Segunda-feira, 11.05.09

Sobre CARASSOTAQUE

Mia Couto escreve:
 
Quero congratulá-lo pela qualidade do texto. A mesma problemática da procura da identidade num mundo que nos convida a sermos ninguém me ocupa a mim, enquanto escritor e cidadão.
 
Um abraço e a gratidão
 
Mia Couto

 

 

publicado por ardotempo às 19:13 | Comentar | Ler Comentários (2) | Adicionar

A identidade secreta do escritor invisível

El hombre que amaba el enigma
 
Rafael  Argullol
 
En 1941 la Warner Brothers contrató a John Huston para que dirigiera una película basada en El tesoro de Sierra Madre, una novela que había tenido gran éxito en Europa y que por aquel entonces se estaba afianzando también en Estados Unidos. Como Huston, además del realizador tenía que ser el guionista, el autor de la novela, B. Traven, fue invitado a Hollywood para comentar el proyecto. Traven respondió a la productora que prefería que fuera John Huston quien viajara a México para conocer la atmósfera en que se situaba su obra. El ataque a Pearl Harbour, en noviembre de aquel mismo año, interrumpió provisionalmente el inicio de la película.
 
 
Tras la guerra, en 1946, se reiniciaron los contactos de modo que Huston se trasladó a Ciudad de México para conocer a Traven. Esperó una semana en el hotel donde debía producirse la cita sin que el novelista se presentara. Finalmente acudió a su encuentro un hombre delgado, de ojos azules, más bien bajo de estatura que respondía al nombre de Hal Croves, traductor de Acapulco. El desconocido le entregó al cineasta una carta de Traven en la que éste se disculpaba a causa de una enfermedad, al tiempo que concedía a Hal Croves toda su confianza para negociar no sólo los aspectos económicos sino también los creativos de aquella colaboración que debía culminar en el traslado del texto literario a la pantalla.
 
Así comenzó una relación extraña, entusiasta al principio y al final tempestuosa, en la que Huston, crecientemente interesado por averiguar la identidad del invisible Traven, intercambió numerosas cartas con Hal Croves, el representante de Traven a todos los efectos. Durante la filmación de El tesoro de Sierra Madre, a lo largo de 1947, Croves se presentó en San José Purúa, Michoacán y Tampico, los escenarios naturales en los que Huston trabajaba. Al parecer no estaba demasiado convencido con el guión. Tras la finalización de la película el desacuerdo fue total. Hal Croves escribió a la revista Life que John Huston no volvería a utilizar jamás una novela de Traven y, pese a la gran acogida que tuvo la película, acusó en Time al director de ser un "mal observador".
 
 
Naturalmente, pese a sus esfuerzos, John Huston nunca tuvo contacto con el autor de la novela, B. Traven, sino únicamente con Hal Croves. En cualquier caso el éxito de la película excitó la curiosidad del público norteamericano por averiguar la auténtica personalidad del novelista. Sin embargo esta curiosidad ya estaba por entonces bien consolidada en Europa, sobre todo en Alemania, y también en México. Nadie sabía exactamente quién era Traven a pesar de que sus libros, en especial El barco de los muertos y El tesoro de Sierra Madre, publicados originalmente en alemán en los años veinte, habían tenido una difusión extraordinaria. El propio B. Traven, desde la invisibilidad, había contribuido a fomentar la confusión de manera que ya en la época de la filmación realizada por Huston, además del enigma de su identidad, había un auténtico desconcierto sobre la lengua literaria del novelista. Para unos era el alemán; para otros, el inglés norteamericano. Al no indicar que se trataba de traducciones, sino de textos originales, Traven insinuaba que las ediciones norteamericanas e inglesas de sus obras recogían los textos que habían salido de su pluma, lo cual no dejaba de ser anómalo dado que en los años veinte, cuando irrumpió como autor en el panorama literario, todos sus libros aparecieron en alemán.
 
Paralelamente en la patria de adopción de B. Traven, en México, donde tenían lugar la mayoría de sus narraciones, el interés por descifrar la identidad del novelista se acrecentaba, singularmente tras hacerse públicas las tensiones ocurridas durante el rodaje de la película de Huston. Inalcanzable por el momento B. Traven los periodistas encontraron la pista de otro hombre que, como Hal Croves, era delgado, de baja estatura y ojos azules. Este hombre se llamaba Torsvan.
 
