Terça-feira, 30.06.09

Leopoldo Plentz, fotógrafo

Coisas Inúteis

 

 

 

 

 

© Leopoldo Plentz - Série Coisas Inúteis - Fotografias de pequenos objetos, ampliados em formatos gigantescos, em ampliações vintage, sobre papel de fibra de algodão (Porto Alegre RS Brasil), 2009

publicado por ardotempo às 03:34 | Comentar | Adicionar
Segunda-feira, 29.06.09

Aos que não temem o alto mar e o desconhecido...

Llavaneres
 
Enrique Vila-Matas
   
Recuerdo mi primer recuerdo del miedo. Verano de 1951. Un pequeño pueblo de la costa norte de Barcelona conocido por todos como Llavaneres. La torre de mi abuelo había sido el Consulado de Chile durante la guerra. Los domingos por la tarde, las familias de veraneantes iban al cine. Me llevaron mis padres a ver la primera película de mi vida, un western. No recuerdo título ni argumento. Después de todo, sólo tenía tres años y medio. Pero recuerdo, como si fuera ahora, que en la pantalla se podía ver la vida cotidiana de una feliz familia de granjeros: una madre cariñosa, un padre honrado y un niño de mi edad. De pronto, la normalidad quedó alterada por la aparición de unos extraños - luego sabría que eran indios cheyenes - que llevaban las caras pintadas y plumas en la cabeza y - eso fue lo peor - se comunicaban entre ellos con palabras incomprensibles, agitándose de un modo inquietante, en claro signo de hostilidad contra la pobre y pacífica familia de blancos.
 
Me quedó muy grabada aquella primera impresión del miedo, aquella irrupción inesperada de los primeros seres extraños que veía en mi vida. Me quedó muy grabada y pienso que fue porque no había visto nunca hasta entonces a nadie ajeno a los míos. Aquel terror surgió sin duda del descubrimiento de lo distinto. Con el tiempo supe que Nietzsche posiblemente dio en el blanco cuando dijo que el miedo ha favorecido más el conocimiento general del ser humano que el amor, pues el miedo quiere adivinar quién es el otro, qué es lo que puede, qué es lo que quiere, y que equivocarse en eso sólo puede reportarnos un peligro y una desventaja, mientras que es evidente que en el amor, en cambio, se da un secreto impulso a ver en el otro la mayor cantidad posible de cosas bellas, y, por tanto, equivocarse ahí no es un problema ni un peligro, sino más bien un placer y una ventaja.
 
El miedo tiene la ventaja de que nos hace estudiar a los otros y de paso a nosotros mismos.
 
He estudiado mi terror cheyene, y para mí no hay duda de que si ese tenaz recuerdo sobre mi primer miedo me ha acompañado - intacto - siempre a lo largo de la vida, ha sido porque encierra en él mismo la llave de los compartimentos secretos de todo mi mundo anímico. Es un recuerdo que siempre me advierte del peligro que encierra todo primer paso dado en el exterior de lo confortable, de lo familiar: ese primer paso que puede dejarnos tanto fuera de la asociación de vecinos del barrio como de un cálido círculo de granjeros del far-west, como puede dejarnos fuera de todo directamente.
 

Si uno da ese primer paso y se adentra en el territorio de los otros, sabe que ahí estará sin duda, agazapado - invisible a veces -, aquel súbito primer miedo de la infancia, aquel miedo del verano de 1951, aquel terror a lo inhóspito que descubrimos un día de nuestra infancia en el que vimos con asombro, primero, y a continuación con el más grande pánico, el mundo extraño de lo cheyene. El pánico venía muy acentuado por el hecho de que los indios hablaban en un lenguaje raro. He tardado una infinidad de años en saber - lo supe ayer - que no era tan extraña esa lengua en la que hablaban (a fin de cuentas, era el algonquino) y que el nombre de cheyene provenía de sha hi'yena, tampoco algo tan raro, porque precisamente significa "el pueblo de lengua extranjera".

 

Hasta 1859, los cheyenes mantuvieron una relación pacífica con el hombre blanco. Después, todo fue terrible. El general Custer los derrotó en Washita. Y luego ellos, aliados con los sioux oglalas, hunkpapas y santees, se vengaron en Little Big Horn. Tras su rendición en 1877 fueron trasladados por el Gobierno norteamericano a una reserva en Oklahoma, donde conocieron años horribles.

 

Actualmente quedan unos 6.000 cheyenes en todo el mundo y viven en una reserva de Montana, hacia la que me dirijo precisamente ahora, en viaje con mi mujer por Estados Unidos. Sé que su religión - como la mía - da importancia a las experiencias visionarias y que practican el baile del sol, mi danza preferida. Voy al encuentro de los cheyenes. No tengo miedo. Cae la tarde y oscurece, pero no tengo miedo.

 

En la vida, igual que en la literatura, no se descubre tierra nueva sin acceder a perder de vista primeramente, y por largo tiempo, toda costa. Voy pensando que en la vida cuentan únicamente los que no temen la alta mar y van más allá de Llavaneres y, lanzándose hacia lo desconocido, entran, como nosotros ahora, en esta calle barrida por el viento, en esta estrecha calle de casas no numeradas que llaman Little Big Horn. 

 

 

© Enrique Vila-Matas

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Domingo, 28.06.09

Nós y nosotros

Uma conversa com o escritor Aldyr Garcia Schlee

 

No dia 11 de julho acontecerá na Livraria Palavraria, no bairro Bom Fim em Porto Alegre RS, uma conversa direta do grande escritor Aldyr G. Schlee com o seu público. Será no sábado, a partir das 18h30, no acolhedor espaço da livraria-café.

 

Schlee falará sobre literatura - a sua escrita - especialmente sobre os seus dois novos livros, ainda inéditos e ansiosamente aguardados pelo seu imenso público leitor e admirador: o romance DON FRUTOS e NOS LIMITES DO IMPOSSÍVEL - Contos Gardelianos. 

 

Conversará também sobre a literatura de outros grandes autores e sobre sua experiência de tradutor, do português ao espanhol e vice-versa. Os autores sobre quem falará serão Mario Benedetti e Simões Lopes Neto.

 

Uma extraordinária possibilidade de reencontrar o grande escritor e desfrutar dessa oportunidade única de ouvi-lo, dar-lhe um abraço e obter um autógrafo do escritor, recluso voluntário em sua biblioteca no Capão do Leão, concentrado ao universo da literatura.

 

 

Nós y nosotros

Aldyr Garcia Schlee

Dia 11 de julho (sábado) 18h30

 

 

Palavraria - Livraria-Café
Rua Vasco da Gama, 165 - Bom Fim
90420-111 - Porto Alegre 
Telefone 051 32684260
palavraria@palavraria.com.br

 

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“Enquanto houver avós”

 
 
Isolde Bosak
 
Zéta, a bruxa do norte havia se mudado
para uma velha casa de pedra.
No seu jardim plantado de cores,
mágicas sementes plantadas
viravam palavras.
 
(Você já viu semente virar palavra,
ou palavra virar semente?)
 
Formigas de dia vinham, 
de noite caracóis iam, 
e nada mais agradava à bruxa Zéta 
do que olhar a cobra Cobra 
quieta na toca.
 
 
Do sul viria a bruxa Zô,
visitar sua amiga do norte,
vassoura nova e vontade forte,
atravessou o oceano,
esse era o secreto plano.
 
A viagem foi tranquila, 
alguns urubus ciumentos 
quiseram tirar proveito, 
jogar seus excrementos,
mas a velha bruxa, 
com seu olho de holofote 
espantou os agourentos
colocando-os a espanar 
nuvens de grande porte, 
de gases fedorentos.
 
A bruxa Zéta morava num lugar com rios,
cachoeiras, grutas e casas antigas.
Logo quis revelar um segredo, 
já que há séculos se conheciam e eram amigas.
 
 
Foram serelepes a passear
rumo às cavernas milenares, 
onde todos os ares
são antigos como o mundo, 
no seu inicio estelar.
 
A entrada para a caverna onde o segredo
a desvendar seria colocado à luz do dia,
um mistério antigo, um verdadeiro enredo,
Zeta sorria, Zô tão curiosa, quem diria! 
 
Desceram centenas de metros 
dentro da cova,
escadas de pedra 
mostravam onde 
o segredo se esconde, 
entre fungos e escuridão, 
da parede sombria,
no fundo do inverso torreão,
pingos de ouro escorriam!
 
 
Eis que, a bruxa Zeta,
tocando estes pingos com os dedos,
fez saltar estrelas, pequenos brilhos,
com asas e sinos.
 
Os brilhos recém-nascidos, caindo, dançando,
letrinhas pulsantes.  
Todos tem nome com A, B, C e aí por diante.
 
Então, esse era o segredo!
Nada de sapos, lagartos ou
pó de degredo!
 
O que seria senão bruxaria?
A mais pura lenda, mistura
de história com
as horas da infância,
que, em ultima instância,
 
faz com que, aos poucos, na vida,
se escolha uma sina.
 
Seguir como purpurina,
ou ser criança, 
de verdade, como Helena,
Marcelus ou Jo, Gabriel,
Antonio ou Nina.
 
 
© Isolde Bosak - Texto e ilustrações 
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Investimento

O Bolsa Ditadura tornou-se uma indústria
 
Elio Gaspari
 
Se alguém quisesse produzir um veneno capaz de desmoralizar a esquerda sexagenária brasileira dificilmente chegaria a algo parecido com o Bolsa Ditadura.
 
Aquilo que em 2002 foi uma iniciativa destinada a reparar danos impostos durante 21 anos a cidadãos brasileiros transformou-se numa catedral de voracidade, privilégios e malandragens. O Bolsa Ditadura já custou R$ 2,5 bilhões à contabilidade da Viúva. Estima-se que essa conta chegue a R$ 4 bilhões no ano que vem. Em 1952, o governo alemão pagou o equivalente a R$ 11 bilhões (US$ 5,8 bilhões) ao Estado de Israel pelos crimes cometidos contra os judeus durante o nazismo.
 
O Bolsa Ditadura gerou uma indústria voraz de atravessadores e advogados que embolsam até 30% do que conseguem para seus clientes. No braço financeiro do pensionato há bancos comprando créditos de anistiados. O repórter Felipe Recondo revelou que Elmo Sampaio, dono da Elmo Consultoria, morderá 10% da indenização que será paga a camponeses sexagenários, arruinados, presos e torturados pela tropa do Exército durante a repressão à Guerrilha do Araguaia. Como diria Lula, são 44 "pessoas comuns" que receberão pensões de R$ 930 mensais e compensações de até R$ 142 mil. Essa turma do andar de baixo conseguiu o benefício muitos anos depois da concessão de indenizações e pensões aos militantes do PC do B envolvidos com a guerrilha.
 
O doutor Elmo remunera-se intermediando candidatos e advogados. Seu plantel de requerentes passa de 200. Ele integrou a Comissão da Anistia e dela obteve uma pensão de R$ 8.000 mensais, mais uma indenização superior a R$ 1 milhão, por conta de um emprego perdido na Petrobras. No primeiro grupo de milionários das reparações esteve outro petroleiro, que em 2004 chefiava o gabinete do advogado Luiz Eduardo Greenhalgh na Câmara. O Bolsa Ditadura já habilitou mais de 160 milionários.
 
É possível que o ataque ao erário brasileiro venha a custar mais caro que todos os programas de reparações de todos os povos europeus vitimados pelo comunismo em ditaduras que duraram quase meio século. Na Alemanha, por exemplo, um projeto de 2007 dava algo como R$ 700 mensais a quem passou mais de seis meses na cadeia e tinha renda baixa (repetindo, renda baixa). Na República Tcheca, o benefício dos ex-presos não pode passar de R$ 350 mensais.
 
