Havana, de Yoani Sánchez
Sai na Itália o primeiro livro de Yoani Sánchez - publicado em italiano. A blogueira cubana que não pode sair de Cuba, nem pode sequer sair de Havana, mas que arremessa sua voz pelo mundo todo através de seu blog - dois anos e 300 posts colocados na rede com imensas dificuldades. Mas já conquistou um importante prêmio de jornalismo digital na Espanha e agora publica o livro de seus posts na Itália. Leia o trecho inicial do livro, o seu primeiro post colocado na internet, em espanhol:
“Es abril y no hay mucho que hacer, solo mirar desde el balcón y confirmar que todo sigue como en marzo o en febrero. La Plaza de la Revolución – un pirulí truncado que asustaría a cualquier niño - domina los bloques de concreto de mi barrio. Frente a mí, dieciocho pisos de hormigón llevan el cartel de Ministerio de la Agricultura. Su tamaño es inversamente proporcional a la productividad de la tierra, así que me dedico a mirar con mi catalejo las oficinas vacías y sus ventanas rotas. Vivir en esta zona “ministerial” me permite interrogar los altos edificios desde los que salen las directivas y resoluciones para todo el país. Manías de orientar el lente y pensar “ellos me observan, pues yo también los observo a ellos”. De esas inspecciones con mi telescopio azul he sacado bien poco, la verdad, pero una impresión de inercia traspasa el cristal y se cuela a través del hormigón de mi edificio modelo yugoslavo.
Miro a los que van con su jabita vacía para el mercado y muchas veces regresan con ella igual que a la ida. Yo también tengo una bolsa plástica, aunque la mía va doblada siempre en un bolsillo, para no denotar que me ha devorado la maquinaria de la cola, la búsqueda de la comida, el comadreo de si el pollo vino o no al mercado racionado… En fin, que tengo la misma obsesión por alcanzar algún producto, pero trato de que no se me note demasiado.
En mis delirios de contar las auras tiñosas que sobrevuelan al pirulí truncado y mientras me pregunto cómo llenaré la jaba, arribo a la idea más peligrosa que he tenido en treinta y dos años. El arranque parece estar influido por la húmeda locura de abril, fruto evidente de la malsana comezón primaveral. Acerco el teclado de mi vieja laptop, que un balsero necesitado de un motor de chevrolet me ha vendido hace medio año y comienzo a escribir. El viaje de este aprendiz de Magallanes se frustró, pero ya la computadora me pertenecía, así que no hubo vuelta atrás.
Comienzo con algo que está a medio camino entre el grito y la pregunta, no sé aún que éste será mi primer post, unidad primigenia de una bitácora. La escena es simple, una mujer enclenque y sin sueños ha dejado de mirar para empezar a contar lo que no ve reflejado en la aburrida tele y en los ridículos periódicos nacionales.
Antes de iniciar mis desencantadas viñetas de la realidad, la voz de la apatía me advierte que mi escritura no cambiará nada. El susurro del miedo saca a relucir a mi hijo de doce años y el perjuicio que la catarsis materna podrá acarrearle en su futuro. Oigo la voz de mi madre que me grita “Mi´jita pá qué te metiste en eso” y anticipo las acusaciones de infiltrada de la CIA o de la Seguridad del Estado que también lloverán. El vigilante detrás de mis cejas pocas veces se equivoca, pero el loco con el que comparte espacio no me deja oírlo. Así que empiezo a redondear el primer post y con él la jabita, el alto ministerio improductivo y la balsa que flota en el Golfo, pasan a un primer plano.”
Yoani Sánchez - Publicado no blog Generación Y