 
En plena polémica alrededor de la película de El tesoro de Sierra Madre, con Hal Croves contra John Huston por la traición intelectual a B. Traven, éste fue inequívocamente identificado con Torsvan por el periodista Luis Spota en un artículo publicado en la revista mexicana Mañana. El artículo de Spota, que había entrevistado repetidas veces a Torsvan en Acapulco, causó sensación porque aparentemente acababa con el enigma de B. Traven. De acuerdo con el periodista el verdadero nombre del escritor sería Traven Torsvan (o Traven Torsvan Croves, lo cual integraría al irascible Hal), un norteamericano nacido en Chicago en 1890. Torsvan habría aparecido en México en 1926 -paradójicamente el año de la publicación de El barco de los muertos en Alemania- y allí habría participado, en calidad de fotógrafo, en la expedición del arqueólogo Enrique Juan Palacios a Chiapas. B. Traven sería finalmente visible: norteamericano, con el inglés como lengua materna y viajero por el sur de México, como se refleja en las novelas.
 
Sin embargo Torsvan lo negó todo e incluso envió una carta al diario mexicano Hoy en la que rechazaba la tesis de Spota y proclamaba: "¡Yo no soy Traven!". Recuperada la invisibilidad B. Traven no se pronunció sobre el asunto, ni siquiera a través de su mensajero Hal Croves. En cualquier caso tanto Hal Croves como Torsvan eran hombres delgados, de baja estatura y con ojos azules, y cada vez había más adictos a la idea de que también B. Traven reunía estas características.
 
Hay un cuarto hombre implicado: se llama Ret Marut, un escritor anarquista y antibélico que en los años de la Primera Guerra Mundial y la inmediata posguerra publicaba un periódico radical, Der Ziegelbrenner (el horneador de ladrillos), enteramente escrito por él mismo. Marut era actor de teatro, agitador y alegaba haber nacido en Estados Unidos. Estuvo a punto de ser fusilado durante los acontecimientos revolucionarios de la primavera de 1919 en Múnich. A partir del último número de Der Ziegelbrenner, dos años después, sus huellas se desvanecieron, no sin que corriera la leyenda de que Ret Marut era un hijo ilegítimo del káiser Guillermo II.
 
 
Cuando aparecieron las primeras novelas de B. Traven varios críticos compararon el estilo y las ideas de éste con los de Ret Marut y en la década de 1960 Rolf Recknagel demostró con notable contundencia, a través de un exhaustivo análisis textual, que Ret Marut y B. Traven eran el mismo autor con dos nombres distintos y en dos etapas distintas de su vida. Y de hecho Ret Marut se esfumó en Europa por la misma época en que Torvsan hizo su aparición en México.
 
Ahora que se publica entre nosotros la nueva edición de El tesoro de Sierra Madre (Acantilado) no es ocioso recordar que, a pesar de todo nuestro empeño, B. Traven ha conseguido mantener su camuflaje y, en consecuencia, ese enigma que en su caso se convirtió en una verdadera razón de ser. Probablemente fue Ret Marut; probablemente fue Torsvan; probablemente fue Hal Croves. Pero nunca estaremos seguros.
 
En 1969 la prensa mexicana lamentó la muerte de B. Traven al morir Hal Croves. Las cenizas de Traven o de Croves, o de Torsvan, o de Marut, fueron dispersadas por la selva de Chiapas, el Estado tan amado por el autor y donde ocurrieron varias de sus aventuras novelescas. En el testamento, Traven (o Croves) había expresado su deseo de "volver a la selva". Algo así como cuando en el espléndido final de El tesoro de Sierra Madre el polvo de oro, alejándose de la codicia de los hombres, es empujado por el viento de regreso a la montaña.
 
 
Publicado em El País
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publicado por ardotempo às 15:48 | Comentar | Adicionar

Mariana Ianelli e Siron Franco

Cartões postais de arte, da poeta e do artista
 
Será lançada no dia  05 de junho uma série inédita de poemas cartões postais de Mariana Ianelli e Siron Franco. São poemas especialmente escolhidos pela premiada poeta para essa edição de arte e um conjunto inédito de desenhos em cores realizados recentemente (2009) pelo grande artista brasileiro, editados e publicados em formato de cartões postais por ARdoTEmpo.
 