No Chile, o governo pagou indenizações de 3 milhões de pesos (R$ 11 mil) e concedeu pensões equivalentes a R$ 500 mensais. Durante 13 anos, entre 1994 e 2007, esse programa custou US$ 1,4 bilhão. No Brasil, em oito anos, o Bolsa Ditadura custará o dobro. O regime de Pinochet matou 2.279 pessoas e violou os direitos humanos de 35 mil. Somando-se os brasileiros cassados, demitidos do serviço público, indiciados ou denunciados à Justiça chega-se a um total de 20 mil pessoas. Já foram concedidas 12 mil Bolsas Ditadura e há uma fila de 7.000 requerentes.
 
Os camponeses do Araguaia esperaram 35 anos pela compensação. Como Lula não é "uma pessoa comum", ficou preso 31 dias em 1979 e começou a receber sua Bolsa Ditadura oito anos depois. Desde 2003, o companheiro tem salário (R$ 11.239,24), casa, comida, avião e roupa lavada à custa da Viúva. Mesmo assim embolsa mensalmente cerca de R$ 5.000 da Bolsa Ditadura. (Se tivesse deixado o dinheiro no banco, rendendo a Bolsa Copom, seu saldo estaria em torno de R$ 1 milhão.)
 
O cidadão que em 1968 perdeu a parte inferior da perna num atentado a bomba ao Consulado Americano recebe pelo INSS (por invalidez), R$ 571 mensais. Um terrorista que participou da operação ganhou uma Bolsa Ditadura de R$ 1.627. Um militante do PC do B que sobreviveu à guerrilha e jamais foi preso, conseguiu uma pensão de R$ 2.532. Um jovem camponês que passou três meses encarcerado, teve o pai assassinado pelo Exército e deixou a região com pouco mais que a roupa do corpo, receberá uma pensão de R$ 930.
 
Nesses, e em muitos outros casos, Millôr Fernandes tem razão: "Quer dizer que aquilo não era ideologia, era investimento?"
 
Publicado no Blog do Noblat 
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O impasse das aparências

Formação 
 
José Saramago
 
Não ignoro que a principal incumbência assinada ao ensino em geral, e em especial ao universitário, é a formação. A universidade prepara o aluno para a vida, transmite-lhe os saberes adequados ao exercício cabal de uma profissão escolhida no conjunto de necessidades manifestada pela sociedade, escolha essa que se alguma vez foi guiada pelos imperativos da vocação, é com mais frequência resultante dos progressos científicos e tecnológicos, e também de interessadas demandas empresariais. Em qualquer caso, a universidade terá sempre motivos para pensar que cumpriu o seu papel ao entregar à sociedade jovens preparados para receberem e integrarem no seu acervo de conhecimentos as lições que ainda lhe faltam, isto é, as da experiência, madre de todas as coisas humanas.
 
Ora, se a universidade, como era seu dever, formou, e se a chamada formação contínua fará o resto, a pergunta é inevitável: “Onde está o problema?” O problema está em que me limitei a falar da formação necessária ao desempenho de uma profissão, deixando de lado outra formação, a do indivíduo, da pessoa, do cidadão, essa trindade terrestre, três em um corpo só.
 
É tempo de tocar o delicado assunto. Qualquer acção formativa pressupõe, naturalmente, um objecto e um objectivo. O objecto é a pessoa a quem se pretende formar, o objectivo está na natureza e na finalidade da formação. Uma formação literária, por exemplo, não apresentará mais dúvidas que as que resultarem dos métodos de ensino e da maior ou menor capacidade de recepção do educando. A questão, porém, mudará radicalmente de figura sempre que se trate de formar pessoas, sempre que se pretenda incutir no que designei por “objecto”, não apenas as matérias disciplinares que constituem o curso, mas um complexo de valores éticos e relacionais teóricos e práticos indispensáveis à actividade profissional. No entanto, formar pessoas não é, por si só, um aval tranquilizador. Uma educação que propugnasse ideias de superioridade racial ou biológica estaria a perverter a própria noção de valor, pondo o negativo no lugar do positivo, substituindo os ideais solidários do respeito humano pela intolerância e pela xenofobia. Não faltam exemplos na história antiga e recente da humanidade.
 
Aonde pretendo chegar com este arrazoado? À universidade. E também à democracia. À universidade porque ela deverá ser tanto uma instituição dispensadora de conhecimentos como o lugar por excelência de formação do cidadão, da pessoa educada nos valores da solidariedade humana e do respeito pela paz, educada para a liberdade e para a crítica, para o debate responsável das ideias. Argumentar-se-á que uma parte importante dessa tarefa pertence à família como célula básica da sociedade, porém, como sabemos, a instituição familiar atravessa uma crise de identidade que a tornou impotente perante as transformações de todo o tipo que caracterizam a nossa época. A família, salvo excepções, tende a adormecer a consciência, ao passo que a universidade, sendo lugar de pluralidades e encontros, reúne todas as condições para suscitar uma aprendizagem prática e efectiva dos mais amplos valores democráticos, principiando pelo que me parece fundamental: o questionamento da própria democracia. Há que procurar o modo de reinventá-la, de arrancá-la ao imobilismo da rotina e da descrença, bem ajudadas, uma e outra, pelos poderes económico e político a quem convém manter a decorativa fachada do edifício democrático, mas que nos têm impedido de verificar se por trás dela algo subsiste ainda.
 
Em minha opinião, o que resta é, quase sempre, usado muito mais para armar de eficácia as mentiras que para defender as verdades. O que chamamos democracia começa a assemelhar-se tristemente ao pano solene que cobre a urna onde já está apodrecendo o cadáver. Reinventemos, pois, a democracia antes que seja demasiado tarde. E que a universidade nos ajude. Quererá ela? Poderá ela?
 
 
 
 
José Saramago - Publicado no Caderno de Saramago
Fotografia de Mário Castello - Congresso - Fotografia (Brasília DF Brasil), 2005
publicado por ardotempo às 20:38 | Comentar | Adicionar

O futuro é um desejo

Um leitor de e-books, please
 
 
Para quem faz da leitura intensiva a sua actividade principal, há nos dias que correm uma tentação tecnológica quase óbvia: o leitor de e-books. Eu até nem sou muito de gadgets.
 
Nunca me deslumbrei com os telemóveis topo de gama, tipo BlackBerry à la Barack Obama ou iPhone com trezentas aplicações diferentes (dos programas que permitem controlar o orçamento mensal, cheios de gráficos e dicas, ao miraculoso Brushes, que nos torna Picassos instantâneos e «deu» a Jorge Colombo a sua primeira capa da New Yorker).
 
Nunca pedi ao Pai Natal o último portátil da Apple nem um GPS para me orientar nas ruas de Lisboa ou nas rotundas da província. Contento-me com o que é básico, com o que é elementar, com o que é mais simples. Tanto assim que comprei um smartphone há cerca de um mês – com ecrã táctil, mais as milhentas funções que os smartphones hoje nos oferecem (mesmo os baratuchos) – e ainda mal o utilizei. A verdade, confesso, é que não tive tempo de ler o manual de instruções. E porquê? Porque a minha profissão é ler intensivamente, sim, mas livros, não manuais de aparelhos electrónicos.
 
E isto leva-me de volta à questão dos e-books. Com a quantidade de livros que as editoras me fazem chegar todos os dias, a minha casa assemelha-se cada vez mais a um labirinto de papel. Estantes ajoujadas, pilhas periclitantes no corredor, caos bibliográfico. Por muito que goste de me sentir uma ilha rodeada de livros por todos os lados, há um limite físico para esta invasão imparável (sobretudo quando não posso dispor, como alguns felizardos, de um apartamento à parte para a biblioteca pessoal). Um dia, deixará de haver espaço. Mesmo. E antes que esse dia chegue, tenho que tomar medidas. Uma é ser mais selectivo quanto ao que entra.
 
Outra é expulsar o que nem sequer devia ter entrado. E a terceira, a mais simples, é justamente comprar um leitor de e-books. Para fazer download das obras que me interessam mas não faço questão de ter nas prateleiras, claro. Mas sobretudo para evitar um crime ecológico: a impressão, em resmas de folhas A4, dos ficheiros pdf com que as editoras revelam aos críticos literários os romances que só vão para a gráfica umas semanas depois.
 
Mais do que uma tentação, o leitor de e-books transformou-se para mim numa necessidade. Espero aliás levar um, carregadinho, já nas próximas férias (com a vantagem adicional de diminuir substancialmente o peso das bagagens).
 
Texto publicado no blog Bibliotecário de Babel, de José Mário Silva / "A minha tentação", do Semanário Económico - Lisboa Portugal 
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Retratos Notáveis - 35

O bibliófilo

 

 

 

Fotografia: Retrato de José Mindlin (São Paulo SP Brasil) - 2008

Fotógrafo: Mário Castello  

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Albertina - a caixa-forte das artes, inundada

Agua, robot y arte
 
 
Hasta el miércoles, el Albertina, fascinante caja fuerte de las obras de algunos de los mayores maestros de la historia del arte como Durero, Rembrandt, Rubens, Picasso, Monet o Schiele, era admirado como el museo con el depósito más moderno y seguro del mundo. Pero el agua acabó con el mito. Dos mil litros inundaron el búnker gigantesco que se construyó bajo el bastión del palacio barroco Albertina metiendo el miedo en el cuerpo a los responsables del museo vienés y, de paso, a todos los aficionados al arte.
 
El famoso depósito del Albertina, cuya construcción en 2003 costó más de cinco millones de euros, dispone de un sofisticado sistema electrónico que gestiona tanto el control de cambios de temperatura como las actividades físicas de archivo y vigilancia de la colección. "Parecía el lugar más seguro contra riesgos de incendios o de robos, y a nadie se le hubiera ocurrido pensar que algo tan ridículo como la filtración de agua pudiera suponer un peligro", dijo el director del Albertina, Klaus Albrecht Schröder, quien reconoce ahora que no ha sido una buena idea dejar el irreemplazable tesoro completamente en manos de un robot.
 
El caudal del Danubio y de otros ríos de Europa Central aumentó en los últimos días a raíz de las torrenciales lluvias, causando numerosas inundaciones en la región. En principio no había motivo para temer por el museo Albertina, situado en pleno casco histórico de Viena y lejos del río. Pero el miércoles, poco antes de las nueve de la mañana, sonó la alarma automática del depósito del museo. Unos tres minutos más tarde el personal se llevó un susto cuando entró en el almacén, que es "como una inmensa catedral de 140 metros de largo, 16 de ancho y 15 metros de altura", según la descripción de Schröder. El suelo estaba cubierto por dos o tres centímetros de agua. Había más de 2.000 litros, "como unas 200 bañeras llenas", en palabras del director del museo. Varias cajas de cartón que protegen las láminas de arte ya estaban reblandecidas.
 
Schröder sostiene que ninguna de las obras sufrió daños. No obstante, urgía ponerlas a salvo, no sólo del agua sino del aumento de la humedad atmosférica. Pero durante siete horas no se pudo hacer nada. No era posible sin ayuda del robot, que en ese momento hubo que desconectar por riesgo de cortocircuitos en los conductos de corriente de 380 voltios necesaria para su funcionamiento. Schröder admite que sus nervios estaban de punta al ver el tesoro en peligro y sentir durante siete largas horas toda la impotencia del mundo... por culpa de una computadora.
 
