde el marco de una personalidad hecha por la historia pero salvada de la historia para contarla -Urania Cabral - dándole un marco personal, protagonista, que renueva y hace inteligible a la historia.


Carlos Fuentes - Publicado em Babelia / El País

publicado por ardotempo às 13:41 | Comentar | Adicionar

Estranheza

Um vaso de nardos e trinta moedas de prata

Mariana Ianelli

 

Ofereça um pouco mais do que o suficiente, escreva uma carta longa, de próprio punho, quando bastaria um bilhete, faça transbordar a taça no lugar da dose mínima, e uma sensação de desconforto irá pesar no ambiente. Não convém ser assim tão generoso. Via de regra, as pessoas desconfiam.

 

Como quando se pergunta pelo preço de uma joia linda e essa joia, sendo de graça, perversamente passa do conceito do que vale muito ao conceito do que não vale nada. Se é de graça, alguma coisa tem. Alguma coisa suspeita, sub-reptícia. Jesus não custou trinta moedas de prata? Pois então, é a célebre alma do negócio. Antes pecar por excesso de cautela do que se arriscar ao engano por ingenuidade. Como disse uma vez Martin Amis, “nós já surgimos não-inocentes”. Da falta de inocência à estranheza frente a um gesto magnânimo são poucos passos. Pois não foi justamente aquele que recebeu as trinta moedas de prata que se escandalizou com Maria Madalena ungindo os pés de Jesus com uma libra de nardo puro, quando podia ter vendido o perfume por trezentos denários? A casa recendendo a bálsamo um dia antes da Ceia e Judas indignado com tamanho desperdício.

 

Diga que sua mão esquerda não sabe o que faz a direita e para um desconfiado o provérbio comprova o delito. Para que seja uma dádiva mas pareça um acidente, como se o vaso, por azar, tivesse escorregado das mãos e só por isso os pés ungidos e a casa inteira perfumada, como se a taça transbordasse por simples distração, como se, afinal, não fosse tudo o que por isso mesmo não tem preço, capriche no delito: não diga nada.

 


 

P.S.: Para lembrar Vanessa de Vasconcelos Duarte, assassinada na manhã de 12 de fevereiro de 2011, último sábado:

A eternidade em uma hora não é mais um verso de William Blake, é este agora que desborda na imobilidade do pânico. Muitos nomes há para esta noite sem escolha: cólera, estupor, acrimônia, nenhum porém tão infinito quanto sorvedouro. Te arrastam para um sorvedouro e ali desgarram a alma do teu corpo. Mais do que a lei dos homens, mais do que uma sombra de culpa, fica a pena perpétua do teu grito se multiplicando até o céu da loucura. Ficam os teus olhos borrados, os teus punhos fechados, a tua forma congelada em posição de denúncia. Porque existem almas que Deus não captura, mas que lhe são enfiadas garganta abaixo, sob o castigo de um perdão a quem jamais, em eternidade nenhuma, a si mesmo se perdoa.

 

Mariana Ianelli - Publicado em Vida Breve

publicado por ardotempo às 02:40 | Comentar | Adicionar
Sexta-feira, 18.02.11

Livros e poetas: importantes por existirem

Desobediência


Maria do Rosário Pedreira


Conheço Eduardo Pitta há muitos anos e aprecio, acima de tudo, a sua frontalidade desarmante – qualidade que nem sempre se encontra nas gentes da cultura, por vezes demasiado preocupadas com o afecto dos outros ou a possibilidade de um tacho onde possam fazer os seus cozinhados sem grandes temperos.


Além de pessoa que assume o que diz e pensa, Pitta é um poeta consolidado há décadas, um crítico literário regular e um bloguista de respeito, escrevendo todos os dias no Da Literatura. Pois acaba de reunir uma escolha de poemas seus num volume que dá pelo nome de Desobediência, título que lhe fica bem, sob a chancela da Dom Quixote e com prefácio de Nuno Júdice, autor com obra publicada na mesma colecção. Entre os textos presentes na colectânea, há muitas pérolas, das quais destacaria para amostra este par de versos de que gosto particularmente: “Tinha na retina corpos / imperdoavelmente disponíveis.


Se gosta de poesia, guarde a sua retina e a sua disponibilidade para a leitura desta recolha.

 

 

 


Maria do Rosário Pedreira - Publicado no blog Horas Extraordinárias

publicado por ardotempo às 16:34 | Comentar | Adicionar

Don Segundo Sombra - um gato

Especialista

 

 

O gato que fala uma palavra e é especialista em I pad.

publicado por ardotempo às 13:02 | Comentar | Adicionar

Editor: ardotempo / AA

Pesquisar

 

Fevereiro 2011

D
S
T
Q
Q
S
S
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11

Posts recentes

Arquivos

tags

Links