 
 
© Edições ARdoTempo
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publicado por ardotempo às 14:34 | Comentar | Adicionar

Vale mais que a saúde de todos

País perde controle dos transgênicos
 
Agnaldo Brito
 
 
 
A primeira safra de milho geneticamente modificado no Brasil ampliará o descontrole do país em relação ao controverso uso desse tipo de produto na indústria de alimentos.
 
Além de já representar uma ameaça de contaminação a produtores de variedades não transgênicas, o milho transgênico deverá contaminar milhões de toneladas do grão convencional devido à decisão dos produtores de não separar os dois tipos de cultivo.
 
A reportagem da Folha visitou regiões produtoras no interior do Paraná e ouviu de produtores e cooperativas que não existe estrutura suficiente para colheita, transporte e armazenagem da produção transgênica separada da convencional.
 
A Lei de Biossegurança não exige a separação da produção, mas é clara ao exigir a fiscalização de todos esses processos, o que não ocorre. Responsável por esse controle, o Ministério da Agricultura diz que ele é realizado, embora os produtores neguem.
 
Edmundo Klotz, presidente da Abia (Associação Brasileira das Indústrias da Alimentação), afirma que a indústria está sendo obrigada a controles de matéria-prima que não são de responsabilidade dela. 
 
A falta de controle confronta o direito dos consumidores de saber o que consomem e pode dificultar as exportações de produtos agrícolas e pecuários.
 
Agnaldo Brito - Publicado na Folha de São Paulo / UOL
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publicado por ardotempo às 14:32 | Comentar | Adicionar

Tudo branco

Instalação

 


 

Eleonora Aguiari - Branco - Instalação - Sala em branco, luz, mesa e pregos (Paris - França), 2009

publicado por ardotempo às 14:11 | Comentar | Adicionar

Conversa no balcão

Crónica do cálice de bagaço

 
António Lobo Antunes
 
 
 
A mulher levou-lhe o filho para casa dos pais, informou que queria viver a vida dela, meteu a roupa na mala, foi-se embora.
 
- Não lhe vou pedir batatinhas
(diz-me ele)
 
há coisas que um homem não pode aguentar.
 
Não aguenta, de facto, carrega nuns bagaços que o ajudem, insiste
 
- Há coisas que um homem não pode aguentar
 
e os bagaços não ajudam lá muito, já experimentou calmantes, trazer pequenas, ir ao bar de alterne com os amigos e nada disso ajuda muito também.
 
- Quem é que ela pensa que é?
(pergunta-me ele)
explique você que tem estudos quem é que ela pensa que é?
 
Não penso seja o que for, não a conheço, dois miúdos disputam uma bicicleta na rua, um coxo dá à bomba à perna doente, avançando contra a maré do passeio: não anda, marca penaltis a chutar a perna defeituosa, e ao imaginar a trajectória da bola invisível o
 
- Quem é que ela pensa que é?
 
longíssimo. Uma palmada no balcão
trá-lo de volta:
 
- Está-me a ouvir ao menos? Não deixou uma blusa para amostra
 
no momento em que o coxo consegue um pontapé perfeito, não esses tortos, para o céu, como se Deus jogasse. Limpa o balcão com um resto de toalha, a apagar a palmada
 
- Desculpe lá amigo, a gente exalta-se
 
seguido de uma tosse até ficar roxo porque o bagaço se enganou no caminho. Endireita-se a esfregar na manga lágrimas de engasgado, em que aproveita para incluir uma da alma
 
- Não lhe vou pedir batatinhas
 
e engrena na descrição dos fins de semana sozinho, almoço com o jornal, jantar com a televisão, um amigo de vez em quando, músico na filarmónica da polícia, a quem o clarinete anda a tirar o fôlego
 
- Soprar de manhã à noite cansa
 
também partidário do bagaço
(o coxo some-se na esquina num último remate)
que se lhe planta à mesa de cotovelos na toalha, mudo como um gato pingado ou a falar da filha solteira, que o clarinete pensa que engravidou de um padre:
 
- De quem é a barriga?
 
ordena ele e a filha atrás do cotovelo
 
- Não me bata senhor
 
a esposa do músico que se foi embora também
 
- Uma desgraçada
 
acerca da qual aprendo que tinha uma névoa no olho direito que os médicos não foram capazes de consertar e portanto torcia a cabeça, como os periquitos, para dar fé do mundo
 
- Tanto a torceu que se foi embora com um ourives para a Covilhã
 
a dissolver-se nos fundos de uma loja. A garrafa não parou de viajar entre a prateleira e o copo
 
- É servido?
 