Las gigantescas estanterías del búnker vienés no sólo son altísimas, sino que carecen de corredores por donde puedan acceder seres humanos. Únicamente hay lugar para los brazos mecánicos del robot, porque de esta forma el almacén puede dar cabida a más de un millón de cuadros y además garantiza un sistema de climatización con mínimo gasto de energía. Normalmente, basta programar el sistema ideado por la empresa Ecolog para que, en apenas unos minutos, el robot sirva en bandeja las obras requeridas sin necesidad de presencia física humana.
 
En la evacuación ha vuelto a funcionar el sistema electrónico. "Basta teclear en el programa un nombre, 'Klimt' por ejemplo, para que el robot nos entregue de inmediato el total de sus obras del almacén". Las obras más valiosas, desde los picassos hasta los dureros, fueron las primeras en ser puestas a salvo. En las tareas de salvamento participaron todos los empleados del Albertina, con ayuda de unas 70 personas contratadas de una empresa de transporte de obras de arte, secundadas por un amplio dispositivo de la policía.
 
El fallo, según Schröder, no era de este sistema electrónico, sino de la coraza de hormigón. Se supone que el agua se filtró por las fisuras de las tapas del techo que dan a una terraza. Él mismo explicó que el defecto concreto no ha sido identificado aún, que la evacuación de las 950.000 obras tardará todavía unos 10 días y que, para empezar, serán trasladadas a otros recintos del mismo museo y luego se verá si es necesario almacenarlas por un periodo de tiempo más largo para reparar los daños de la construcción. "Los costes de un año en otros almacenes podrían elevarse a más de medio millón de euros", dijo el director.
 
Pero esta Operación Albertina de evacuación de casi un millón de obras de arte tiene un precedente, y ocurrió aquí mismo. El museo vienés vio en peligro su colección en 1992, cuando se incendió la sala Redoutenaal del Palacio Imperial Hofburg, situado a su lado. Entonces, las obras fueron puestas a salvo en tiempo récord en los sótanos de la Biblioteca Nacional de Austria.
 
Publicado em El País
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Tapumes

Praça de guerra
 
Daniel Escobar
 
Na semana passada recebi alguns amigos do Brasil e convidei-os para um passeio a pé por Lisboa. Esta é uma das melhores formas de se conhecer a cidade. Basta ter um pouco de disposição para enfrentar as ladeiras e o calor de mais de 30 graus que faz agora no verão. Atravessamos a zona da Baixa e eu seguia com os dedos cruzados conforme nos aproximávamos do Arco Triunfal da Rua Augusta. Mas de nada adiantou. Não foi desta vez que apresentei aos meus amigos a famosa Praça do Comércio.
 
A Praça, que por aqui é muito mais conhecida pelo seu antigo nome, Terreiro do Paço, está escondida por tapumes há vários meses em função de obras que visam interromper o despejo de poluentes no rio Tejo e revitalizar este espaço que é um verdadeiro símbolo nacional.
 
Ainda me lembro da primeira visita que fiz a Lisboa e da grande sensação de liberdade proporcionada por esta praça - uma das maiores da Europa. Ela abraça o Tejo e abriga gentilmente os imponentes prédios públicos ao seu redor. Do lado oposto ao rio está o grandioso Arco que faz a vez de entrada da cidade. A estátua equestre do rei D. José I, elegante no centro, esforça-se para continuar exibindo-se ao público.
 
A Praça do Comércio de fato não é um lugar qualquer. Antes mesmo de existir, foi para onde o rei D. Manuel I transferiu sua residência, posteriormente destruída pelo terremoto de 1755. A construção da praça coroou o esforço do Marquês de Pombal em reconstruir a cidade devastada. O Terreiro do Paço foi ainda palco de alguns dos principais fatos históricos do país, incluindo o assassinato de parte da última família real reinante em Portugal.
 
A remodelação deste espaço, classificado como Monumento Nacional, que deveria ser algo a ser celebrado, tornou-se uma verdadeira praça de guerra. Um dos principais motivos foi a ausência de um concurso para escolha do arquiteto responsável pela obra, Bruno Soares, nomeado pela Sociedade Frente Tejo.
 
A chuva de críticas avolumou-se quando a Ordem dos Arquitetos rejeitou quase que de forma unânime a proposta de losangos para o piso e a criação de um plano mais elevado em relação ao rio. Some-se a tudo isso a proximidade das eleições locais e temos o caldo político necessário para tornar qualquer obra interminável.
 
O debate tomou conta dos principais jornais do país e enquanto o atual presidente da Câmara de Lisboa (equivalente ao prefeito), António Costa, sofre com os ataques da oposição e da Ordem dos Arquitetos, a cidade perde por não saber ao certo o que fazer com um de seus principais espaços públicos. E perdemos todos nós por sermos privados de poder usufruí-lo.
 
 

Daniel Escobar - Publicado no blog Comboio Lisboa   

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Drops

No país dos suspensórios
 
Ferreira Gullar
 
Pergunto: pode continuar fazendo leis quem não as respeita? Lei é para os outros...
 
Um número considerável de bandidos presos recentemente (por assalto a banco, sequestro, latrocínio) estava em ação ou por efeito de progressão da pena ou de prisão albergue ("trabalham" de dia e voltam para dormir na prisão) ou estavam em liberdade graças a habeas corpus, isto é, por decisão de algum juiz. A última notícia é que Elias Maluco, o assassino do jornalista Tim Lopes, em breve ganhará as ruas valendo-se da decisão do Supremo que concedeu o benefício de progressão da pena aos autores de crimes hediondos. Por isso é que muitos policiais dizem que a tarefa arriscada, que cumprem, de prender bandidos, equivale a enxugar gelo.
 
Dezoito deputados estaduais do Paraná tiveram a carteira de motorista cassada pelo Detran, tantas foram as transgressões que cometeram. Carli Filho, como se vê, é apenas um exemplo entre muitos. Então, pergunto: pode continuar fazendo leis quem não as respeita? Sabe-se agora que o ministro do Planejamento, Paulo Bernardo, também do Paraná, teve sua carteira cassada por excesso de multas. Lei é para os outros...
 
Para o governo, praticamente não há inflação mas, segundo a Maria, minha secretária, o leite longa vida subiu de R$ 1,70 para R$ 2,80 ou R$ 3; o leite em pó, de R$ 4,50 para R$ 5,40 ou R$ 6,20; o açúcar, de R$ 0,80 para R$ 2,50; o tomate, R$ 1,50 para R$ 2,80 ou R$ 3. Isso me lembra uma época distante, quando os índices de inflação divulgados pelo governo eram sempre mais baixos que a inflação real; é que, para calculá-los, incluía o preço dos suspensórios e de outros artigos que já quase ninguém comprava. Quais serão os suspensórios de hoje, não sei, mas que entram nos cálculos da inflação não tenho dúvida.
 
Com apoio do Ministério da Igualdade Racial, transita no Congresso um projeto de lei que obriga a contratação de 10 por cento de negros como modelos dos desfiles de moda e de atores nos filmes de publicidade. E os índios, não têm direito a cota? A impressão que dá é de que os defensores da igualdade racial estão tratando os índios de modo desigual.
 
Cismado que sou com o mal uso do nosso idioma, gostei de ouvir, por duas vezes um locutor de televisão dizer que alguém, acidentado, "não corre risco de vida", em vez de "não corre risco de morte", expressão forjada por algum redator obtuso. Naquela noite, fui dormir aliviado.
 
Em mais um desastrado pronunciamento, Lula opinou contra os que, no Irã, acusam de fraudada a vitória de Ahmadinejad. Afirmou que, como no futebol, aquilo era choro de derrotado. A verdade é que as manifestações continuaram. Custa crer que tanta gente insista em enfrentar a brutalidade da repressão policial, sem ter sérias razões para isso. Muitos governos democráticos condenaram a repressão, que prendeu e matou manifestantes. Obama disse ter dúvidas quanto à lisura do pleito. Lula, não, está com Ahmadinejad e não abre.
 

 
© Ferreira Gullar - Publicado na Folha de São Paulo / UOL
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Sexta-feira, 26.06.09

Brasiliana, de José Mindlin

Brasiliana Digital: uma biblioteca para todos


Foi lançado oficialmente no dia 16 de junho de 2009, o Projeto Brasiliana Digital com cerca de 40.000 documentos digitalizados, com acesso livre em internet, tendo como ponto de partida uma coleção reunida pelo bibliófilo José Mindlin, durante 80 anos, e finalmente doada à Universidade de São Paulo, em 2006.

Esta biblioteca digital traz uma extraordinária coleção de livros, manuscritos e outros materiais sobre a história e a cultura do Brasil. Os livros publicados pela Brasiliana Digital são todos de domínio público e poderão ser usados para nortear pesquisas científicas, na educação formal e informal e no desejo de conhecimento e de formação
dos cidadãos.

Os documentos estão organizados por tipo - livros, periódicos, manuscritos, mapas, imagens e obras de referência (dicionários e catálogos) e a busca pode ser feita por autor, título ou data de publicação. Dicas para melhorar a busca e a visualização podem ser consultadas no Manual de Uso da Biblioteca Brasiliana Digital.

Vale a pena conhcer minuciosamente a Brasiliana Digital e saber mais sobre o projeto completo da Brasiliana USP que inclui a construção de um edifício novo, de arquitetura contemporânea e absolutamente dedicado à biblioteca, com 20.000 metros quadrados de área, no campus da Cidade Universitária da USP, em São Paulo SP.

Endereço da Biblioteca Brasiliana USP:
Praça da Reitoria, s/n 
Cidade Universitária
05508-030 São Paulo SP

Informações disponíveis sobre a Brasiliana USP em http://www.brasiliana.usp.br

 

publicado por ardotempo às 20:29 | Comentar | Ler Comentários (1) | Adicionar

Anistia não contempla torturadores

História sonegada
 
Luis Fernando Verissimo
 
A abertura ou não dos arquivos sobre a repressão à insurgência armada durante a ditadura militar se resume numa questão: se alguém tem o direito de sonegar à Nação sua própria História. Os debates sobre a conveniência de se remexer esse passado viscoso e sobre as razões e as causas de cada lado são secundários. A discussão real é sobre quem são os donos da nossa História. É se, 25 anos depois do fim da ditadura, os militares têm sobre a nossa memória o mesmo poder arbitrário que tiveram durante 20 anos sobre a nossa vida cívica.
 
Não é só a nossa história em comum que está sendo sonegada. A história individual dos mortos pela repressão também. Aos parentes são negados não apenas seus restos como a formal cortesia de uma biografia completa. Uma reivindicação que nada tem a ver com revanchismo, que só pede uma deferência à simples necessidade das famílias reaverem seus corpos e saberem seu fim. Impedir que isso aconteça para não melindrar noções corporativas de honra ou imunidade é uma forma de prepotência que, 25 anos depois, não tem mais desculpa.
 
Revelações como as que o "Estadão" está publicando sobre a guerrilha no Araguaia servem como um começo para o resgate da nossa memória tutelada. Não precisa mexer na lei da anistia. É mais importante para a Nação saber a verdade do que punir os culpados. E já que se liberou a História e se busca a verdade com novo animo, por que não aproveitar e investigar alguns pontos cegos daqueles tempos, como a participação de setores do empresariado em coisas como o Comando de Caça aos Comunistas e a Operação Bandeirantes, agindo como corpos auxiliares da repressão urbana, não raro com entusiasmo maior do que o dos militares ou da polícia política - como costuma acontecer quando diletantes fazem o trabalho de profissionais. Algum correspondente civil ao major Curió deve ter em seus arquivos o relato da guerra naquela outra selva.
 
