Vermillion - Vermelho Granada
Cidades caracterizam-se por alguns detalhes triviais, corriqueiros, intensamente convencionais, porém reconhecíveis no seu conjunto e no seu tecido urbano móvel. Nos seus táxis, por exemplo.
Em São Paulo os táxis são brancos. Fato que, durante algum tempo fez com que a cor fosse praticamente dedicada, com incômoda exclusividade aos taxistas, uma vez que a população evitava a todo custo, comprar carros brancos. Isso durou até a chegada maciça de carros importados e entre eles, que representavam os sonhos de desejo dessa mesma população, ávida pelo conforto e pela tecnologia avançada, estavam muitos automóveis brancos, o que acabou por eliminar o preconceito que já se ia solidificando. Felizmente isso deixou de existir e agora lá estão os carros brancos e os táxis igualmente brancos, por todo o lado. Democratica e elegantemente brancos.
No Rio de Janeiro, os táxis populares e de frotas são amarelos-cítricos e com faixas azuis. Também eles são reconhecidos à distância, o que é um facilitador visual importante para seus usuários. Em Londres os táxis são pretos, em Nova York, os cable cars são amarelos gema com quadriculados negros, em Paris as voitures são, em grande maioria, Mercedes Benz.
Em Porto Alegre, os táxis são vermelhos. Uma cor que se tornou uma exclusividade da função. Um vermelho com um toque levemente alaranjado que se chamava, por volta de 1973 - vermelho-granada - era uma cor de moda no catálogo dos fuscas do ano e tornou-se uma paixão fervorosa entre os taxistas, que, naquele mesmo ano, através de seu sindicato, adotaram a cor como oficial para todos táxis da cidade.
Passaram-se cerca de quarenta anos e a cor é uma marca registrada indelével na cidade. Somente em Porto Alegre os táxis ostentam essa cor saliente, enfática, indiscreta, esse vermelho alaranjado que se faz notar na grande massa de veículos de serviço na estação rodoviária, nas filas nas horas engarrafadas dos finais de expedientes de trabalho, nas grandes avenidas do centro da capital e nas pequenas filas dos pontos-de-táxi dos bairros. Vermelho alaranjado, o vermillion das cores a óleo dos tubos de pintura, o vermelho-granada da antiga tabela de cores de alguns veículos Volkswagen de 1973.
Na foto recente, um táxi de Porto Alegre, na esquina da Av. Borges de Medeiros com a rua Jerônimo Coelho, em frente ao Savoy Hotel. Defronte e ao lado, em primeiro plano, um Prêmio Nobel.
Fotografia de Gilberto Perin - Mario Vargas Llosa (Porto Alegre RS Brasil), 2010
El retrato de Felipe IV es un 'velázquez', 37 años después
La colección del Museo Metropolitan de Nueva York cuenta con seis (y no con cinco) lienzos de Velázquez.
El conservador de pintura europea, Keith Christiansen, y el restaurador jefe, Michael Gallagher, hicieron públicas sus averiguaciones en torno al retrato de Felipe IV que durante más de tres décadas había sido atribuido al taller del maestro sevillano, pero no a su magistral pincel.
El cuadro, realizado en 1624 cuando el monarca contaba con 19 años, fue donado como un velázquez a la colección del Metropolitan en 1913 por el prominente comerciante neoyorquino y destacado coleccionista Benjamin Altman. En 1973 el museo decidió atribuirlo a su taller. La pintura había sido mal restaurada en 1913 por encargo del marchante Joseph Duveen, famoso por su afición a alentar a los restauradores a repintar y suavizar los tonos para que los cuadros parecieran más serios, y fueran de este modo más del gusto del mercado, más vendibles. Los añadidos que hicieron al retrato de Felipe IV antes de que fuese donado al Metropolitan alejaban la obra del estilo de Velázquez. Tanto, que arrojaban serias dudas sobre su autoría.
Casi un siglo después, desde principios del otoño de 2009, Michael Gallagher ha retirado con sumo cuidado esas capas de barniz amarillento, así como los añadidos. "El cuadro estaba especialmente dañado", explica en conversación telefónica. "Fue restaurado en el siglo XVIII y luego a principios del siglo XX. Los negros estaban especialmente en mal estado". El trabajo de limpieza y restauración ha logrado convencer a los expertos, incluido al reconocido especialista Jonathan Brown, que declaró a The New York Times que aunque el cuadro ha sufrido pérdidas "lo que queda es de Velázquez".
Gallagher terminó de limpiar el lienzo el pasado mes de enero y fue entonces cuando comenzaron los estudios que han logrado determinar la autoría de la obra. La similitud de las formas del cuadro del Metropolitan con un retrato de busto del rey perteneciente al Museo Meadows de Dallas fue el primer signo alentador en un arduo proceso en el que el entusiasmo se dosificó con precaución.
La prueba definitiva llegó tras un viaje a Madrid para llevar a cabo un minucioso estudio del retrato oficial del rey perteneciente a la colección del Museo del Prado. El estudio de rayos X al que se sometió a este cuadro mostraba que había otro retrato anterior del monarca en el mismo lienzo. Ese retrato oculto coincide con el del Metropolitan. Los expertos del museo aseguran que el retrato de Felipe IV que se encuentra en Nueva York es una copia que realizó, firmó y cobró el propio Velázquez - existe un recibo del pintor por esta obra - a partir del retrato original sobre el que repintó. El retrato del Prado procede de la colección real y por lo tanto fue el retrato oficial del rey. El pintor usó un estilo más fluido y logrado en la última versión.
"La atribución de este cuadro a Velázquez plantea nuevas preguntas y abre una nueva ventana a los métodos de trabajo del pintor y el funcionamiento de su taller", explica Gallagher. El año pasado el Metropolitan también atribuyó a Velázquez otra de las obras de su colección, Retrato de un hombre. Aún quedan al menos dos lienzos más en la colección que parecen proceder del taller de Velázquez. Cabre preguntarse si habrá nuevos descubrimientos. "El museo ha aclarado dos incógnitas y por el momento no hay planes de estudiar el resto de los cuadros del taller", concluye Michael Gallagher.
Publicado em El País
Livro do Ano 2010 - Zero Hora Retrospectiva 2010
DON FRUTOS
Depois de anos como um autor que se definia “à margem”, Aldyr Garcia Schlee tornou-se um dos nomes mais comentados de 2010. Recebeu o prêmio Fato Literário e o Açorianos na categoria Conto com o livro Os Limites do Impossível e, durante a Feira deste ano, lançou o mais interessante romance gaúcho da temporada: Don Frutos, elaborada reconstituição histórica da trajetória do caudilho uruguaio Don Fructuoso Rivera. Schlee reconstrói os últimos dias de Rivera, moribundo e encalacrado em Jaguarão (o caudilho viajava para tomar posse como governante do Uruguai, mas morreu sem conseguir cruzar a fronteira).
Publicado no jornal Zero Hora RS Brasil- 30 de dezembro 2010