demora-se um momento
 
- A Covilhã, amigo
 
no tom em que se fala dos Camarões ou da Tailândia
 
- Cabe na cabeça de alguém morar na Covilhã?
 
e o copo quase até cima porque a Covilhã o assusta, experimenta concebê-la
 
- Será como Aveiro?
 
onde a mãe dele nasceu e os barcos passeiam nas avenidas
 
- A minha mãe contava que os barcos passeavam nas avenidas
e eu a imaginar paquetes em alamedas, becos, ondas de encontro aos prédios, peixes nas árvores:
 
- A minha mãe de Aveiro, o meu pai de Coimbra
não bem Coimbra, uma aldeia perto
- Vinte quilómetros, nunca lá pus os pés
 
e o bagaço de regresso à prateleira com um letreiro colado a adesivo As bebidas expostas são para consumo no estabelecimento, e pelos vistos são. Pelo menos a garrafa a três dedos do fim
 
- Que se lixe o fígado, ouviu?
a apontar o próprio cinto
- Que se lixe o fígado
 
e a mulher a viver a vida dela enquanto ele lixa o fígado. No Centro de Saúde há um cartaz com um fígado são e um fígado doente, lado a lado, e o fígado doente uma esponja esburacada. A enfermeira anunciou-lhe que derivado à esponja esburacada a barriga cresce e ele a esmurrar o tórax, vitorioso
 
- Ainda está lisinha
(quantos golos terá marcado o coxo, desde que nasceu até agora?)
 
ao fim do dia desce uma placa de ferro sobre a porta, tranca-a com um cadeado, vai para casa espiar o guarda--fatos vazio, a cama do filho vazia, um frasco de perfume esquecido na mesa de cabeceira, circula de compartimento em compartimento a farejar ausências. Tenho uma
ideia vaga da mulher, pequena, ruiva, uma ideia do filho
(Nelson)
acocorado num degrau, no Carnaval em que o mascararam de Gato das Botas, com bigodes de carvão nas bochechas e o rapaz triste de não ser Príncipe ou Astronauta. Recordo-me do pai, ultrajado com as pretensões espaciais do filho
 
- Se te apetece um foguetão sai mais barato dar-te uma chapada que vês logo as estrelas
 
de modo que o Gato das Botas resignado aos bigodes de carvão e à cauda feita de um rolo de vedar janelas. A vizinha de fada e o Nelson, de Gato das Botas apenas, deve ter indignado a ruiva, despertado o instinto malévolo de viver sozinha
 
- Na galderice como as outras
 
a prometer-se a si mesma um explorador lunar. Mete a rolha no gargalo com um soco feroz
 
- Até já me informaram que arranjou um carteiro como se fosse emprego tocar campainhas e meter envelopes em buracos
 
confronta-me com a possibilidade tenebrosa
 
- Que raio de mulher se interessa por um camelo que mete envelopes em buracos?
 
e a lembrança do frasco de perfume esquecido a aumentar, de chinelos conjugais no corredor, de outra escova de dentes no copo, e de repente uma vozinha de pavio de círio
 
- Você sabe o que é ter saudades de uma escova de dentes, amigo?
 
Por acaso sei, enfim julgo que sei mas calo-me. Uma escova de dentes cor de rosa, com pêlos brancos um bocadinho desgrenhados, uma escova de dentes linda a iluminar-me uma zona escondida da alma. Procuro trocos na algibeira, peço
 
- Dê-me aí um calicezito de bagaço
 
que não me importa que o meu fígado se torne uma esponja esburacada. A gente tem de morrer de qualquer coisa, não é?
 
António Lobo Antunes
Fotografia de Mauro Holanda
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publicado por ardotempo às 13:46 | Comentar | Adicionar

A vida é quântica

Se correr o bicho pega...
 
Ferreira Gullar
 
Lula é um homem esperto, de uma sagacidade política rara. Embora inculto, pouco afeito a leituras, se conseguiu chegar às alturas que chegou, foi graças à capacidade de compreender as situações que se criam e sacar de que modo agir em face delas.
 
Por isso mesmo, julga-se superdotado, merecedor de todas os elogios. Em função disso, opina sobre tudo e mal disfarça a vaidade pelo prestígio que conquistou. Sem exagero, pode-se dizer que Lula é "mega", sugeriu que o Brasil começou de fato com ele e que, graças a seu governo, podem agora os brasileiros se orgulharem do Brasil. Não faz muito tempo, disse que nunca se sentira tão feliz, sem nenhuma razão para queixas. Claro, há pouco fora chamado de "o cara" por Barack Obama e gozara da distinção de se sentar ao lado da rainha Elizabeth.
 