Mas sei não, há uma tradição brasileira de poupar o patriciado quando este se desencaminha. Quando descobriram que todos os negócios com o novo governo Collor teriam que passar pela empresa do P.C.Farias, não foram poucos e não foram pequenos os empresários nacionais que aderiram ao esquema sem fazer perguntas. Nas investigações sobre a corrupção que acabou derrubando Collor, seus nomes desapareceram. E, neste caso, não foram os militares que esconderam a verdade.
 
Luis Fernando Verissimo
 
PS: (N.E.: Só para não esquecer: quem mandou matar P.C.Farias? - ARdoTEmpo) 
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Quarta-feira, 24.06.09

Capital rural

"Brasília é uma cidade e não é."

 

 

 

 

Mário Castello - Brasília - Fotografia (Brasília DF Brasil), 2008

publicado por ardotempo às 13:25 | Comentar | Adicionar

Indignado sempre...contra a tortura, contra os torturadores

 
 
Sabato
 
José Saramago
 
Quase cem anos, noventa e oito exactos, são os que hoje está cumprindo Ernesto Sabato, cujo nome escutei pela primeira vez no velho Café Chiado, em Lisboa, aí pelos remotos anos 50. Pronunciou-o um amigo que inclinava os seus gostos literários para as então mal conhecidas literaturas sul-americanas, ao passo que nós, os outros membros da tertúlia que ali nos reunia ao fim da tarde, pendíamos, quase todos, para a doce e então ainda imortal França, salvo algum excêntrico que se gabava de conhecer de cor e salteado o que nos Estados Unidos se escrevia. A esse amigo, que acabei por perder no caminho, devo a incipiente curiosidade que me levou a nomes como Julio Cortázar, Borges, Bioy Casares, Astúrias, Rómulo Gallegos, Carlos Fuentes, e tantos outros que se me atropelam na memória quando os convoco. E havia Sabato. Por um qualquer fenómeno acústico associei as três rápidas sílabas a um súbito golpe de punhal. Conhecido como é o significado desta palavra italiana, a associação haverá de parecer o que há de mais incongruente, mas as verdades são para se dizerem, e esta é uma delas.
 
El túnel tinha sido publicado em 1948, mas eu não o havia lido. Nessa altura, com os meus inocentes 26 anos, ainda seria muito o pão e o sal que teria de comer antes de descobrir o caminho marítimo que haveria de conduzir-me a Buenos Aires… Foi aquele meu inesquecível companheiro de mesa de café quem me proporcionou a leitura do romance. Logo às primeiras páginas percebi até que ponto havia saído exacta a ousada associação de ideias que me havia levado de um apelido a um punhal.
 
As leituras seguintes que fiz de Sabato, quer dos romances, quer dos ensaios, só viriam confirmar aquela minha intuição inicial, a de que me encontrava perante um autor trágico e eminentemente lúcido que, além de ser capaz de abrir caminho pelos corredores labirínticos do espírito dos leitores, não lhes consentia, nem por um só instante, que desviassem os olhos dos mais obscuros recantos do ser. Leitura por isso difícil? Talvez, mas leitura fascinante entre todas. A amálgama de surrealismo, existencialismo e psicanálise que constitui o suporte “doutrinário” das ficções do autor de Sobre héroes y tumbas, não nos deveria fazer esquecer que este auto-proclamado “inimigo” da razão que se chama Ernesto Sabato é à falível e humilde razão humana que acabará por apelar quando os seus próprios olhos se enfrentarem a esse outro apocalipse que foi a sangrenta repressão sofrida pelo povo argentino. Romances que se reportam a épocas historicamente determinadas e a lugares objectivamente definidos, El túnel, Sobre héroes y tumbas, Abbadón el exterminador não fazem ouvir somente o grito de uma consciência afligida pela sua própria impotência e a visão profética de uma sibila a quem o futuro aterra, também nos avisam de que, tal como Goya (mais conhecido como pintor que como filósofo…) já havia deixado constância na famosa gravura dos Caprichos: foi sempre do sono da razão que nasceu, cresceu e prosperou a inumana genealogia dos monstros.
 
Querido Ernesto, é entre o temor e o tremor que decorrem as nossas vidas, e a tua não podia ser excepção. Mas talvez não se encontre nos dias de hoje uma situação tão dramática como a tua, a de alguém que, sendo tão humano, se nega a absolver a sua própria espécie, alguém que a si próprio não perdoará nunca a sua condição de homem. Nem todos te agradecerão a violência. Eu peço-te que não a desarmes. Cem anos, quase. Estou certo de que ao século que acabou se virá a chamar também o século de Sabato, como o de Kafka ou o de Proust.
 
 
© José Saramago - Publicado no blog O Caderno de Saramago

 "El sueño de la razón produce monstruos" - Francisco Goya y Lucientes (Los Caprichos) 1799

publicado por ardotempo às 02:14 | Comentar | Adicionar
Terça-feira, 23.06.09

Retratos Notáveis - 34

Certeiro: na hora certa, no local certo

 

 

 

 

Fotografia: Retrato de Mário Castello (São Paulo SP Brasil) - 2009

Fotógrafo: Itaci Batista 

publicado por ardotempo às 23:56 | Comentar | Adicionar

São Paulo pintado

Graffiti fotografado

 

 

 

 

Itaci Batista - Graffiti em São Paulo / São Paulo Antigo - Fotografia (São Paulo SP Brasil), 2009

publicado por ardotempo às 23:56 | Comentar | Adicionar
Segunda-feira, 22.06.09

Para o retorno do que foi saqueado

Grécia abre novo Museu da Acrópole
 
Autoridades da Grécia inauguraram neste sábado o aguardado Museu da Acrópole, em Atenas, quase 30 anos desde sua concepção e ao custo de mais de R$ 350 milhões.
 
O prédio moderno, um projeto do arquiteto suíço Bernard Tschumi em vidro e concreto construído ao pé das históricas construções gregas, abriga esculturas da época em que a democracia de Atenas vivia o seu apogeu.
 
O ministro da Cultura grego, Antonis Samaras, disse esperar que a abertura do museu sirva como "catalisador" para a volta das esculturas que decoravam o Partenon – abrigadas há quase 200 anos no Museu Britânico, em Londres. As obras, também conhecidas como Mármores de Elgin, foram adquiridos pela instituição britânica em 1817.
 
"Depois de várias aventuras, obstruções e críticas, o novo Museu da Acrópole está pronto: um símbolo da Grécia moderna que presta homenagem aos seus ancestrais,o dever de uma nação à sua herança cultural", afirmou Samaris. O diretor do novo museu grego, Dimitris Pandermalis, criticou duramente a retirada das peças de Atenas, que classificou de"ato de barbárie".
 
"Um destino trágico as separou, mas os seus criadores tiveram a intenção de que ficassem juntas", afirmou Pandermalis.
 
 
O prédio tem três andares, vistas panorâmicas da Acrópole e abriga cerca de 350 objetos e esculturas que antes podiam ser vistas em um pequeno museu no alto do monte. No primeiro andar, encontram-se cerâmicas e esculturas, enquanto as famosas cariátides, colunas esculpidas na forma de mulheres, que sustentavam o pórtico sul do templo de Erecteion, agora decoram a rampa que leva ao segundo andar. Neste piso, pode-se ver as esculturas dos templos de Atena e o propileu na entrada da Acrópole. No terceiro, está uma reconstrução dos mármores do Partenon.
 
A cópia foi feita a partir de vários elementos que sobreviveram em Atenas, bem como reproduções dos polêmicos mármores do Museu Britânico. A instituição londrina abriga 75 metros dos 160 metros originais do friso que rodeava o salão central do prédio, e afasta a possibilidade de devolução das peças. "Acho que elas pertencem a todos nós. Somos todos cidadãos globais hoje em dia", disse a porta-voz do museu, Hannah Boulton.
 
A diferença entre os originais e as cópias é a cor mais branca das últimas, feitas a partir de moldes de gesso, enquanto os originais tem o tom amarelado do mármore milenar.
 
Publicado no blog BBC Brasil
 
N.E.: Essa é uma polêmica fundamental sobre a questão colonialista, talvez até tenha sido relativamente importante num certo momento (o que é imensamente duvidoso em sua raiz, por terem sido sempre atos brutais de saque e expropriação) que certas peças e obras de arte tenham sido levadas à Europa, como troféus ou tesouros de guerra. e ali tenham sido, por alguma sorte, conservadas até hoje. Foi o que aconteceu por um período de tempo com a Guernica, de Picasso - pela sua sobrevivência como obra de arte foi necessário que estivesse abrigada noutro museu, noutro país, distante do calor dos acontecimentos na Espanha. Depois foi importantissimo que este tesouro da humanidade fosse devolvido aos espanhóis e esteja atualmente conservado dignamente em seu solo, num grande museu espanhol. 

É imprescindível que esses grandes tesouros gregos antigos, os mármores, frisas e esculturas helênicas sejam devolvidos incondicionalmente ao povo grego - todos os que estão indevida e abusivamente em Londres, em Paris ou em Berlim (ARdoTEmpo
 
Fotografia de Mário Castello (Acrópole / Parthenon - Atenas - Grécia)
publicado por ardotempo às 13:01 | Comentar | Adicionar
Domingo, 21.06.09

Retratos Notáveis - 33

O retratista

 

 

 

 

Fotografia: Retrato de Itaci Batista (São Paulo SP Brasil) - 2009

Fotógrafo: Mário Castello 

publicado por ardotempo às 15:26 | Comentar | Adicionar

Tão alto é o preço...

A danação da herança
 
Ferreira Gullar
 
Não tenho notícia de nenhum pintor que haja cobrado para que museus, galerias de arte ou instituições culturais exponham suas obras.
 
Pelo contrário, o interesse do artista é que seus trabalhos sejam vistos, apreciados e admirados pelo público, o que se tornaria impossível se ele os mantivesse trancados em seu ateliê. Cobrar para que os exponham seria dificultar-lhe a divulgação e, consequentemente, até mesmo sua comercialização.
 
Certamente, as duas coisas andam juntas mas, para o artista, o valor principal é o estético, não o comercial. No meu convívio com dezenas de pintores, testemunhei com frequência a hesitação deles em se desprender de seus quadros, isso sem falar naqueles quadros que eles não venderiam por dinheiro algum. É que, para o artista, autor da obra, antes de ser mercadoria, valor monetário, ela é expressão, o seu modo mais verdadeiro de se inventar e de se comunicar com o outro. Se, como disse Keats, uma coisa bela é uma alegria para sempre, criá-la não é alegria menor. Todo artista sabe disso.
 
Mas o herdeiro, não, na maioria dos casos. Pouco lhe importa se o que cobra impedirá a divulgação da obra do seu pai, de sua mãe ou do avô. Para ele, herdeiro, o que importa é o dinheiro que possa ganhar com a herança que lhe caiu nas mãos. Em muitos casos, o herdeiro nem se identificava com aquele maníaco que passava, anos a fio, trancado no ateliê, borrando telas. Morto, porém, a coisa muda de figura, já que os borrões agora valem ouro. E se as exigências que fazem, o alto preço que cobram para que a obra seja exibida ou reproduzida, vão contra o interesse de quem a criou para a alegria dos outros, pouco se lhe dá, já que os mortos se defendem mal: o que importa é a grana.
 
Já experimentei a voracidade dos herdeiros, quando, certo dia, meti-me a reunir, num livro, os melhores poemas que lera durante a vida.
 
Selecionei-os e entreguei o volume a uma editora, que deveria negociar os direitos autorais com os atuais detentores. A maioria dos poemas já caíra em domínio público, mas os que dependiam dos herdeiros bastaram para inviabilizar a publicação do livro.
 
Durante dois anos, a editora trocou cartas com eles: um pedia, pela publicação de um soneto, uma pequena fortuna; outro respondeu que não cedia a ninguém o direito de publicação de qualquer obra de seu tio, pois reservava para si esse privilégio; alguns dos herdeiros nem sequer responderam. Desistimos de editar o livro. Outro caso foi quando escrevi "Relâmpagos", onde cada texto era acompanhado da obra ali referida: só um dos textos saiu sem ilustração e foi, ironicamente, o que se referia à obra de uma artista muito próxima de mim.
 
Por isso, não me espantei ao ler nos jornais a notícia de que a família de mestre Volpi está processando o Instituto Moreira Salles, por ter exibido, sem sua permissão, obras desse artista. Obras de colecionadores, que as cederam para uma exposição aberta gratuitamente ao público. As telas estão expostas, mas o catálogo da exposição não tem nenhuma reprodução de qualquer delas, tão alto foi o preço cobrado pela família.
 
Volpi não era um artista prolífero e, quando morreu, já se havia tornado um dos pintores brasileiros mais admirados pelo público e exaltado pela crítica. Por isso mesmo, a maior parte de sua produção já estava nas mãos de colecionadores.
 
Pouco depois de sua morte, começaram a surgir no mercado telas atribuídas a ele, que eram evidentemente falsas. Entende-se que a família, não tendo talvez herdado um número considerável de obras, busque cobrar o máximo de direitos autorais decorrentes da reprodução e exibição que se façam dos quadros em poder dos colecionadores.
 
É compreensível, mas não aceitável, se tais exigências terminarem por inviabilizar a difusão do trabalho do artista, único modo de manter viva a merecida admiração pela obra que produziu. E é o que parece estar acontecendo, conforme as informações que nos chegam pelos jornais.
 
Para que o IMS realizasse uma exposição no Rio, outra em Belo Horizonte e reproduzisse algumas obras num catálogo, o advogado da família pediu nada menos que R$ 100 mil, montante oito vezes superior ao que se costuma pagar. O IMS ofereceu a importância de R$ 30 mil, que foi recusada. Além disso, ele exigiu que os textos a serem publicados no catálogo fossem apresentados, antes, à família para que ela os aprovasse ou não. Censura?! Eu, que conheci Volpi de perto, sei que nada disso combina com o homem simples, sábio e cordial que ele era. 
 
 
 
 
Ferreira Gullar - Publicado na Folha de São Paulo / UOL

Fotografia de Pierre Yves Refalo - Mostra Retrospectiva MAM São Paulo

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Sábado, 20.06.09

Jean Genet, por Enrique Vila-Matas

El niño criminal
 
Enrique Vila-Matas
 
1 - Se nace así. De un padre que jamás verás. Y de una joven puta que te abandonará a los siete meses. Después, ni una sola fotografía a la que agarrarse. Ni un rostro de la madre. Sólo una investigación que acaba diciéndote que se llamaba Gabrielle Genet. Y nada más. Jean Genet creyó verla algunas veces a lo largo de su vida. En Diario de un ladrón evoca a una mendiga anciana, de rostro exangüe y redondo como la luna, que le pide dinero en Barcelona. Una ladrona, piensa, y de inmediato la asocia con la santa puta joven, la madre no vista. "¿Y si fuera ella? me dije mientras me alejaba de la pordiosera. Si lo fuese, iría a cubrirla de flores y de besos. Lloraría de ternura sobre sus ojos de pez luna, sobre su cara obtusa y boba", escribe Genet.
 
Se nace y se vive así. Y ya no es que el único misterio del universo sea que exista un misterio del universo, sino que no sabes ni tan siquiera de dónde puedes haber salido y qué haces aquí y si hay más mendigas y misterios. La muerte termina por ser una certeza más grande que su oscuro agujero. Y el mundo es grande, aunque no ha sido hecho para ti. Te adoptan unos señores, que te quieren mucho y son de un lugar adorable llamado Alligny-en-Morvan. 
 
Allí, cuando seas más mayor, serás del coro de la iglesia, ya verás. Eso te dicen, pero a los 10 años les robas, y te vas. Serás chapero, presidiario, mendigo y gran escritor. Y viajarás. Por toda clase de reformatorios, siempre pensando en la madre de la cara obtusa y boba, y tan buena. La madre que, de encontrarla, cubrirías de flores. Esa madre que a veces es una sombra, un fantasma que fornica al fondo de un tugurio del Paralelo de Barcelona.
 
2 - El niño criminal (publicado por Errata Naturae, otra nueva editorial independiente con un catálogo más que atractivo) presenta dos textos breves de Genet, uno de 1948, el que da título al volumen, y otro de 1954, Fragmentos, unas prosas que iban destinadas a un proyecto de libro tan extraordinariamente ambicioso que terminó siendo imposible llevarlo a cabo, como aquel libro que idealizara Mallarmé.
 
Una reciente iniciativa acaba de incluir en la lista de "los libros menos vendidos" del momento El niño criminal, lo que le ha permitido a este volumen de Genet pasar con gran orgullo a ser uno de los worstsellers de la temporada y obtener así, frente a los halcones que promocionan Falcones, su inesperado primer gran no-éxito entre nosotros. A Genet le gustaría mucho este fracaso español.
 
El niño criminal nos da pistas sobre la entrada y salida de la profunda crisis que padeció el escritor entre 1947 y 1954 -"me habéis convertido en una estatua", les espetó a Sartre y Cocteau-, la gran crisis que le alcanzó cuando se sintió irremediablemente extraviado, dislocado, asimilado por la cultura que le había sacado de la cárcel y había tratado de domesticarlo. Los dos textos seleccionados por Irene Antón - virtuosa especialista en Genet - señalan los límites de esa crisis. En ellos vemos a este santo autor entregarse, de manera más explícita y depurada que nunca - es decir, sin distraerse con la trama argumental de una novela y sin la necesidad de crear personajes ficticios -, a la comprensión de los dos temas que mayor peso tuvieron siempre en su obra: el crimen y la homosexualidad.
 
El niño criminal, primero de los dos textos, nos muestra el mundo de las colonias penitenciarias para menores. Genet, niño abandonado, ladrón, desertor del ejército, vagabundo y homosexual que ejerció la prostitución, se presenta ante el lector para exigirle la dureza de castigo que merecen todos sus crímenes; los suyos propios, pero sobre todo los de sus admirados niños criminales.
 
En los Fragmentos de 1954 se lamenta de que los intelectuales le hayan convertido en otro, en la llamada bomba Genet. "Ese otro tiene que encontrar algo que decir", comenta. Y comienza a ser el escritor que buscará - y al buscar saldrá de la crisis- los auténticos caminos para él. Caminos que le llevarán en la vida cotidiana, pero también en su escritura, a ser alguien en constante primera línea de fuego. Cuando la masacre - hoy todavía impune - de los campos de refugiados de Chabra y Chatila, Genet será uno de los primeros occidentales que entren allí y se enfrenten con el pavoroso espectáculo del crimen masivo, sobre el que escribiría más tarde un texto imprescindible, Cuatro horas en Chatila.
 
Genet, santo y mártir, hoy extraño worstseller de nuestras listas de menos vendidos. Como decía aquel personaje de José María Pemán, "España y Genet somos así, señora".
 
 
Retrato de Jean Genet - Pintura em óleo sobre tela, de Alberto Giacometti
publicado por ardotempo às 14:33 | Comentar | Adicionar

50 louras

Um lorde no noticiário policial

 

Ivan Lessa
 
 
A vida vai ficando cada vez mais difícil em Londres. É o que me dizem alguns habitantes desta cidade algo desiludidos. Preparam-se para dar o famoso salto duplo mortal britânico: ir morar no estrangeiro.
 
O estrangeiro é muito mais estrangeiro - e estranho - para um cidadão britânico do que para o resto do mundo. Coisa de ilhéu, li em algum lugar. Ilhéu é uma raça diferente. Cheia de nove horas. E noves fora, nada.
 
Penso em Ilhéus, na Bahia. Não fiquei lá mais que três dias. Para onde eu olhava, lá estava um ilhéu. Simpático, fraternal, hospitaleiro. Todos dispostos a cantarolar, debaixo dos coqueiros, velhos sambas de Dorival Caymmi e as mais recentes de Caetano Veloso e Gilberto Gil. Eram ilhéus e nada tinham de diferente, no sentido de nove horas, ou qualquer empombação.
 
Já os ingleses, além de sofrerem de uma grande ausência de palmeiras, coqueiros, compositores e cantores populares (peguem, se tem coragem, o Elvis Costello. Pode ser pior, mais chato? Destituído de talento?), ganharam merecidamente a fama de ilhéus e, por isso mesmo, sempre à beira de uma bizarria. Principalmente nesta época do ano, o verão, que, em inglês, convencionou chamarem, justamente, de silly season, ou seja, estação de bobeiras.
 
A polícia, por exemplo. Qualquer parágrafo começando com essas quatro palavras, em qualquer idioma, é para se tomar o maior cuidado possível. Nesta época e nestas ilhas, nestes dias, nada mais verdadeiro. Volta e meia está a polícia no noticiário. Policial, evidente. Pelas razões mais erradas possíveis.
 
Ainda agora, na semana que passou, Lorde Carlile, watchdog (é, isso mesmo, cão de guarda) das leis dedicadas ao terrorismo, acusou a polícia de estar parando na rua, para uma revista geral, gente branca, só para manter um equilíbrio nas estatísticas.
 
Nosso bom Lorde Au-Au (que me perdoe a falta de respeito, mas eu não sou ilhéu) aprofundou sua ponderação adiantando que pessoas sem o menor motivo para serem revistadas passaram a ser mera estatística para demonstrar que, entre os supostos defensores da lei, não há qualquer preconceito. Pessoas, disse ele, em alto e razoável som, brancas. Brancos, por assim dizer - e por que não assim dizer?
 
Os brancos, pois, estão sendo discriminados. Viraram fiel na balança de malfeitores ou suspeitos de terrorismo. Lorde Carlile, e me penitencio com desculpas abjetas pelo Au-Au anterior, foi direto ao cerne da questão: segundo ele, trata-se de uma tática sem qualquer mérito, além de constituir desperdício de tempo e dinheiro.
 
Também praticamente garantiu ser um caso nítido de violação dos direitos humanos. Para a imprensa, Lorde Carlile assegurou haver um bom número de casos autenticando suas afirmações.
 
Lorde Carlile, entrevistado pela BBC, deu um exemplo concreto e bem ilhéu, no sentido de sua suave bizarria, do que estava havendo no país.
 
Disse ele: "Se, por exemplo, a polícia parar para interrogar e revistar 50 louras, que, evidentemente, em nada correspondem ao perfil de terroristas, temos aí um caso nítido de violação indevida das liberdades civis dessas 50 louras". 
 
 
50 louras. Não foi em Ilhéus, na Bahia, a última vez em que vi 50 louras. Nem todas juntas, nem cada uma de per si. A bem da verdade, acho que nunca vi, juntas e me olhando feio, 50 louras.
 