Com razão, ria à toa.
 
Mas eis que uma notícia inesperada acabou-lhe com a alegria: Dilma Rousseff, sua candidata à sucessão, está com um câncer linfático. Uma bomba. De fato, essa má notícia vinha introduzir, no plano de construção da candidatura de Dilma, um fator inesperado, altamente entrópico, perturbador, com o qual Lula não contava não saber lidar. Nem ele nem ninguém.
 
Primeiro problema: manter em sigilo aquele fato ou divulgá-lo? Lula não demorou a perceber que o segredo seria inevitavelmente revelado e daria margem a especulações perigosas. Naturalmente, Dilma, como toda e qualquer pessoa, atingida por semelhante fatalidade, tende a mantê-la em segredo, e isso ela o fez, ocultando-a até dos filhos, da mãe e dos amigos mais chegados.
 
Lula, porém, percebendo a ameaça que aquilo significaria, determinou que ela o revelasse. Chamou seu ministro da Comunicação, para montar a entrevista em rede nacional de televisão, com a equipe de médicos do Hospital Sírio-Libanês, onde o tumor havia sido extirpado.
 
Aquela entrevista foi uma coisa patética, pelo menos para mim. Mal conseguia crer que ali estava uma senhora a revelar à nação que tinha um linfoma. Por sua livre e espontânea vontade, jamais o faria e, se o fez - aparentando naturalidade ao falar de tão grave doença - foi sem dúvida, porque o presidente da República o determinara.
 
Esse é o cara. Não apenas sagaz e autocentrado, mas também sempre pronto a impor sua vontade. Todos têm de se curvar a ele e submeter-se ao que entende por seu próprio projeto político. Pareceu-lhe óbvio que a doença deveria ser revelada ao país, mas logo se deu conta de que isso criara outros problemas, já que não é a mesma coisa votar numa pessoa saudável e votar em alguém que está com uma espada pendente sobre sua cabeça.
 
Ele levou Dilma para Manaus e, lá, afirmou que ela necessitava ser forte para enfrentar a nova situação, mas logo afirmou que ela não tinha nada, que estava curada. Em seguida declarou que era sua candidata e logo acrescentou que isso ainda devia passar pelo PT e a base aliada, como se de fato não estivesse há quase dois anos trabalhando por sua eleição sem pedir licença a ninguém. Parece que, no entanto, agora, com o inesperado linfoma, bateu-lhe a insegurança. Dará mesmo para sustentar essa candidatura nas novas condições?
Difícil resposta. Se a candidatura já era um problema, uma vez que, apesar do esforço de Lula para impô-la, não conseguiu conquistar a adesão da maioria dos eleitores, agora, a coisa torna-se bem mais difícil.
 
Embora desejemos que a ministra supere a doença, não é possível ignorar a possibilidade de que o linfoma volte a aparecer e essa possibilidade contamina-lhe a candidatura de uma insegurança que atinge tanto os eleitores quanto o PT e os partidos aliados do governo.
 
Pensemos no PMDB. Terá ele, agora, a certeza de que, apoiando a candidatura de Dilma, obterá no futuro as benesses do poder? Se já antes, parte dos peemedebistas se aproximava de José Serra, como reagirá, agora, o resto do partido? Por isso mesmo, Lula já chamou os dirigentes do PMDB e lhes disse que Dilma é a candidata e está curada.
 
 
Não há dúvida de que o dono do pedaço entrou numa entaladela, esforçando-se para mostrar-se seguro.
 
Logo ele. É que, a esta altura, não há alternativa: ou Dilma é a candidata ou Lula fica sem candidato para 2010. Chamou-me a atenção um pequeno fato ocorrido em Manaus: quando um repórter perguntava a Dilma sobre a doença, Lula os interrompeu: "Chega de falar de doença, isso dá doença". Mas não foi ele mesmo quem a fez se declarar doente?
 
Pois é, se correr o bicho pega, se ficar o bicho come. O homem põe e o acaso dispõe. A vida é quântica.
 

 

Ferreira Gullar - Publicado na Folha de São Paulo / UOL 

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publicado por ardotempo às 13:06 | Comentar | Adicionar

Editor: ardotempo / AA

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