Houve uma vez, em Ipanema, anos 60, no velho Jangadeiros, em que uma loura, numa mesa perto de mim, me olhou bem e... Mas isso não vem ao caso. O que eu quero saber é o porquê de "50 louras" e não "50 louros" ou "50 ruivas" ou "50 ruivos".
 
Mais: e o lordífero cão de guarda em questão não considerou a possibilidade de cabelos tingidos ou pintados? Ou mesmo perucas?
 
 
Ivan Lessa - Publicado no blog BBC Brasil
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publicado por ardotempo às 14:22 | Comentar | Adicionar

Relógios desenhados

Quando se é novo é para toda a vida
 
António Lobo Antunes
 
Não sei a idade dele. Tem o cabelo branco, o bigode branco, rugas em parênteses sucessivos dos lados da boca, um dos olhos morto, sepultado no caixão das pálpebras, as mãos tremem um bocadinho à procura das coisas e dá-me a impressão que as coisas o ajudam aproximando-se, misericordiosas
 
- Agora podes
 
da dificuldade dos dedos. Quando estão viradas para esse lado as coisas são simpáticas, quando não estão escapam-se da gente, rolam, escorregam, caem no soalho, partem-se: é preciso tratá-las com bons modos ou apanhá-las distraídas, de costas para a gente, saltar-lhes para cima
 
- Já cá cantas 
 
e as coisas, que remédio, aceitam. Então convém segurá-las pelo pescoço, de preferência com os dentes, e esmagar-lhes as vértebras num movimento rápido, como os leopardos fazem aos antílopes. Esmagar-lhes as vértebras talvez não seja boa ideia porque as coisas amolecem e deixam de servir. O melhor é seduzi-las devagarinho, sorrir-lhes, soprar piropos, adulá-las, pedir
 
- Anda cá copo, anda cá garfo
 
e pegar-lhes numa firmeza doce, a murmurar ternuras. Ao poisá-las, logo que vier a pergunta aflita
 
- Deixas-me assim?
 
responder
 
- Eu já volto
 
ou
 
- Depois telefono
 
e se as coisas estranharem
 
- Nem sequer tens o meu telemóvel
 
fingir que se toma nota no nosso, visto que vamos precisar delas de novo e convém manter uma relação de pré-namoro implícita. Quantas jarras não se quebram por falta de ternura, quantas tesouras desaparecem das gavetas, desiludidas connosco, quantas lâmpadas não se fundem na sequência de falta de carinho? E quando as casas deixam de gostar de nós e nos começam a enxotar para a rua? Quando as camisas perdem um botão de punho de propósito, sentindo-se abandonadas? E as nódoas que arranjam para se vingar da gente? A empregada lavou-as, engomou-as e elas
 
pumba
 
uma nódoa ressentida. Quem quiser ter paz não pode provocar as coisas, entristecê-las, tirar-lhes a esperança de um futuro em comum, senão a vida torna-se impossível: um pneu em baixo, a chave que a fechadura recusa, a caneta que perde a tinta a meio de uma frase, os iogurtes que levaram sumiço do frigorífico e ainda ontem lá estavam. Aproveitaram o outono para emigrar, como os patos bravos e as turistas suecas, e corre-se o risco de, ao entrar em casa, quase nem um móvel e um alicate, na poltrona, a magoar-nos a nádega. Apanhamos o alicate, exigimos explicações
 
- Como é que vieste aqui parar?
 
e explicação alguma, uma mudez feroz, ultrajada. Voltando ao início não sei a idade dele.
 
Tem o cabelo branco
(não se esqueçam das coisas)
o bigode branco
(tive de mudar de esferográfica, aí têm a prova do que disse)
rugas em parênteses sucessivos dos lados da boca, um dos olhos morto, sepultado no caixão das pálpebras, as mãos tremem um bocadinho, ao expirar o bigode horizontal, ao inspirar mete-se-lhe na boca, a perna esquerda, mais complicada que a direita, de joelho acima ou abaixo do outro, arrasta-se num ímpeto tracejado
 
(o professor do liceu para mim
 
- A tracejado, burro, não a cheio
 
diabético e cruel, cheirando a rosas podres, e eu com medo que a tinta da china do tira-linhas pingasse
- Vê lá se pingas isso tudo, palerma)
 
o fato conheceu melhores dias, o nó da gravata desaparece num dos lados do colarinho
(oxalá esta esferográfica aguente, não fui amável com ela)
e, no entanto, não sei quê nele com dezoito anos, o sorriso, um meneio, uma aura de inocência, um apetite de caramelos e comboios de lata que não sou capaz de definir e lhe flutua em torno. Espera comigo na loja do cidadão a fitar tudo num espanto de primeira vez, encantado, deve apaixonar-se por lagartixas, bolos de creme, anéis de feira, palhaços, ser uma desgraça no tracejado, como eu. Há muito tempo que não via tanta infância em ninguém.
 
 
Tira um relógio da algibeira
(um relógio de brinquedo, aposto, de ponteiros impressos no mostrador)
verifica as suas dez horas e dez horas perpétuas, volta a guardá-lo, satisfeito. Quantas vezes não desenhei relógios no pulso, com um pincel? Enquanto ele guarda o relógio aproveito para espreitar o meu e, a gouache encarnado, dez horas também, está certo. O único problema dos relógios desenhados é que se desbotam num instante, é preciso reforçar as dez horas dia sim dia não. Disse-lhe a exibir os meu ponteiros
 
- Nenhum de nós se atrasa
 
e ele, do fundo do bigode, a piscar-me o olhinho que sobra
 
- Sempre fomos pontuais não é?
 
isto afirmado não com a boca, com o único dente
(o que aconteceu às esferográficas que pifam umas atrás das outras?)
por sinal escuro, por sinal grande, se tivesse à mão uma lagartixa dava-lha, um comboio de lata, caramelos, encontram-se compinchas por todo o lado, quando o seu relógio de brinquedo e o meu relógio feito a pincel marcarem dez e meia
(dez e meia não, as aulas acabam ao meio-dia e meia)
fazemos uma corrida a ver quem chega mais depressa ao coreto do largo, perto do homem que vende castanhas no inverno e gelados no verão, podemos fumar um cigarro às escondidas, podemos tentar apanhar um pombo
(nunca consegui apanhar nenhum)
podemos comparar a profissão dos nossos pais e perceber qual é o mais importante, podemos fazer braço de ferro
(como sou canhoto com a esquerda ganho sempre)
podemos esquecer-nos um do outro que não faz mal porque arranjámos um amigo, vou-me à caixa do algodão da minha mãe, tiro um bocado, enrolo-o, aplico-o contra o intervalo entre o nariz e a boca e fico com um bigode muito maior que o dele.
 
© António Lobo Antunes

 Fotografia de Eric Tenin

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Sexta-feira, 19.06.09

Lusa Memória

Lisboa
 
Nada minha bela
me levará para longe
nem mouro, nem caravela
aqui estou na linha d'água
desejo e vela.
 
 
© Isolde Bosak - Lusa Memória
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"Nojo...até quando mamãe vai agir assim?"

O vulto da T-shirt laranja
 
Ana Helena estava parada ao lado do carro, em frente à praia, pelo lado da orla. A brisa marítima era intermitente e fria, roçando-lhe as pernas e aguçando os sentidos. A saia curta esvoaçava loucamente entre suas coxas e ela se divertia com aquilo, enquanto olhava para o mar e terminava o seu sorvete. Fazia um calor intenso, amenizado pelo vento do mar, mas ela percebia o perigo do sol como um maçarico sobre seus ombros, dourados e brilhantes de suor. A cabeleira cheia, dançarina, completava a coregrafia alucinante da saia florida. Ainda se estava fora de temporada e a praia continuava deserta.
 
Era engraçado morar num lugar tão lindo e tão frágil como aquele, que só tinha vida efervescente e desesperada durante uns três meses por ano, contando-se em fieira os feriados emendados. Ali não havia futuro para ninguém, um lugar onde se vivia com o que se comia, daí o sucesso de tempo finito para os restaurantes de peixes e mariscos. Um local de férias paralisante, terminal, para se morrer aos poucos, de tédio. Os barões do balneário - e na política local, cheia das pequenas negociatas que todos ficavam sabendo, cedo ou tarde, porque resultavam visíveis, tridimensionais - eram apenas os donos dos empórios de materiais de construção e os das próprias construtoras. essas mesmas que iam arrasando paulatinamente as belezas naturais da praia, em nome de um progresso impossível e derrisório.
 
Ana Helena nem pensava nisso, apenas sentia o frescor agradável da brisa em contraste com o calor extasiante do sol chapado como uma frigideira, enchendo os pulmões com o ar limpo, saboroso de maresia.
 
Distraída com o mar e a brisa agradável, não percebeu o vulto com a t-shirt laranja que se aproximara sorrateiramente pelo eixo de suas costas, antes que fosse demasiado tarde.
 
– “Merda... que azar...” pensou, enquanto tentava entrar com rapidez no automóvel, nervosa, procurando acertar a chave e dar a partida no carro, para fugir. Não deu certo, o sujeito entrou pela outra porta, quase ao mesmo tempo que ela e disse-lhe:
 
– “Vamos lá para o bosque da lagoa”.
– “Não, não vou”. 
– “Vai, sim, vamos agora, sai com o carro”. O rapaz mostrou-lhe a arma e tocou-lhe brutalmente com o cano nos seios. – “Vai rápido, você vai me dar tudo!
 
Ana Helena sentiu um gelado correr por dentro, uma solidão de abandono a invadi-la, apesar do calor do dia e do sol escaldante.
Saiu com o carro e foi contornando a avenida deserta à beira-mar, devagar, buscando ganhar tempo e vendo se encontrava algum conhecido para pedir socorro, mas o horário de sol pleno era desfavorável a ela e o rapaz ia indicando com firmeza os caminhos para os desvios mais ermos do balneário, afastando-se da praia, desse jeito logo estariam na parte rural da cidadezinha. Os que os viram passar ao longe, não desconfiaram de nada.
 
– “Me deixa sair, fica com o carro...
– “Vai dirigindo, não fala nada, vai pra lá, do lado daquela árvore...” falava o vulto da t-shirt laranja, enquanto apertava a pistola contra seu corpo, aumentando o medo de Ana Helena.
– “Pára com isso, me deixa em paz...
– “ Fica quieta, você vai fazer tudo o que eu quiser, não fala, não grita, vou te comer todinha, tira a calcinha, quero ver tudo...” o cara se debruçava sobre ela, a arma apertada em seu peito, machucando-a, Ana estava aterrorizada, quase perdera o controle do carro e saíra da estradinha de terra, por sobre a relva, no local onde ele indicara,  isolado e escondido.
– “Filho da puta...
– “Fica quieta, olha aqui...” ela viu aquele volume horrível e repulsivo à sua frente. Ele a obrigou a abrir a boca e engoli-lo todo, brandindo negligentemente com a arma perigosa e embalada, apontada diretamente para seus olhos, enquanto a segurava pelos cabelos com força exagerada, sacudindo sua cabeça com violência para todos os lados. Os safanões dolorosos não lhe permitiam qualquer reação ou pensamento encadeado Ela somente sentia a dor insuportável dos repuxões nos cabelos.
 
Ele fez o que quis com ela. Possuí-a pela frente e por trás, com violência, ameaçando-a com a arma, ela nem sabia dizer onde nem como ele se satisfizera. Fôra um desatino e evidentemente, um horror, o que acontecera de pior em toda a sua vida. Ela permanecera travada, seca. Num determinado momento, sentiu-se como morta, quis morrer ali mesmo, houve um silêncio longo e então o rapaz, bem mais jovem do que ela, falara:
 
– “Sai do carro e vai caminhando sem olhar para trás, não pára, não olha, daqui a quinze minutos você pode voltar, não volta antes... Sai, sai agora e caminha...
 
Ela estava semi-desmaiada mas saiu arrastando-se como uma zumbi, sem norte. Mas não caminhou muito tempo, deixou-se cair no chão, na areia granulada, na sombra de uma árvore e chorou, de olhos fechados, comprimida numa escuridão ensangüentada de luz, que criara para si naquele instante, olhos apertados, rosto contra a terra, fugindo do acontecido.
 
Depois de um tempo que parecera interminável, sabia lá Ana Helena quanto se passara, de olhos fechados, abismada e humilhada, ela se levantou, abriu os olhos devagar e mirou, aterrorizada por todos os medos, em todas as direções. 
Viu o carro ao longe, bem mais distante do que lhe parecera possível e não viu mais ninguém, nenhuma movimentação ao redor. Nem sombra do vulto da camiseta de surfista, cor de laranja. Retornou com cautela, cambaleante, não tinha as chaves do carro e percebeu, com horror, que estava sem a calcinha. “Que filho da puta...desgraçado, sem pai nem mãe, corno, veado, desgraçado, filhoooo da puuuuta...” ela pensava e rosnava e gritava...
 
Ana Helena circundou o carro, examinando o seu interior, reconhecendo o terreno e o matagal nas imediações. Tudo estava calmo, um tempo paralisado em calor, sem tensões, apesar da sua taquicardia, do seu medo, da sua raiva e de seu nervosismo. A chave ainda estava no contato, por sorte e a sua calcinha, por azar, toda melada e úmida, abandonada sobre o banco traseiro. 
 
– “Onde esse desgraçado tinha gozado? ... dentro dela ou na sua calcinha? ... filho da puta, desgraçado... vou te matar, seu desgraçado sem mãe...punheteiro, filho de padre”.
 
Ela dirigiu de volta para a cidade em alta velocidade, como se estivesse fugindo de seu próprio temor, da sua história futura, olhando com atenção, assustada, para ver se ainda descobria o vulto, a sombra alaranjada temida, na tarde que se fazia deslumbrante sem hiatos de nuvens no céu, aquela brisa revigorante a afagar os vestígios de seus sentimentos destroçados. 
 
Foi direto para sua casa, o mais direto possível, passando pelo centro e fazendo os atalhos que conhecia, os olhos em tempestade no meio do dia renascentista. Ela joga-ra com ódio a calcinha ainda molhada, pela janela do carro, na direção de uma lata de lixo cheia de entulho, na esquina da avenida central do balneário. Ninguém testemunhou o seu gesto de repulsa nem ela se preocupou em ver se acertara o alvo, queria desfazer-se do objeto nojento.
 
Entrara em casa silenciosamente, descalça, correndo e refugiara-se, sem ruídos no banheiro onde se lavara frenéticamente, esfregando-se toda enquanto chorava copiosamente. A água do chuveiro, inundando-lhe o corpo fizera-lhe bem, o sabonete cheiroso consolou-a com a sensação da limpeza e da renovação.  Foi para seu quarto, trancou a porta, ligou o ar condicionado, fechou as janelas, deitou-se nua, ainda molhada e escondeu-se num sono sem sons e sem culpa.
– “Filhoooo da...” ainda pensara enquanto adormecera como uma âncora de navio que se desprende em queda livre, em direção ao fundo da baía protegida das intempéries.
 
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Demorara-se para o jantar, via de longe a família reunida à mesa, seu pai, sua mãe, quase todos os seus irmãos e a sua irmã bem mais novinha. Todos conversando alegremente, fazendo alguma bagunça, o alarido natural que conhecia tão bem. Chamavam por ela. Nunca conseguiria contar nada a eles, muito menos a seus pais. “O que devia fazer, esquecer tudo, lavou, tá novo?
 
– “Oi Ana, dormiu heim? Boa noite, bom dia... Olha essas olheiras...” 
– “Olha, hoje tem o linguado com camarões grandes, que você tanto gosta... sua mãe só pensa em você, só faz essas coisas especiais, quando você volta e vem passar essas temporadas por aqui...” 
– “É, mas todos comem também...venha sempre Ana, que assim todos passamos bem...
– “Ihhh, olha como está silenciosa, nem parece a Ana dos camarões gigantes, parece a bela adormecida mesmo, hipnotizada...
 
Ana Helena comia automaticamente, em silêncio e sem vontade, fingindo interesse para não chamar demasiadamente a atenção de ninguém para um drama que nenhum deles podia sequer suspeitar, enquanto todos jantavam e brincavam uns com os outros.
 
De repente, um ruído na porta e o rapaz entrou com estardalhaço, fazendo ruídos arrastados. Ana viu, com o canto dos olhos, quando a mancha laranja do vulto passou rapidamente às suas costas e refugiou-se no banheiro, como ela fizera à tarde.
 
– “Onde esse filho da puta se mete, nunca respeita ninguém, onde ele esconde aquela arma medonha...?” pensou Ana enquanto parava, definitivamente, de comer...
– “Estuprador desgraçado, covarde, não merece os pais que tem...” pensava com ódio, em silêncio, quase gritando.
 
– “Ehhh, chegou o surfista revoltado...” 
 
– “Vem comer, aproveita, hoje está demais, vem comer os camarões da Ana... esses tesouros maravilhosas que ela abandona...
 
– “Ninguém sabe por onde esse anda, só pensa naquela prancha...acho que passa o dia inteiro no mar...
 
Ana Helena deixou passar um tempo, levantou-se da mesa e saiu silenciosamente procurando não despertar muita atenção, deslizando de volta para seu quarto. Parou em frente a porta cerrada do banheiro, escutou o barulho da água do chuveiro, chutou a porta com violência, enquanto pensava:
 
– “Nojo... até quando mamãe vai agir assim?...nessa proteção, sempre, sempre...
 
Na sala de jantar, em meio ao alarido, aparentemente ninguém se importara com nada, nem com a saída de Ana Helena da mesa, nem o estrondo do chute na porta. Do banheiro, não viera nenhum ruído humano, nenhuma resposta, fora o barulho da água caindo.
 
Ana refugiou-se no seu quarto, trancou cuidadosamente a porta com duas voltas da chave, ligou o ar condicionado, tirou a roupa e deitou-se, olhos abertos na escuridão. Naquela noite demorou a adormecer, talvez porque tivesse dormido excessivamente durante a tarde.
 
 
© Alfredo Aquino - A Fenda, Iluminuras- 2007
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Chico Buarque: escritor

Leite Derramado
 
Chico Buarque
 
Eulálio Montenegro d’Assumpção está deitado na enfermaria de um «hospital infecto». O seu corpo frágil testemunha uma existência centenária que «se alongou além do suportável, como linha que se esgarça». Pobre e solitário, a única coisa que lhe sobra é a memória, mas esta tornou-se uma «vasta ferida», um «pandemônio», uma porta aberta por onde entra o passado, sem qualquer ordem cronológica, multiplicando-se em ínfimos detalhes («recordo cada fio de barba do meu avô, que só conheci de um retrato a óleo»), enquanto o presente se estreita, baralha e desfaz.
 
Mesmo na miséria, Eulálio mantém o aprumo e os tiques de superioridade social, aprendidos numa família em que se falava francês até para pedir o saleiro. À sua volta, só vê «gente desqualificada». O som do televisor está sempre alto demais e as baratas trepam pela parede. Entre a dor e a morfina, entre a vigília e os sonhos a preto-e-branco, ele tenta narrar a sua vida, fixá-la, transmiti-la nunca se sabe bem a quem (porque tanto se dirige às enfermeiras como à filha, tanto barafusta com os médicos como interpela a mãe morta há muitas décadas).
O romance é uma sucessão de monólogos fragmentários e contraditórios, nos quais certas histórias reaparecem insistentemente, mas sempre contadas de outra maneira, a partir de outro ângulo, com outra vibração. A verdade, se existe, é instável. Tudo pode ter sido assim – ou ao contrário. Na cabeça «meio embolada» de Eulálio, os tempos misturam-se, cruzam-se, coalescem. E os espaços também. Já não há palacete em Botafogo, chalé em Copacabana, apartamento na Tijuca, nem fazenda na «raiz da serra» (invadida pela favela), mas no «palavrório» do moribundo eles recuperam o antigo esplendor.
 
O protagonista de Leite Derramado é a charneira de uma longa linhagem de Eulálios, tradicionalmente próximos das elites e do poder. O tetravô português lutou contra as tropas de Napoleão; o trisavô desembarcou no Rio com a corte de D. João VI; o bisavô foi um barão negreiro; o avô um abolicionista que queria lucrar com o regresso dos escravos a África; e o pai um senador da Primeira República, pródigo nos negócios e nos vícios. A tibieza do narrador marca de certa forma o começo do declínio: depois dele, a filha casa-se com um imigrante italiano de segunda geração; o neto torna-se maoísta (morrendo nas prisões da Ditadura); e o tetraneto trafica drogas, fechando o ciclo da decadência dos Assumpção.
 
Quer pelo arco temporal abrangido, quer pelo imenso leque de personagens, pode dizer-se que Chico Buarque escreveu uma saga familiar – só que uma saga familiar de câmara: breve, compacta, reduzida ao essencial. Uma das principais virtudes de Leite Derramado é precisamente esse milagre de condensação e leveza, para o qual contribui uma escrita depuradíssima. Outro ponto forte é a articulação feliz entre as experiências individuais e as colectivas. Na história dos Eulálios são sempre legíveis – à transparência – alguns dos momentos capitais dos últimos 200 anos de História do Brasil.
 
O fulcro do livro, porém, está em Matilde, primeira mulher e único verdadeiro amor do protagonista. É essa figura feminina intangível (capaz de entrar no oceano «como se pulasse corda») que ilumina a solidão de Eulálio. Um dia, desaparece de casa, deixando para trás marido, filha bebé e um mistério (a razão da sua fuga) que reverbera em todas as páginas, como premonitório sinal do caos futuro.
 
No exercício narrativo quase perfeito que é Budapeste, de 2003, Chico Buarque parecia ter atingido o cume das suas capacidades literárias, mas neste Leite Derramado sobe ainda mais alto e assina um dos melhores romances em língua portuguesa da primeira década do século XXI.
 
 
 
Publicado no blog Bibliotecário de Babel

 

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Quinta-feira, 18.06.09

Vagabundos

Vagabundos
 
José Mário Silva
 
[Luar sobre os arrozais. Deitados numa pequena elevação, dois homens olham as constelações muito nítidas que se desenham no céu.]
 
- Quando ficas assim, parado, a olhar para cima, o que vês?
- O mesmo que tu.
- As estrelas?
- Não. 
- O espaço negro entre elas?
- Também não.
- Então o quê?
- A memória da nossa fome.
 
[Um dos homens está agora sentado, com um pano aberto sobre os joelhos, a cortar fatias muito finas de pão seco e tiras ainda mais finas de toucinho. O outro olha fixamente para o movimento da faca, enquanto aconchega o seu casaco em farrapos.]
 
- Queres um bocado?
- Sim.
- O que é que me dás em troca?
- Deixa-me pensar. [Vasculha os bolsos vazios.] 
- Sabes que tens que me dar qualquer coisa em troca.
- Sim, já calculava. Olha, posso dar-te uma história.
- Que história?
- A minha. Uma bela história. A minha história.
- É alegre?
- Não. Nada. Pelo contrário. É até muito triste.
- Então está bem. Podes começar. [Estende-lhe um naco de pão seco; o outro espreita o pouco que lhe coube, sem esconder o desalento.] Querias mais? Pois não protestes. Só levas o toucinho quando chegares ao fim.
 
[Passaram quarenta minutos. Os dois acabam de comer. Parecem saciados.]
 
- Muito boa, a tua história.
- Muito bom, o teu toucinho.
- Há muito tempo que não ouvia uma história tão trágica.
- Há muito tempo que não comia um toucinho tão bom.
- Mas como posso ter a certeza de que a história é mesmo verdadeira?
- Não podes, nem isso interessa. Eu também não sei se foste tu que mataste o porco.
 
[Um dos homens levanta-se, aproxima-se do canavial, colhe um lírio. O outro encolhe-se, com frio.]
 
- O que tens na mão? Um lírio?
- Não.
- Uma estrela?
- Não.
- O amor que perdeste há tantos anos?
- Não.
- A primeira palavra do teu último poema?
- Não.
- Um reflexo da manhã que se aproxima?
- Não.
- A própria ideia de brancura?
- Isso, amigo. A própria ideia de brancura.
 
[Os dois homens voltam a deitar-se na pequena elevação, bebendo saké de uma garrafa opaca. Olham as constelações lá no alto, agora difusas. Luar sobre os arrozais.]
 
 
José Mário Silva - Efeito Borboleta
Pintura de Vincent Van Gogh
publicado por ardotempo às 03:56 | Comentar | Adicionar
Quarta-feira, 17.06.09

Perfil

Mariana Ianelli
 
Escritora, poeta e jornalista cultural. 29 anos. Cinco livros publicados, pela Editora Iluminuras de São Paulo. Participação em outros livros, como CARTAS, de Ignácio de Loyola Brandão (Iluminuras). Inúmeros textos e poemas publicados em periódicos de expressão nacional como as revistas BRAVO, APLAUSO e CULT; e jornais como FOLHA de S.PAULO (MAIS e Ilustrada), O ESTADO de SÃO PAULO e CAROS AMIGOS.
 
Participacão como convidada-palestrante na 12ª Jornada Literária Internacional de Passo Fundo RS - 2007
 
Livros publicados:
Trajetória de Antes (1999) - Poesia - Editora Iluminuras
Apresentação: Ignácio de Loyola Brandão
Duas Chagas (2001) - Poesia - Editora Iluminuras
Apresentação: José Mindlin
Passagens (2003) - Poesia - Editora Iluminuras
Apresentação: Nelly Novaes Coelho
Fazer Silêncio (2005) - Poesia - Editora Iluminuras
Apresentação: Fabricio Carpinejar e José Castello
Almádena (2007) - Poesia - Editora Iluminuras
Apresentação: Marco Lucchesi e Antonio Carlos Secchin
Treva Alvorada - Poesia - Editora Iluminuras
- próximo lançamento
Ianelli (2005) - Biografia 
Apresentação: Emanoel Araújo
 
Jovem talento da melhor expressão da nova produção intelectual brasileira, de grande disciplina e de extensa produção singular, já convidada à participação no Printemps de Poétes, em Rennes, pela Université de Rennes 2, em 2000.
 
Prêmio Bunge (anterior Prêmio Moinho Santista) - Poeta Contemporânea Brasileira (Categoria Juventude/Literatura) 2008
Finalista do Prêmio Portugal Telecom 2008
Finalista do Prêmio Prime BRAVO 2007
 
Atividades de formação e integração de jovens estudantes secundários de Escolas Públicas, por convite da prefeitura de São Paulo, em 2005 e 2006, em leituras de textos e poemas, seminários e palestras.
Trata-se de uma jovem personalidade de destaque na vida intelectual paulista e brasileira, no decorrer dos últimosdez anos  (de 1999 a 2009), com site de Personalidade no Universo Online desde 2000.
Seu mérito fundamental decorre não somente de sua profícua produção intelectual como escritora, de altíssima qualidade e profunda seriedade, com reconhecimento nacional e internacional entre seus pares, mas também e principalmente, pelo seu exemplo de sua dedicação profissional, de sua disciplina pessoal e de distinção na criatividade intelectual, o que permite ensejar a qualidade expressiva do pensamento jovem brasileiro a outros jovens de sua contemporaneidade.
 

 

publicado por ardotempo às 14:15 | Comentar | Adicionar

O verbo e a verba

O verbo e a verba
 
Leonardo Brandt
 
Nossa recém-conquistada democracia ainda padece de reconhecimento dos mecanismos de participação,  representação e exercício de poder. Queremos um lugar digno para as artes e para a cultura, mas ainda não sabemos relacioná-los com o Estado em crise, o deusdará do mercado e uma realidade que inclui cidadãos sem direitos, congresso inoperante, judiciário indiferente e controle cada vez mais absuluto dos sistemas financeiro e midiático. Difícil reconhecer quem corrompe e quem é corrompido nessa areia movediça.
 
Talvez por forte influência de Walter Benjamin e Marshall McLuhan, acredito na arte como forma de libertação. E no artista (do pensador ao poeta) como cidadão dotado de capacidade inequívoca de elevar a sociedade a um patamar de conquista ética. Já não sei podemos nos referir a arte como referiam os dois em suas respectivas épocas, mas ainda vale-nos evocar seus ideias e, sobretudo, protegermo-nos dos riscos e suscetibilidades apontados pelos dois.
 
Da ameaça nazista à consolidação da “aldeia global”, a arte e os artistas continuam sofrendo sérias ameaças, como nos previne Joost Smiers em “Artes sob Pressão”. E com isso, comprometemos todo o processo civilizatório. Docilizados, afugentados e cooptados por sistemas de poder, distanciam-se de maneira preocupante do indispensável terreno fértil para pensar, denunciar, provocar e projetar mundos e utopias, distantes ou presentes.
 
Nosso sistema de financiamento às artes mostra-se cada vez mais frágil. Ainda enxergamos o artista como alguém que o Estado precisa proteger e manter. Não o vemos como instância de sustentação de toda a sociedade. Alguém com capacidade de re-significar nosso campo simbólico, liberando-nos a todos dessas mesmas amarras.
 
A serviço das instâncias de poder, seja Estado, corporação ou mesmo o próprio mercado das artes, o artista não só perde sua capacidade intrínseca de criar, construir, libertar e cooperar, como corre o risco de transformar-se num potente capataz desses sistemas. Por outro lado, pode e deve dialogar com todos eles, até mesmo para ampliar sua capacidade crítica e sua mobilidade por ambientes cada vez mais contaminados.
 
Democracia se faz com arte, já diz o bordão deste blog. O único despachante da arte é o artista, que pode e deve se valer de profissionais e assessores que garantam os seus direitos e a sua autonomia, indispensável para o exercício de sua função pública (e, porque não, privada).
 
Deve, por outro lado, agir com repúdio e desconfiança, quando algum governo (seja ele popular ou populista, democrata ou demagogo) pretender colocar-se como o despachante único e universal dos interesses dos artistas. Ao desautorizar a CNIC, minimizar e menosprezar o papel da justiça, obstruir o acesso aos processos admintrativos e exercer seu poder de escolha, veto e direcionamento político à arte e aos artistas que financia, o MinC distancia-se de maneira preocupante do Estado Democrático de Direito.
 
Vejo com muita desconfiança esses movimentos todos, forjados a partir da manipulação da opinião pública. Para o governo todos estão errados: os produtores são aproveitadores, as empresas oportunistas, os artistas privilegiados, os técnicos atravessadores. Todos são culpados por algo que não funciona única  e exclusivamente por má gestão e  incompetência do próprio governo.
 
E todos que não conseguem acessar o instrumento, por ausência de Estado e mais incompetência governamental, aceitam de maneira passiva e inerte um discurso conveniente e demagógico, porém perigoso, sobretudo por não encontrar qualquer efetividade na prática dos gestores que proferem tais palavras mágicas.
 
Em vez de acreditar nessa conversa fiada, devemos lutar por menos impostos para as empresas culturais, asfixiadas pela inoperância, desleixo e inoperância do MinC; pelos investimentos prometidos via Mais Cultura, que aplica míseros 20% das verbas disponíveis para fazer frente ao mercado injusto e concentrador; por um pacote anti-crise, prometido para o fim de maio.
 
Por dignidade para artistas e agentes culturais de todo o Brasil, cansados da esquizofrênica distância entre o verbo e a verba.
 
 
Leonardo Brandt - Publicado no blog Cultura e Mercado
publicado por ardotempo às 13:28 | Comentar | Adicionar
Terça-feira, 16.06.09

Campanha de beatle - Vamos aderir?

Segunda-feira sem carne
 
O beatle Paul McCartney está liderando uma campanha para convencer a população a não comer carne uma vez por semana, com o objetivo de ajudar no combate ao aquecimento global. Músicos, atores, cozinheiros famosos e celebridades - assim como as duas filhas de McCartney, Stella e Mary - também participam do movimento, batizado de Meat Free Monday ("Segunda-Feira Sem Carne", em tradução literal).
 
Para demonstrar seu apoio, chefs de conhecidos restaurantes da capital britânica passarão a oferecer cardápios vegetarianos opcionais às segundas-feiras. E autores de livros de culinária criaram receitas vegetarianas especias para o site da campanha.
 
 
"Temos de nos preocupar com a mudança climática porque, caso contrário, vamos deixar nossos filhos e os filhos deles em uma situação muito complicada", disse Paul McCartney ao jornal britânico The Independent.
 
A família McCartney conta com o apoio não apenas de gente ligada ao mundo do showbusiness, mas também de especialistas dos campos da ciência, dos negócios e do meio ambiente. O cantor britânico Chris Martin, o ator americano Kevin Spacey e o empresário britânico Richard Branson estão entre eles.
 
O site da campanha Meat Free Monday cita dados da entidade de pesquisas climáticas Climate Research Network, segundo os quais a produção de alimentos seria responsável por entre 20% e 30% das emissões dos gases que provocam o aquecimento do planeta. A criação de animais seria responsável por metade dessas emissões. Segundo estatísticas incluídas no site, entre 1961 e 2007, o consumo de carne no mundo quadruplicou e o consumo de frango aumentou dez vezes.
 
Em sua entrevista ao Independent, McCartney - famoso por seu vegetarianismo - admite que, às vezes, em meio a tantos conselhos, pode ser difícil saber como contribuir para um mundo mais limpo, mais sustentável e mais saudável. "Optar por um dia sem carne por semana é uma mudança significativa que todos podem fazer, e que vai até o centro de várias questões políticas, ambientais e éticas, tudo ao mesmo tempo", afirma o beatle.
 
A família McCartney reuniu cerca de 40 celebridades - incluindo a cantora Kelly Osbourne, o cantor Mobi e a viúva de John Lennon, Yoko Ono - para um evento de lançamento da campanha Meat Free Monday na tarde desta segunda-feira, em um hotel no centro de Londres. A ideia de McCartney e seus amigos não é nova. Em maio, a prefeitura da cidade belga de Ghent lançou uma campanha para tentar convencer seus cidadãos a abrir mão do consumo de carne pelo menos um dia por semana.
 
A campanha do beatle e das autoridades belgas é uma reação a um relatório da Organização das Nações Unidas (ONU). Segundo o documento, a criação de animais gera mais gases responsáveis pelo efeito estufa do que o setor de transportes.
 
Publicado no blog BBC Brasil 
Fotografia de Mauro Holanda
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publicado por ardotempo às 03:22 | Comentar | Adicionar

Editor: ardotempo / AA

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